EL MIMO
Publicado en Feb 26, 2014
El mimo
El jueves a una hora muy temprana la gente había desaparecido de la calle A. , copas rotas y restos de comida esparcidos por el adoquín eran los únicos testigos de la algarabía previa. En el último bar iluminado, Martín de ojos tristes, rezumaba litros de sudor sobre su frente mientras recogía bancos y mobiliario indemne del local, última tarea después de cuartear sus manos fregando toda clase de cacharros La jornada concluía a la vez que se fraguaba una nueva, Peio, su jefe, de largos ojeras levantó la mano y con un exabrupto propio del hombre montaraz que era, se marchó. Había sido criado en las entrañas de un valle despiadado en el que seguían enjauladas las tradiciones más arcaicas , sumidos en los convencionalismos de una tierra que no avanzaba . Despedía un fuerte olor a mierda de vaca a su paso mezclado con vino Presuroso , bajó al sótano para comenzar con el ritual que se repetía al alba Delante de un ojo de buey cuidadosamente aplicaba sobre su rostro una película de maquillaje blanco confiriéndole un aspecto entre melancólico y mortecino .Botas negras de fieltro un sombrero de tres alas ajado y una suntuosa capa negra conformaban su atavío. Ensimismado en su quehacer , apagó la corriente eléctrica y el agua asegurándose de cerrar con llave el anclaje de tijerilla del tugurio. Corrió hacia la gran plaza donde cabezas unísonas ladeaban la borrachera contra suelos y portales vomitando retazos de momentos gloriosos y lastimeros de la noche Quedaba su sitio tácitamente reservado en el centro de la explanada donde se erigía un coqueto quiosco de hormigón sobre el cual se vislumbraba la arteria principal de la ciudad y centro neurálgico de grandes franquicias. La plaza por sus cuatro esquinas respiraba Tomó la postura del arquero y esperó Su rostro permaneció hierático hasta media mañana , lanzó su primera flecha al corazón de un niño de rosados mofletes, que esbozó una sonrisa y fugazmente apartó la mirada timorato refugiandose en el regazo de una mujer edad mayor ,ésta asintió con otra sonrisa en gesto de agradecimiento cogió la mano del niño y se perdieron en el bullicio.
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