Doscientos veinte.
Publicado en Mar 19, 2014
- Oh dios… estoy… estoy atrapada dentro de un ataúd – dijo la mujer sudando un agónico frio. Le dolía la cabeza y apenas podía pensar en aquella absoluta obscuridad, lentamente recordó la cama del hospital y aquel aviso en el diario. El olor estéril de la anestesia y la tintura de iodo le dio asco, pero aun podía sentir. Maldijo a su perra suerte, su sangre bombeo treinta litros de adrenalina y sus carnes se apretaron nerviosas. No podía morir atrapada en aquel sucio hoyo, empujo y rasguño aquella caja acolchada hasta que conoció el sabor amargo del terror. La oscuridad nerviosa no le dejaba ordenar sus memorias, iba a morir y la desesperación de no poder ver siquiera sus manos solo aumentaba aquel miedo. Por fin supo que ella solo quería una mejor cola, ella solo quería unos senos más elegantes solo una lipoescultura más entre miles. Su cuerpo lucho por horas y su muerte fue lenta, una agonía sin sentido la mantuvo luchando por doscientos veinte minutos y algunos segundos. Él aire se enrareció ahogándola en un sueño lento, no hubo violencia. Su muerte fue karma, porque cada adiposito en su cuerpo reclamo oxigeno matándola.
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Elvia Gonzalez
maria del rosario
La belleza es la interiror, la exterior puede ser bella con rollitos de mas...¿ quién dice que no?.