Y viajar de palabra en palabra, de letra en letra, con conciencia de no volver a recordar tu silueta, queriendo borrar la sombra de tus ojos en cada curva. Aún duermo de medio lado para no chafar nuestros sueños, me acostumbré a lo que nunca debí acostumbrarme, fui un iluso pensando que necesitabas el sitio que te ofrecía, fui un iluso pensando que ibas a seguir guiándome. Ahora vivo de palabra en palabra, de letra en letra, recogiendo a los autoestopistas que me guían para terminar cada frase, cada coma es una pausa para descansar y cada punto es un cambio de acompañante, no es perfecto pero es lo que tengo hasta el momento. Decidí que mi punto y aparte se convirtiese en un punto y seguido, ni en unos puntos suspensivos ni en un etc ni en un punto y aparte pues no ha cambiado nada, sigo igual, pero sigo, un etc hubiese sido muy doloroso, unos puntos suspensivos hubiesen sido demasiada incógnita, lo mejor de los autoestopistas es que nunca sabes como decidirán acabar tus frases.