Carta a Juliette #42
Publicado en Feb 16, 2014
La fotografío, desnuda, en un cuarto de hotel. Es un sueño, lo he soñado hoy en la madrugada. El cuarto es sucio, pero una luz brillante entra por el ventanal; es Rusia, es mediodía, es una fotografía llena de contrastes en contenido y forma. Usted tiene un sombrero de hongo; me parece que, pese a nuestra voluntad, estamos en La insoportable levedad del ser. El onirismo atrae. Usted se recuesta y deja al descubierto sus pezones erguidos como lanzas que perforan al poema. Abre sus muslos, obscena, me deja ver su pubis bellamente recortado; con sus manos toca sus rodillas, sonríe, se entristece, se pone seria. Posa. Yo no dejo de disparar en ráfagas con mi cámara. Trae zapatos negros de tacón, el sombrero también es negro. De lo demás está completamente desnuda. Le pido que se voltee e inclina su espalda para resaltar la curva de sus nalgas y hacer más profundo ese pequeño declive de su espalda baja. Su espalda tiene los trazos exactos, yo la capturo desde diferentes ángulos hasta que, por azar o por suerte, pueda capturar en un solo disparo toda la perfección de su belleza. Se muestra coqueta. Así, boca abajo, acaricia con sus dedos su clítoris, se lo mima con calidez y ternura. Entonces yo me preocupo en capturar su cara de placer, su boca entreabierta, sus ojos brillantes y luego sus ojos cerrados, sus párpados apretados. Así está perfecta, plena, con los ojos cerrados como si se hubiera dejado caer a un precipicio y sintiera lentamente el calor de la muerte lamiendo los huesos. Hay música de Charlie Parker y Miles Davis. Bluebird. Entonces una parvada de pájaros azules entran por la ventana para posarse sobre su cuerpo desnudo. Tomo una última fotografía. Despierto.
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