Carta a Juliette #26
Publicado en Feb 06, 2014
Los pájaros ebrios de amor muestran su cinismo. Vuelan sin dirección en la noche más negra del corazón. Estamos a la espera de que nuestro cadáver se termine de fecundar; vemos las horas haciendo crac en los huesos. Hay onomatopeyas de monstruos mitológicos en la respiración del insomnio. Los poemas nos vienen a informar que estamos muertos. A mí y a mis soledades que se multiplican como máscaras y espejos, como orquídeas incendiadas en medio del destino. Estas soledades que son como clavos fijándome contra la pared de la nostalgia.
Veo mi alma y es una galería oscura de momentos petrificados. Nuestra primera mirada, nuestro último adiós. Te veía de lejos como un cazador enamorado de su presa, como un cazador esperando ser cazado. No entiendo que exista el amor sin muerte, no entiendo que exista el amor sin el deseo. Las yemas de mis manos se mueren de no tocarte, mis labios se mueren de tanto no besarte, mi alma se muere de no danzar al compás de tu alma. Y mi espíritu que daría la mitad de su conocimiento porque esta noche bailara tu espíritu, con él, un tango bajo la luz de la luna. Los pájaros cantan, a media noche, de su voz salen estrellas y lunas, luces brillantes que me ciegan y me tranquilizan… Quisiera verte, escribir mis cartas en la comisura de tus labios. Pero estas soledades son enjambre, ad absurdum, cayendo en la cuenca de los ojos del muerto que en otro tiempo llevó mi nombre. No dejo de extrañar cada uno de tus gestos, de los versos que, sin saberlo, dibujabas en mis sueños para que los demonios no vinieran…
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