Mujer estéril y alguna vez amada.
Lamento que seas tan enfermiza y tiránica.
Lamento que tu cuerpo lo haya molido el viento.
Y que las enfermedades te hayan carcomido.
Años estuve junto a tí en nuestro amor endeble.
Se desarticularon tus pasos en dolores
y todos tus caminos se los tragó la niebla.
No me diste aquel hijo que tanto te pedí.
Comprendo que nos hayamos anquilosado juntos
y que heréticos siglos nos hayan devorado.
Se interpusieron desiertos por años y minutos
llevando nuestro amor a los ocasos muertos.
Ya no puedo seguir caracterizándome ni caracterizándote.
He caído contigo en toda inmolación.
Las formas del rencor ya están en mi memoria
y no sé si podré seguir fingiendo ser lo que no soy.
Me he disfrazado de hombre callado y compasivo.
De hondero decadente, de escribano mudo.
Y aunque te tenga escrita en la sangre y la frente
déjame ya vivir lo poco que me queda
o me iré con los astros que huyen de madrugada.