ALZHEIMER
Publicado en Mar 17, 2014
Pedro es un extraño de si mismo.
Lo guia de la mano Luisa, su mujer, a casa de una amiga. Debe hacerlo de esta manera, de lo contrario lo perdería. En más de una ocasión ha escapado con los niños jugando al escondite Pedro ha sido niño y lo sigue siendo La casa está construida de hormigón y pintura blanca y posee un corral en la parte trasera donde antaño la familia criaba gallinas Luisa sienta a su marido en el sofá, mientras platica con Ramona. Los chismes aletean en la habitación creyendo Pedro que se trata del vuelo de mariposas. La sonrisa pueril y los dientes asomando, corretea alrededor del sofá intentando dar caza a las de color amarillo, esas son sus preferidas. Pedro fue cautivo incontables veranos de su armonía en la parcelita de su abuelo Luisa pone grito en el cielo, y ataja con su brazo huesudo el frenesí de la sombra cándida. Ramona la tranquiliza restando importancia al suceso y convida a Pedro a jugar con un estuche con pinturas y papel. Garabatea el papel, trazando líneas oblicuas y paralelas , evidenciando en el papel un vestusto retrato El perro de Ramona melenudo como una oveja y zalamero, descansa sobre la baldosa. Pedro llama su atención chistándole, el animal abre los ojos y excitado menea el rabo y comienza a ladrar como un poseso. Pedro le pisa al rabo y se lleva la mano a la boca ,desatando risotada incontenible Luisa suspira, y antes de que pueda incorporarse de la silla, Ramona posa firme la mano en sus rodillas y esmerada recalienta un puré de verduras que reposa en el frigorífico. Ella misma pone el babero a Pedro y ayuda con un cuchara de gran tamaño recoger los restos del puré que caen densos por las comisuras. Come con tal fruición que se atraganta a cada sorbo. Mientras, cabizbaja Luisa oculta la lágrima derramada sobre el mantel de franela blanco. Pedro, amigo del vino recio y de los manjares que ofrece la tierra fértil de la Ribera, celebraba reuniones en la sociedad por todo lo alto, engrandeciendo su magnificencia entre los lugareños Cuando salen de la casa la noche respira por cada poro que ilumina testarudo las cabezas del matrimonio.Luisa Abrocha con fuerza la cremallera del viejo abrigo de Pedro cuando este mira impasible el paso de los escasos coches que circulan por la calle Soledad Pedro había heredado el abrigo de paño de su padre, y prometió enfundárselo hasta el día de su muerte La humedad penetra una vez más en los andurriales del alma de Luisa al acostarse, sus soliloquios nocturnos son el visitante que acude como invitado cerrando un círculo delirante Antes del sueño mira a su marido y acaricia el semblante, hercúleo y suave a un mismo tiempo, inmune a la memoria Pedro sonríe complacido y cierra sus ojos
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javier castillo esteban
Mara Vallejo D.-
Estoy segura que se han documentado en todo lo referente al Mal de Alzheimer, por tanto mi comentario se basarà en la parte afectiva; no dudo del amor que le profesan, sino, que muchas veces la misma impotencia de no poder verles mejoría, desespera. Solo puedo decirles, que la paciencia, tolerancia y mucho, mucho amor sean los medicamentos que todos manejen las 24 horas del dìa- Oh Dios cuanto amor les he entregado a lo largo de mi vida; laboro en el sector salud.
Abrazos
javier castillo esteban
Elvia Gonzalez
javier castillo esteban
. Que te desprovee de tu alma. Gracias por tu comentario