Cinco ideas sobre el amor
Publicado en Jan 19, 2014
RESUCITADO Era de noche y el fulgor de tus ojos me tenía amordazado Envuelto en un sopor, en un sutil estruendo Otra vez Brillaron para mí las ramas del viejo encino Otra vez Sentí el rumor de la pasión Que me corría desde los pies Tan liviana y festiva como eres Ángel mío pudiste penetrar el blindaje de mis secretos Y desnudo el cuerpo y con el alma sin pellejo Te metiste con toda confianza en la estructura de mis huesos Y yo que al verme al espejo veía sólo un desierto Yo que últimamente he sido un saco enfermo de huesos Ahora tengo el malestar de un adolescente ando dormido pisando al gato, en la cocina derramo la leche suena el teléfono y siento que mi corazón se detiene. Otra vez se como descifrar una mirada, miro a la gente a la cara Me importa Dios, las cosas simples Entiendo hasta el más breve barullo de la ola que rompe en las orillas de las ramas crujiendo con el viento de la música estruendosa del vecino. Otra vez hago planes, y he vuelto a tener sueños húmedos Cada palabra es una seda, cada canción un aliento divino Soy un coleccionista de belleza y la más dulce y discreta Ahora duerme al lado mío. EL DEDO EN LA LLAGA El recuerdo de un mal amante se lleva cosido al alma Con tres puntos de soldadura, una herida infectada Dos cartas de cursilerías, una botella de grappa Un paquete de mentiras, un corazón arrugado Tres desprecios, un rechazo, dos velas a San Antonio Un rosario entre las manos, un deseo desarmado Un colibrí disecado en el fondo del bolsillo En el congelador hielo y sal haciendo un hechizo Un cuchillo clavado en la tierra desterrando tu semilla Un barco que se hace trizas en medio del pavimento Una fiebre continuada uno y otro y otro día La lucha que no se rinde, el deseo que no se apaga Peor especie que la humana, no se extingue No se rompe, no claudica, no se vence, no perdona, no se marcha. El tacto de un mal amante duele como astillas Como carne descosida, como aguja atravesada Duele de día, de noche, de tarde y de madrugada Es un fajo de billetes que al final no vale nada Pero cuánta compasión se gana con la máscara de mártir Pero cuántos admiradores he sumado a mi causa Cuántos corazones junto conmigo ardientes Claman por su verdugo, blindan su recuerdo Y prolongan indebidamente su estancia en el infierno Navegando en las redes sociales. ARCOIRIS PRIVADO Me gusta cuando me miras en azul y cada pestaña tuya se vuelve caricia en mi. Me gusta cuando me quitas los candados y me vistes de rosado-dulce-seda Me gusta que el blanco entre nosotros no sea realmente blanco, sólo una idea Me gustan los momentos de película Los virados a cian, magenta o sepia. Me gusta la escala cromática que el antojo de tu ser en mí despierta. Me gusta ser contigo más roja que el fuego más azul que el cielo, más negra que la noche. Me gusta que en sombras Me perciba luminosa tu mirada Y aun de luces Puedas ver refulgente, la oscuridad en mí. MÁS SOMBRA QUE MI SOMBRA Yo era tu sombra hasta que un día me diste la espalda me lanzaste por la borda de esta fragata y tú sabes que ni nadar sabía. Así la corriente me llevó a la deriva los labios eran tela de sal supuraban las heridas aves carroñeras de mi carne hicieron trizas Mil veces fui sumergida. Y entonces me habitué a esta rutina A que fueras más sombra que mi propia sombra Por ello me han juzgado Como una eterna derrota. Mi amor se dice es incorrecto La causa latente de mi decadencia Porque no quise salvarme de la tormenta Porque jamás volví a tierra Porque quiero que sigas siendo en mi vida Más sombra que mi sombra. DISIDENTE Un día desperté bien despierto y decidí alejarme de los sitios Donde pensar en ti era un vicio Donde todas las cosas, incluso las hermosas Se desprendían de tu historia. Y en lenta curación, un poco más cada día Sanó el dolor de tu recuerdo, como una costra que desde el fondo de mi pecho se descosía En una tienda de viejo, dejé tus aretes, tu chal un guardapelos y dos marcos con tu foto dentro. Y desnudo como llegué a esta vida le hice el amor a una sábana de algodón llena de ti y vacía y aunque la cama era sólo mía, de cuando en cuando sentía junto a mí el fantasma de tu cuerpo liviano hasta que digerí mi soledad extensa Y aprendí a vivir en su compañía. Mientras en la tuya alguien más vivía.
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