Para las olimpiadas de 2012 se corrieron rumores y verdades como si, además de las mismas olimpiadas, hubieran cosas más importantes pasando alrededor.
Que el terreno donde se construía el estadio principal, donde sería la ceremonia de inauguración y cierre, estaba sobre tierra maldita, porque ahí se habían enterrado millones de cadáveres de la pasada peste negra, terreno que nunca fue bendecido por cura o monje alguno.
Que los logos principales tenían claras alusiones a cierta sociedad secreta que ya nos tiene de los huevos hace siglos, una especie de homenaje para ellos.
Que los músicos que participarían tenían que ver con los mismos de la sociedad secreta, algo así como sus muñecos o esclavos o simples trabajadores propagandistas.
Que habría un atentado, y era lo peor, un mega atentado en el mismo estadio, ya fuera en la inauguración o el cierre de las jornadas, iniciando así una escalada de violencia donde se culparía, de nuevo, a “terroristas anónimos” a los que tarde o temprano se vincularía con alguna nación  musulmana so pretexto para iniciar una invasión, o sea, una “guerra de liberación”  y que iría en escalada y que tanto China, Rusia y Japón, apoyarían a este nuevo eje del mal, convirtiendo así a esto en la tan anhelada, para ellos, 3ª guerra mundial, golpe final para someter al mundo entero en la más profunda crisis moral, alimenticia, y monetaria de todos los tiempos. Y que ganara el bando que ganara –por cierto, no sería “el eje”- el único perdedor acá seriamos nosotros. Y ellos podrían al fin, y con excusas baratas como que “el mundo debe estar unido”, la “humanidad debe estar bajo un solo gobierno”, ellos elevarían la apuesta poniendo a la ONU como sede central de un gobierno mundial, con lo que cada país debería someterse a sus dictámenes, ordenes y ejercito mundial, pasando a ser cosa del pasado los títulos de “presidente”, “primer ministro” o equivalentes. Claro que, sin tocar a los monarcas para nada. Ni menos aun quitándoles ningún privilegio, sino que al contrario, dándoles más aun.
De este modo, nos convertiríamos a un Nuevo Orden Mundial, no de la noche a la mañana. Todo estaría perfectamente planeado: una guerra larga con millones de vidas sacrificadas, una economía que ya no resistiría mas, y el sacrificio de la libertad de todos por el bien de muy pocos.
Ese era el oscuro panorama. Pero no ocurrió así.
Pese a que no hubo atentados en esas olimpiadas, parece que un extraño poder ha movido sus hilos inventando de la nada la famosa “primavera árabe”, arrojando a la basura a viejos dictámenes que antes la misma ONU y Estados Unidos apoyaban o simplemente parecían soportar y apoyar sin miramientos de clase alguna, ni siquiera de Derechos Humanos, de la noche a la mañana: Libia, Egipto Siria se vieron sacudidas por golpes de estado, guerras civiles, rebeliones “populares” al modo de Chile en el 71-73, haciendo caer a sus respectivos regímenes, Grecia y España cayeron hundidas por un Euro que no es más que deuda, y ahora Ucrania, acechada por los intereses norteamericanos, de pronto se vio golpeada por otra “rebelión popular”, apoyada, curiosamente, por grupos armados al estilo de Libia, y Egipto, y secundada por neonazis radicales que no quieren tener nada que ver con Rusia pero si se muestran curiosamente interesados por unirse a la Unión Europea con una desesperación de corderos hambrientos, y quizás persiguiendo  qué fines oscuros que beneficien a los de siempre.
Antes de que sucedieran los juegos olímpicos se encendió la mecha de la conspiración: primero lo de los terrenos no sacros, segundo los logos, tercero, la forma del estadio principal, cuarto, la fecha y hora de inicio de las jornadas –numerología- , cuarto y final, la suma de todo eso, y las cartas que predecían una bomba y un sacrificio ritual masivo en un evento deportivo de nivel mundial.
Como habría sucedido antes, en la maratón de Boston, un juego de cartas hecho hacia mas de 20 años, alertaba sobre lo que acontecería y así sucedió.
¿Entonces por que advertir de que pasaría algo, o no, en las olimpiadas?
Por una premisa mágica, aquello que es secreto y se descubre, pierde su iniciativa. Es decir, que un sortilegio conocido pierde su poder. Así mismo se hizo masivamente cuando la carta que advertía sobre lo que podría acontecer en las olimpiadas salió a la luz por internet llenando foros y paginas y videos de youtube, el sortilegio había sido descubierto, y mientras más personas supieran de lo que se trataba, menos poder tendría para acontecer.
Y no pasó nada.
¿Coincidencia?
Lo dudamos mucho. 
Pero no fueron solo las cartas las que advertían del hecho, sino también otras fuentes, como Nostradamus, en una de sus cuartetas, Parravicini, en sus psico cuadros, numerólogos y astrólogos en sus foros y en la tv, incluso uno que otro “iniciado” del lado de la luz que contaba con datos cabalísticos y místicos que contaron esto por diversos medios.
La noticia era tan masiva que el sortilegio carecía ya de sentido. Llevarlo a cabo sería una pérdida de energía y dinero nada más. Y no es que no tuvieran dinero, pero la energía era el principal objetivo  de todo esto, la energía que surge del miedo, la angustia, y al desesperación, aquello de lo que dicen se alimentan esos poderes para subsistir, y sin esa energía, el resto era jugar a perdedor.
Probablemente paramos una guerra, probablemente no. Todos aquellos que conocimos el hecho y lo ventilamos por todas partes sabemos que en realidad así fue, la mejor muestra de que en esta importante ocasión ganamos una batalla importante, es que las olimpiadas  pasaron sin pena ni gloria, que no contó con la cantidad de audiencia que pretendía, y que terminó también muy desprestigiada por lo mal llevada de su administración.
Sabemos que los medios “oficiales” dijeron lo contrario. Mintieron descaradamente como es su costumbre. Y a los ojos de los ingenuos estas fueron las mejores olimpiadas de los últimos años.  Pero no es así. Ha sido para muchos ver a un lobo malherido dando sus últimos ladridos de amenaza al irse alejando ensangrentado por la nieve y el barro.