Delirio
Publicado en Feb 02, 2014
Tu cuerpo sobre el mío, perpendicular, como el ojo de un Dios borracho, hedonismo desnudo en la conciencia del diablo. Las uñas afiladas sobre el cuerpo blanco. Desollando los sueños. Amémonos sin piel, muertos, podridamente, entre excrementos y orines, lúcidos hasta la saciedad. Inventemos la muerte entre nuestros labios para morir de deveras, para apostarnos al mejor sicario del vecindario. Entreguémenos efímeros y despiertos al poder absoluto de la soledad: ese holograma de huesos rotos, dunas de espejos imposibles. Muebles de nada para nadie. Deshabitados. Gusanos en la cuenca de los ojos del destino, pupilas satánicas, aquelarres de escupitajos divinos. Penetrarte, perra, aullando el poema de la luna. Nalgas fofas, lunas borrachas bajo la mandíbula de un lobo que inventa la noche. Apenas el tiempo. Fluorescentes igualas que bailan drogadas en las espinas del espacio. Tiburones que descarnar a niñas recién nacidas. Sangre y esperma, mezclados, semen de un delirio que se derrama por los límites del universo. Dime el tamaño de tu alma. Busca el orgasmo entre mis dedos de serpientes venenosas que se agitan en esquizofrénicos suspiros que saben del olvido. La niña sueña con un demonio que le arranque la piel con la fiereza de un animal herido de muerte. El mago tiene una oscura inclinación a la zoofilia. ¿No tienes cola de pato, inclinadito, rosado, esperando el hierro candente de un herrero que te atraviesa? Qué será de la sirena que se desnuda en el espacio, con sus pezones electrocutados, con pinzas de corriente de alto voltaje. Ríe dulce dulcinea mientras don Quijote te penetra el ano con un garrote prendido de fuego, haciendo luminosas tus venas y deshechos.
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Guillermo Capece
Es una especie de vomito sexual, dicho en el mejor sentido.
Es en estos aspectos de tomarse tanta libertad (algunas con contenido inconciente), que debemos tomar este trabajo con la suficiente seriedad para tipificarlo como muy bueno.
Guillermo