Me río de la cultura, de mi cultura, me río de las tradiciones y las costumbres de mi pueblo, a las que yo llamo vuestras, pues yo no las reconozco.

Inculto me llaman ciertos doctos, les es lícito tal burla ya que a su lado irremediblemente lo soy. No obstante ellos creen saber el por qué de mis acciones y la dirección de mis pensamientos, mas poco o nada saben ellos acerca de mis propósitos. Pocos entienden por qué amo a mi tierra, por qué renuncio a mi patria. Pocos conocen mi pasión por la historia, muchos más mi desprecio por la política de mi nación soberana. En España nací, soy natural de Valencia, y moriré siendo español, no me importan ni las izquierda ni las derechas. Llámenlo como quieran, yo jamás me sentiré orgulloso de un país que antepone el bienestar de unos pocos, de sus corruptos prohombres, al de toda la ciudadanía. Una nación que miente y manipula a sus ciudadanos, que fabrica y exporta armas a todo tipo de países, no es disparatado pensar que en Síria se matan con munición y bombas made in Spain. Nos insisten en la divulagación de valores cívicos y la preservación de los Derechos Humanos, pero se invierten miles de millones en armamento con el argumento de la defensa. ¿Defenderse de qué? ¿Cuáles son esas potenciales amenazas del futuro? Sean consecuentes entonces y no disfracen nuestra indiferente sociedad manchada de sangre con principios morales espurios y progresismo tóxico y decadente. Yo renuncio, con un pie en cada lado.
Me pregunto qué pueden representar estas décadas de privatización y la hegemonía de esa implacable ignorancia, que ata a los hombres con dogmatismos e ideologías de hierro, el lastre perfecto para la juventud y las clases populares.Acaso la sociedad clama por alguien que los gobierne a su antojo. El salvaje, el más natural de los humanos, que posee su propio código de valores, su propia ética, y depende de sus fuerzas para imponerse sobre los demás. Para alguien así la mentira y la arducia no son más que un medio para cumplir intereses propios. Y así es, sólo que este tipo de hombre no existe ya, pues la cobardía y la avaricia le han consumido hasta los restos!
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Y este es mi motivo, por el cual apoyo los ideales defendidos por la IIª República democrática española, y vale la pena luchar por ellos en pos de la tercera. Un fracaso histórico en el pasado no debe vetar el futuro, ahora que sabemos que los totalitarismos son el enemigo de la libertad y la humanidad. Esos beatos reaccionarios, con un pie en el siglo XX y otro en  la tumba, confunden utopía con futuro, confunden comunismo con socialdemocracia. Este ha de ser el futuro que queremos, pues es el paso hacia una evolución social que traerá más honestidad, más cultura y más educación eticopolítica. De otra manera, de qué servirán nuestros derechos en la decadencia que vaticina este siglo, en el inicio de una larga oscuridad. Nos hallamos en un camino descendente. Es por eso que no se trata de luchar por una revolución imposible destinada al fracaso. Se trata de que cada ciudadano tome responsabilidad política en aquello que le concierne.Vivir en democracia con unos valores ilustrados, sea posible en la realidad, no una máscara de capitalismo y miserable ignorancia.

"Nos diferenciamos de otros Estados en el hecho de considerar un inútil a quien no toma parte en estos asuntos."
"El Estado Democrático debe aplicarse a servir a la mayoría y procurar a todos la igualdad delante de la ley, debe al mismo tiempo protegerse contra el egoísmo y proteger al individuo contra la arbitrariedad del Estado" Pericles