como cada noche
Doña Amalia se quedaba en su sillón
con su sombrero y luto de algodón...
esperando cada latido de su corazón
mientras sus lagrimas viajan de sus ojos
al compás del gran dolor...
su esposo don Fulgencio de la Cruz
un día de la nada desaparecio
ella quiso pensar que falleció...
aunque sus cercanos le decian
que el otro amor encontro...
tanto sufrir de su alma
quien no le dajaba ocasion de sentir el desconsuelo
de tanta mala acción...
Don Fulgencio  feliz con su nueva mujer
pensando nunca en Doña Amalia
solo vivia del placer...
mientras ella se alimentaba de nostalgias crueles
la invadía la tristeza
que guardaba para siempre en sus recuerdos
quienes la seguían entregándole solo tormentos...
cada noche se vestía de negro
como su soledad
se asomaba por el balcón
buscando sus pasos
imaginando que él en el cielo estaría
mientras que sus cercanos le mostraban
que aquel mal hombre
una nueva vida tenía... 
que su vida con ella
en su mente... 
ya no existía...