Somnolencia.
Publicado en Feb 08, 2014
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Tanta belleza también cansa. Tanta belleza también aburre.
Eso mismo se dijo, mirándola desnuda, dormida, y roncando dulcemente como una gatita que busca cariño con sus ronroneos.
Llevaban ¿Qué? ¿Un año? ¿Dos? ¿Se podían contar en años los encuentros fugaces, furtivos, lejanos unos de otros? ¿Se podían juntar las largas horas de “amor” y los largos meses de desencuentro como para hacer que calzaran, al menos, en un año entre todos?
Era hermosa. Y eso era poco decir.
Demasiado  hermosa, demasiado inteligente, demasiado para él.
Como todas.
Vamos. Tenía esa impresión de todas las mujeres: que  eran demasiado para él. Él, un simple perdedor, un tipo que no andaba con rodeos, que no mandaba flores, que no decía el famosos “te amo” a cada rato, ni aun mientras tenía sexo, ni siquiera para llegar a tener sexo con ninguna.
No era una palabra prohibida para él. No era tampoco un problema con  la palaba o lo que fuera que significara. Era, simplemente, y como le dijera una vez alguna de esas mujeres –como si fueran tantas- que él no decía lo que no sentía de verdad, pero tampoco  era que dijera lo que sentía de verdad. Simplemente no hablaba de sentimientos. No hablaba  de emociones, de cariños, odios, nada. Para él eran cosa dicha. Como decirle “perro” a un perro, o “gato” a un gato.
Era hermosa.
Demasiado.
A veces temía que tanta belleza le cegara de lo que ella era en verdad.
Pero aunque tuviera un y mil defectos, que los tenía, como todo ser humano, como que no le importaba eso. Como que en realidad eso, al ser parte de ella,  simplemente la hermoseaban más.
Ya. No podía decir tampoco que la amaba. No sabía si la amaba. No había llegado al punto, nunca, con ninguna, de preguntarse si era amor lo que sentía por ella, por aquella, por alguna, o simple cariño, o deseo. 
A ver: dejó a la primera al percatarse de que se parecía demasiado a una prima.
A la segunda… por el trabajo…
A la tercera porque simplemente le pareció buena idea no mas…
 Y así sucesivamente, con todas.
Como si fueran muchas.
Pero la verdad, no eran más que los dedos de su mano, y contando a esta, serian 7.  En total, en toda una vida. Muy poco promiscuo para los de su generación.
En algún momento iba a terminar. Era lo único que tenía por seguro. No sabía cuando, como o por qué, pero iba a terminar. Y prefería estar consciente de ello para no irse encariñando demasiado, no ir prometiendo cosas ni menos darle ilusiones a nadie. Las ilusiones son buenas cuando son de a uno. De a dos,  la cosa se complica, y casi siempre terminaba en algún cagazo de proporciones épicas.
Mejor dejarse llevar, como el agua, dejarse ser, como el viento, la filosofía del zen le daba esa paz que necesitaba cuando la necesitaba, que era casi siempre. Dejar que la  mente juegue, pero no tomarla en serio. Dejar que las cosas fluyan, para que no se estanquen y terminen convirtiéndose en un pantano hediondo.
La cosa es que de verdad le gustaba ella. Su cuerpo, su risa, su voz, las cosas que decía, como las decía, de lo que hablaba, de lo que no… y eso era peligroso. Demasiadas cosas buenas, muy pocas malas, demasiada buena para él….
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Foto del autor Darth Klauss Demon
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Descripción

cuando uno se cuestiona mucho las cosas...

Palabras Clave: amor penar soar querer.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos


Creditos: 2014 (c) Klauss Demon All Right Reserved

Derechos de Autor: 2014 (c) Klauss Demon All Right Reserved


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