Las consecuencias de tener una imaginacin tan grande.
Publicado en Jan 22, 2014
El universo es tanto grande como fantástico, tiene un tanto intrigador y un tanto misterioso. Es verdad que nosotros llamados “Fuerza de la naturaleza” a lo que vendría siendo una exploción volcánica, toneladas y toneladas de metal fundido de la mano con rocas a miles de grados centígrados siendo expulsadas a una velocidad sorprendente alcanzando así alturas enormes, nos parece una suma “Titánica” de fuerza. También existe la fuerza Geo-Rotacional, relativamente nueva que promete rebazar por mucho a la energía eléctrica, la idea es aprovechar la energía que tienen las mareas, las corrientes de los ríos, el agua en movimiento, y después hacer algo productivo con esa energía.
Pero algo que no se ha tomado en cuenta para catalogarlo como “Fuerza de la naturaleza” Serían los imponentes agujeros negros, absorven cuerpoS de billones de toneladas en masa, así como también fracciona y absorve cientos de estrellas cada que uno se presenta. Inclusive podríamos decir que “Tose” Cuando normalmente se presenta una “Hipo” en un agujero negro, lo que sale de él, no es nada más ni nada menos que un rayo gama. Eso sólo para demostrar la basta y exagerada cantidad de energía que orbita por ahí, sin rumbo entre el frío y la oscuridad, de lo que también es un temible hábitat de índole cósmica. El joven Ryan es un muchacho sencillo, su padre es un hombre de ciencia, él desde pequeño coleccionaba esos telescopios de juguete, y éste mismo hábito se lo heredó a su hijo. Entre la gama de contactos del señor se encontraba Richard Damasio, un astrónomo y podríamos decír que el único en la ciudad, un pequeño pueblo retirado del mundo tecnológico, estancado en los años 70's que simplemente no evoluciona ni afronta los problemas que han salido en éstos últimos 40 años. Ryan iba todas las tardes saliendo de la escuela al “Mirador” para hacerle compañía al astrónomo, así como recibir una pequeña cátedra acerca del tema. Su padre, recolectó las noticias del periódico de cuando se llegó a la luna, que probablemente hayan venido de su padre también, tenía todos los recortes, todas las noticias y todas las citas en relación al espacio, a la NASA, todo lo que pudiese ser. ¿Cómo no iba a despertar ese interés en su hijo? Ryan, cuando era niño, comúnmente estaba con un pantalón de mezclilla claro, usado múltiples veces por la escases de ropa quizá, pero siempre limpio, y una camisa blanca que no se percudía jamás. Además de eso se amarraba una sábana roja pequeña, justa a la medida, prometiéndose que algún día viajaría al espacio, vería todos los misterios que el universo esconde, y le bajaría alguna estrella a su madre. El niño no entendía por que su madre lo tomaba como halago, pero quizá sus sueños no eran tan fantasiosos, desde siempre se forjó esa meta. Un viernes como cualquier otro, salió de su escuela, tomó el autobús habitual y llegó al “Mirador” en donde operaba Richard Damasio junto con sus compañeros astrónomos, gente de bata, mujeres, y ancianos más que nada, eran los que completaban la población de dicha sucursal. El Dr. Richard ya lo estaba esperando, el cual sostenía un lente en la mano derecha donde tenía un guante habitualmente blanco, y mirándolo por debajo de sus lentes le dijo: Ya ni siquiera pides permiso verdad? -Preguntó Richard con una sonrisa que le sacaba algunas arrugas nuevas- Jeje, perdón yo. Yo, si quiere me regreso a pedirle a Jeremy el... -Comentó Ryan tímido- ¡Nada de eso hijo! Ya sabes que eres parte de nosotros – Respondió Richard invitando al joven haciendo señas de mano- La clase de hoy es muy interesante ¿Porqué señor Richard? Bueno, pues, resulta que nos llevó equipo nuevo, ya sabes, nuevos microscopios, nuevos telescopios, tubos de ensayo, muestras genéticas, la gente del pueblo viene para acá a hacer pruebas con las que el hospital ni siquiera sabe que hacer -Comentó el Sr. Richard muy seguro de su eficacia en cuanto a trabajo se refiere- Y me gustaría darte la noticia de que se aproxima un eclipse, pero nada de eso. El cielo ha estado tranquilo. Después de ese comentario y con permiso del científico, Bryan acercó su ojo para ver por el telescopio, el cual era gigantesco, era blanco,y era después de todo, el centro del “Mirador” todo lo que vió le pareció hermoso, parecía que todo lo lindo y bello del universo se había apegado todo lo posible hasta el punto de abrazarse con tal de entrar en el campo óptico del jóven, lo que alcanzaba a ver no era en su totalidad negro, sino que ésta ves se había tornado un tanto rosa, tonalidad que adopta el cielo cuando está a punto de anochecer, había constelaciones de colores preciosos y uno que otro cometaba que pasaba horizontalmente a la velocidad de la luz. Tan sólo mira esas estrellas Ryan -Dijo Richard Damasio serio, exitado de saber que tenía con quien compartir su conocimiento, ese sentimiento de satisfacción que tienes cuando una persona te entiende, y además TE QUIERE ESCUCHAR, Richard se sentía casi como un padre para ese niño, su padre no tenía mucho tiempo para él, pero tenía un gran corazón, era un buen tipo. ÉL sin embargo, podría atender a Bryan y estar en el trabajo al mismo tiempo, la única gran diferencia- Me tacharán de loco, nunca lo he contado a fin de hacer polémicas, pero ve lo grande que es lo que puedes ver, si te asomas dentro de una hora verás totalmente otras cosas, si le pones más “Zoom” verás mejor, si se lo quitas podrás enfocar a otros planetas, otros tipos de vidas Ryan... ¿Usted...? -Dijo Ryan con una expresión de confusión alejándose del telescopio gigantesco- ¿Cree qué haya vida en otros planetas? Personalmente no creo en Dios, pero la idea de que en todo eso que puedes ver.. Sólo exista vida en la tierra, me parece tonto, y más si tomo el concepto de una deidad que forjó el universo... ¿Qué nos haría tan especial a nosotros? ¿Porqué no les daría “Amor” y “Atención” a sus demás creaciones?... ¿O sólo las deja volando al vacío y sin preocuparse de ellos? A lo mejor nosotros los estamos viendo a ellos, pero ellos nos tienen controlados, y no nos dejan esparcir nuestro conocimiento sobre ellos, ¿Quién sabe? Hmmmm, -Respondio Ryan sin palabras, tratando de entender la filosofía de su mentor- ¿No son como los pintan verdad? Pues yo creo que no, pero pensándolo bien ¿Porqué no? Es decir, alguna mente curiosa tuvo que haberse basado en algo, tuvo que tener un cimiento alguna vez, para creer que los hombres de afuera (Al menos los de algún planeta definido) son así, delgados, altos, y con grandes cabezas – Dijo Richard mientras iba por un libro de los tantos que tenía un estante- Mira. -Replicó antes de colocar en su mesa de trabajo un libro de pasta gruesa, contenido extenso y una cubierta de polvo que intriga más- Según tenemos entendido -Dijo cambiando las páginas con los guantes puestos- Darwin, el autor de “La teoría de la selección natural” Nos comenta que los hombres de antes eran muy... No lo sé, “Primitivos” vamos a decírle, su complexión física era más “Tosca” muy grande, puesto que ellos comían la carne cruda, después de que descubrieron el fuego, estamos hablando que ingerían carne más suave y vemos que el mentón se ha ido haciendo más pequeño, quizá más “estético” en una sociedad donde el físico habla más de lo que tu mente podría alcanzar jamás... -Explicó Richard Damasio a su discípulo mientras sostenía dos cráneos, uno del hombre actual y uno de un neanderthal- ¿Entonces le da credibilidad a la teoría en cuanto a su complexión física? Así mismo joven pupilo. Pero ese concepto de que llegan en platilos siento que es muy anticuado, a menos que pasen por dificultades los modelos de sus naves cambiaron, deben tener ahora mejores cosas, pero quizá vieron que somos inútiles, a lo mejor, así como los colonizadores, ellos buscan en la tierra algún mineral, una especie de vida para mano de obra, o algo que les sirva. No creo que sólo lleguen con intenciones sádicas de querer conquistar el mundo, es más, siento que para ellos sólo somos unos cuantos perros de raza, que cuidan con el alma por lo caros que son, pero sólo hablo patrañas con un niño de bachillerato. Gracias por el cumplido doc... Jaja, sabes que bromeo, pero en serio, imagina en todo lo que viste, en lo que te faltó por ver, y en lo que no alcanzaste a ver, el universo cada vez crece más, y así como hay calentamiento global, hay partes del mismo que se congelan, ¿No lo sabías? Pues también hay partes del mismo que sólo se incineran, aún no hay datos con mayor contenido al respecto, pero es verdad, y es creíble. -Replicaba el Sr. Richard- Éste es tú regalo del día de hoy -Dijo el científico mientras sostenía una caja grande y pesada- No la maltrates mucho, y ábrela en casa, justo cuando llegues a tú alcoba, eso dramatiza el momento- ¡Muchísimas gracias Doc! -Comentó el estudiante ya en punto de partida- Mi mamá le manda saludos. Gracias hijo, aquí estamos a tú servicio. El joven se despidió de Jeremy el cual siempre estaba sentado en una mesa a la derecha de la entrada, y en cuanto terminó de pisar el suelo de la edificación corrió a toda velocidad como era de esperarse, debía caminar unas cuantas cuadras que en realidad no era mucho, pero si la noche caía ya se tornaba un tanto tétrico el paisaje, era un sitio seguro, y quizá era más seguro por que la gente se cuidaba más que ahora. El niño llegó a su casa entusiasmado por el regalo, saludó a su mamá como todos los días, ella le hizo la típica pregunta de “¿Qué tal te fué?” y la límitada imaginación del joven sólo se prestaba a responder “Bien mamá” sin mayor adorno nin detalle. El chico estaba en su habitación cuando le quitó el primer pedazo de cinta adhesiva a su caja donde venía el gran tesoro, ya tenía un telescopio, pero éste fué usado con fines científicos por un astórnomo de verdad, no era algo que podía comprar con su mesada, sino algo más allá de eso. Al abrir la caja se dió cuenta de que era un paquete específico para él, se ve que el Dr. Tomó sus medidas para hacer más especial el regalo que de por si ya era como una joya para el estudiante, ahí anexado venía un documento, un trabajo hecho por el mismísmo Dr. Richard Damasio, astrónomo y quizá una íntima figura paterna para Ryan. El título era tan simple y a la vez tan “Atrapador” que casi te obligaba a leerlo completo una y otra vez después de escuchar lo que Ryan escuchó. El título era “Mira, hacia las estrellas”más la foto de Richard Damasio en la izquierda, muy pequeña, se ve que fué redactada con la seriedad de un documento muy importante. El muchacho como todo un inovador se sentó en una mesita que tenía dentro de su habitación, prendió una lámpara que estaba en esa misma mesa, y con un lápiz en la mano se puso a leer el documento un lapso de tiempo bastante prolongado. Debido a la seriedad del documento había terminología científica que el estudiante no entendía, así que a su mano derecha tenía un diccionario, y en cuanto veía algo raro en el documento lo subrayaba con su lápiz amarillento y después lo buscaba en el diccionario, lo cual hizo más gustoso pero más tardado la lectura. Ya se había hecho un poco más tarde, casi llegó a demorar una hora en leer todo eso, después de entender cada una de las palabras que ahí venían. Su mente no le dejaba existir, él sentía que en su mundo transitaban Gb y Gb de información inacumulable e indetenible. Se consideraba así mismo ahora como un sabio de las montañas, como una especie de erudito de la era moderna, concentrándose en los astros, las estrellas, los hoyos negros, las nuevas formas de vida, todas las formas de vida, todo lo que estuviera relacionado con el tema. Además de hacer breves investigaciones propias, quien sabe, a lo mejor haya perdido uno o dos kilos de tan sólo usar la cabeza. En fin, el muchachito instaló el aparato como debía ser, venía bien empacado y aún se mantenía en un estado excelente, parecía nuevo el artefacto a decir verdad. Lo puso en la mínima potencia y comenzó a cambiar algunas coordenadas, casi jugando con su telescopio nuevo, pero él bien sabía que observar desde su ventana era poco práctico y jamás vería nada interesante. No duró ni más de 2 segundos cuando la inquietud y el deseo de saber más lo cegaron, y se vió obligado a ir al patio de su humilde casa. Su mamá se preocupó pór que salió como rayo con un aparato tan grande y vistoso como ese. Era grueso, con una base débil y casi sin peso, pero era un traste bastante incómodo, su madre lo siguió hacia la puerta, en cuanto vió que era otro telescopio sólo se detuvo y se recargó en el marco de la puerta que era color blanco, estaba lavando los platos, ya era su última labor del día y habría terminado otra pesada rutina de trabajo. ¿Es nuevo ese telescopio amor? -Le comentó la madre a su hijo desde la puerta- Si mamá, el Sr. Richard me lo regaló – Afirmó el joven mientras ponía bien el artefacto en su base- ¿Fuíste a “El Mirador” de nuevo? -Preguntó la madre ya más tranquila- Si, el Sr. Richard me dijo que les había llegado equipo nuevo, y que como ésta belleza que ves aquí ya había entrado en desuso decidió regalarmelo. Además venía con uno de sus documentos, era un reporte científico. ¿Y tenía algo interesante? Ahh nada, sólo eran algunas anotaciones que hizo el Doc mientras curioseaba con su telescopio gigante... -Ryan se volteó para ver mejor su madre, entre ellos había cerca 20 metros de distancia, realmente salió encarrerado desu habitación- Bueno, mientras no te lo hayas robado todo estará bien. ¡Mamá!... ¿Qué sucede hijo?... Mira por un segundo las estrellas -Comentó el joven con una seriedad de calidad fílmica- ¿Te alcanzas a imaginar cuantas cosas hay allá fuera? Inmersas en ese mar de estrellas, cuantos tipos de vida abrá, cuantas cosas, no lo sé, naves, ejércitos, sociedades distintas, mundos distintos, políticas distintas. Es una maravilla. Hmph -La madre del jóven respondió esbozando una sonrisa- Cuando conocí a tú padre era un chiquillo nada más... Él se divertía horas haciendo lo mismo, sólo que él con una libreta de “Bitácoras” anotando varias cosas que veía, personalmente siento que mi vida profesional me iba a arrebatar ese tiempo de estadía contigo. Y ya no ves mucho a tú padre, sólo lo ves cansado por que llega del trabajo, es normal, pero. Bueno, cuando mínimo sé que tienes amigos, y el Sr. Richard que te trata como a su propio hijo... El punto es que eres igual a tú padre -Comentó ya con una sonrisa, la cual era reflejo de nostalgia, de recordar con cariño esos viejos tiempos- Y eso es bueno.. En la mente del joven sólo sonaban las caricias de un músico tocando su violín con mucha dedicación, así como unas deliciosas voces de ópera con notas delicadas, apenas audibles, pero que acompañanan el momento, el joven asomaba sus ojos en el lente de su telescopio, aumentaba la frecuencia de su aparato tan sólo girando un botón. Poco a poco se sumergía en las maravillas del universo, el aparato no estaba a todo lo que daba, apenas veía unos cuantos metros, quizá un kilómetro o 10 cuando mucho de altura. Así que puso el aparato a todo lo que daba, y lo acomodó a un ángulo que él creía correcto, quien lo viera de perfil diría que trazó una linea diagonal, el muchacho aún sorprendido y como niño con juguete nuevo. Descubrió algo nuevo, y fué corriendo de vuelta a su libreta siguiendo el consejo de su madre, se recargó un poco en el cuerpo del telescopio para anotar las coordenadas que tenía su telescopio, la hora exacta y todos los datos científicos necesarios, como los básicos tambié, su nombre la fecha y por demás. El joven entusiasmado prestó toda su atención a una anomalía muy partícular que captó, quizá, a tan sólo unos minutos de haber empezado, descubriría algo que muchos científicos no. El cielo que él veía era azul, pero no un azul feo y oscuro, sino un azul si, oscuro, pero para nada opaco, resultaba hasta brillante, no al grado de fosforescente, pero un color muy hermoso, como el de los arrecifes que han sido captados con cámaras de alta definición. Bueno, ahora ese cielo con un azul tan hermoso se había tornado negro, pero de vuelta no un negro simple, sino un negro brillante, con una consistencia acuosa, es como si una gota de petróleo se extendiese hasta formar un oceano, y flotara en el espacio en dirección a la tierra. Ryan no recordaba nada en el reporte del Dr. Richard similar a eso, ni lo recuerda de ningún libro ni de ningún reporte, ni de ningún lado, a lo mejor estaba alucinando, u otra razón más factible es que el telescopio estaba descompuesto, no por nada se lo regalarían. Vió el telescopio por el otro extremo (El grande) pero no había ningún fallo con el lente, vió a sus alrededores para probar sino eran sus ojos los que no se acostumbraban a tanto acercamiento, y nada. Simplemente veía a la perfección, es normal que la vista nos juegue trucos, pero éste no era el caso. La mancha se expandía cada vez más, pero no se veía encima del lente, sino que se veía a distancia, como si el “Petróleo” supiera que Ryan lo observa y quisiera eliminarlo. Su aventura comienza aquí, la mancha se expandió cada vez más como un virus por los pobladores de la tierra. Ryan se alejó de su telescopio y quizo asegurar con sus propios ojos que no haya nada en el cielo, pero era imposible, con la luna a sus espaldas no le permitiría ver nada. Se enfocó de nuevo en el telescopio y para su sorpresa, vió que la mancha negra en el espacio había adoptado otra forma, ahora había adoptado la forma de un cilindro hueco, pero no se veía a través de él, sino que lo cubría todo. Como un vaso para tomar agua, una forma similar había adoptado. Ryan comenzó a asustarse, sus ojos estaban que se le salían de las cuencas casi casi, y las manos junto con las rodillas le temblaban, eso, sumado con que ahora le empezaba a doler la cabeza, causándole somnolencia, queriéndolo dormir, Ryan logró explicar todo, a lo mejor ver por un lente semejante al de un telescopio lo estaba afectando, pues era la primera vez que usaba uno de laboratorio tanto tiempo. Y el sueño podría verse relacionado a que ya era tarde, y técnicamente estudió toda la tarde con un vocabulario que le costó entender. Lejos de retirarse por cansancio el joven descidió observar, y vió calmadamente como ese “Vaso con agua” comenzaba a adquirir una forma por dentro, en todo su campo óptico (Que era el vacío del vaso) puso ver como personas, personas caminando hacia él, lo cual no conservaba lógica por que había muchísima distancia, y en el espacio no puede vivir nada. Más que personas eran “Humanoides” por que en si sólo tenían un brillo muy aterrador en sus “ojos” pero sus manos y el resto de su cuerpo no estaban bien formados, después de ver esa imagen en movimiento tan aterradora Ryan comenzó a escuchar susurros, se alejó de su telescopio para ver si lo observaban, pero todas las respuestas fueron negativas, Ryan como último recuerso se tapó los oídos, pero los susurros, aun que más debiles, seguían ahí, la imagen se tornó más oscura (En el aspecto de que daba más miedo) En cuanto vió más claramente esas siluetas de naturaleza borrosa, no eran “Personas” eran como llagas, tentáculos que salían de éste cuerpo sin una forma clara. Ryan ya le estaba buscando nombre a éste fenómeno con múltiple forma, era muy extraña y un tanto aterradora. Se expandía demasiado pero originalmente era un tanto más pequeña. Los susurros cobraron más fuerza dentro de su cabeza y cada vez más claros y como si vinieran de más personas, pero una voz dentro de su cabeza le decía “No es real”, “Eso que ves no es real, debes ir a dormir”. Ryan no sabía lo que ocurría, no sabía lo que vió, así que guardó su telescopio en su respectiva caja, y discimulando el miedo se metió en su casa cogeando por que le temblaban las piernas. Su madre lo vió entrar un tanto asustado, supuso que temblaba por el frío, así que descidió hacer caso omiso a la situación. El joven subió a su recámara y tras guardar todo sólo sintió deseos de dormir, estar hasta las 2 de la mañana leyendo comics o lo que sea, no sería sano, al menos no después de ver eso. Pero como toda mente adolescente, sus pensamientos no lo dejaron dormir, sólo giraba en su cama buscando respuestas “¿Qué era eso? ¿Será realidad lo que vi?” Y después de tanta duda y como por arte de magia, escuchó la voz del Dr. Richard decir algo como: “Un científico no es un creyente por razones simples, el creyente después de todo sólo cree ciegamente en algo sin pruebas, el científico comprueba todas y cada una de sus teorías haciendo uso de leyes. Por eso siempre debes darle la razón a un científico y no a un creyente” Así que el joven saltó de su cama de un brinco y acomodó su telescopio de nuevo al filo de su ventana, intentó buscar ese mismo sitio que estaba viendo leyendo los apuntes que hizo previamente, pero antes, probó viendo otros lugares utilizando la misma potencia. No vió nada, el universo estaba tranquilo. Ya sin miedo y dejando de temblar, Ryan soltó un suspiro y se tranquilizó mucho, su mente ahora estaba en paz. Después de ese corto “descanso” apuntó de nuevo a donde vió en un principio, ahora no vió a las personas, sino que vió una sola mancha negra como al principio, pero además de eso, se petrificó de miedo al escuchar una voz, pero no era una voz de mujer, de niño, o de un humano si quiera, normalmente escuchamos una voz y pensamos en la complexión de la persona. Si aplicamos ésta misma lógica para lo que Ryan estaba escuchando, tendríamos la imagen mental de una persona con el tamaño de los Estados Unidos... Ryan se tapó los oídos y quizó gritar, pero sólo soltó gemidos sordos mientras sus pupilas perdían la vida, escuchó el rugido de algo, un animal gigantesco como un “Cracken” o algo así, el telescopio no puede emitir sonidos, pero él escuchaba algo, no importó que se tapara los oídos, lo que él escuchaba estaba dentro de su mente. ¡Aghhhh! -Rugía con una fúnebre y gruesa voz esa cosa negra del espacio- ¿Qué sucede? -Preguntó con miedo y desgarrándose la garganta por el grito el joven Ryan- ... -Ryan, sólo pudo escuchar silencio, pero no era un silencio normal, era un silencio incómodo como si alguien hubiese muerto en el acto- ¡¿Qué eres tú?! A ti que me escuchas... Soy una forma de vida que supera tú imaginación, no intentes imaginarme siquiera, o morirás. ¡¿Qué buscas de mi?! Me comunico con las personas mediante recursos telepáticos, adivinar tú lenguaje fué fácil, éste planeta me resulta muy interesante... ¡¿QUIERES DESTRUIRNOS?! No a todos... A unos cuantos si, el Dios o los grupos de dioses que te protegan a ti y a tu mundo... No se me comparan en poder, así que no pidas perdón ni te arrepientas por haberme descubierto -Al escuchar el español perfecto de una monstruosamente gruesa voz, Ryan sintió un pavor incontenible, el cual le causó un temblor similar al de un paciente epiléptico- Eres Ryan... Si, ese telescopio te lo dió al Sr. Richard al cual vez como una figura paterna, por que quieres ser como él. Ahora que he explorado tú psyque, conozco tus miedos, tus placeres, sentí tu dolor y agonía, sé que te asusta... Sé que te exista... Y puedo jugar con tú mente... ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! ¡Aléjate de mi! El joven se tiró al suelo, la cabeza lo estaba matando, ahora sonaba una especie de zumbido a decibeles muy altos, matando a Ryan poco a poco, torturándolo en el proceso, y pasando por su mente millones de imágenes morbosas, asquerosas, que sólo disfrutan los transtornados más bizarros del mundo. El joven regresó a esa pequeña mesa que tenía, y estiró la mano a un teléfono grisáceo que tenía, recordó como “Flash” la fras del Dr. Richard que decía: “En cuanto sepas algo, no dudes en compartírlo con el mundo, imagina la gente de ciencia que fallece y no llega a compartir ese conocimiento, sería un gran cerebro perdido, aprovéchate al máximo” ¡Debo llamar al Dr. Richard! -Dijo el joven gritando casi llegando al teléfono ¡No! No puedo permitir que compartas lo que ves ahora mismo, sino heriras a muchas más personas -Respondió la aterradora y gigantesca voz, pese a que sonaba más “tranquila” eso no hizo que el zumbido disminuyera en nada- ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! -Gritó por última vez de terror cayéndose en el suelo, y desvaneciéndose por completo dentro de su mente- ... La madre de Bryan entró en llanto al día siguiente cuando vió al cuerpo de su hijo sin vida, las lágrimas se secaron y ella no podía contener el dolor de perder a su retoño, sus gritos viajaban por todo el planeta buscando quien la escuchara, y eso no se compara con la mórbida imagen que vió en el cuarto de un muchacho con las hormonas alteradas... El cuerpo del joven estaba practicamente acostado en el suelo, recostando su cabeza contra la pared, estaba completo, pero, sus ojos parecían haber sido retirados, se encontraban fuera y terminaron en el suelo a una distancia de su cabeza, como si un chorro de su propia sangre caliente los hubiera arrojado, los músculos y nervios que sostenían a sus ojos caían dejando un horrendo aspecto como si fuesen pequeños hilos rojos cayendo quedando colgados hasta el pecho del joven, como si hubiesen explotado. Lo mismo que los oídos, parecía que se comió un cohete y le explotó dentro de la cabeza. Además la boca, la lengua fué repartida en tiras y las cuerdas bucales practicamente fueron arrancadas casi con un cuchilo, argumento que no conservaba lógica. Al realizar la autopsia, el cráneo del joven estaba intacto, ni siquiera una huella, nada, no lo habían tocado, pero el cerebro practicamente dejó de ser un músculo con forma de nuez, ahora practicamente lo tenía como unos cuantos mililítros de sangre, el cerebro del joven se esfumó, como si hubiese entrado a él mediante los ojos con un cuchillo, y después lo hubieran retorcido con las revoluciones de una licuadora. Arumento que de nuevo no conservaba lógica ni de chiste, no había huellas en la habitación, no había explosivos, no había drogas, no había nada roto, ni siquiera su cama estaba destendida, lo único que se especuló la mayoría del tiempo, fué que algo salió mal con el telescopio, el cual por cierto fué regalado por una persona adulta, que pasó a ser una persona de desconfianza, y visto como un enfermo que abusaba de el joven desde niño. El Dr. Richard. A falta de pruebas no pudieron encarcelar a dicho astrónomo, y después de todo ÉL NO ERA EL CULPABLE. Pero vaya que pensó en el suicidio más de una vez, todo ésto, a lo largo de una prolongada depresión... Ryan, el chico que ostenta el título al asesinato más extraño de todos los Estados Unidos... Escrito por Carlo Trejo.
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