Carla y Luna, eran dos jóvenes estudiantes, que albergaban los mismos sueños que todos los seres humanos, llevamos consigo a esta edad maravillosa, terminar los estudios, para luego ingresar a la universidad, trabajar para alcanzar esa independencia de nuestros padres y conquistar a ese príncipe o princesa azul. Eran muy amigas, incluso ambas eran óptimas alumnas, venían de hogares muy formados. No había aparentemente problema alguno, excepto Luna, que mantenía una excelente relación con sus padres, les contaba todo, eran sus mejores amigos. Mientras que Carla no contaba nada, su única confidente era Luna.
Un día ingresó a la clase, Pedro, un nuevo compañero muy guapo, deslumbrante, y Carla quedó fascinada, a tal punto que cada día procuraba llamar su atención y valiéndose, de que era una excelente alumna, se ofreció ayudarle en los estudios, para nivelarlo. El acudía todas las tardes, a su morada, y los lazos de amistad se hicieron más cercanos, terminando con un enamoramiento.
Sin embargo, había algo de él, que no le agradaba a muchos de sus compañeros, pues era arrogante, presumido y se daba las de conquistador con todas las chicas. 
Pasaron los meses y ya casi al finalizar el año lectivo, ingresó una nueva chica muy bonita, pero totalmente hueca, tanto en lo que respecta a su inteligencia como sus sentimientos. Pedro se aprovechó de estas bajas cualidades y terminó teniendo una aventura más allá de lo permitido a esta edad, dejándola embarazada. A él realmente no le interesaba y mientras tanto seguía abusando de la bondad e ingenuidad de Carla, hasta que fue descubierto por Luna y ésta le informó todo a su amiga para que se dé cuenta que él no era un hombre veraz; ella hizo caso ajeno al asunto y seguía manteniendo su relación con él; hasta que una mañana cualquiera, las nubes dejaron de ser blancas, el cielo perdió su azul magistral y todo se volvió siniestro, como si anunciaran que algo malo sucedería ese día, y en efecto así fue... Pedro le dijo a Carla que se marcharía lejos porque quería empezar su camino de cero y que él no la quería; por orden de sus padres se iría a estudiar al extranjero, para evadir la responsabilidad que tenía de ser padre. Solo le dio un beso en la frente, y se marchó, lentamente su silueta fue desvaneciéndose con el viento. Carla se quería morir, había perdido totalmente la ilusión por vivir, y justo en los exámenes finales, reprobó su mayoría. Tanta fue la tristeza que la consumió, que era como una vela, que poco a poco se iba apagando. Sus amigos, en especial Luna, estaban muy preocupados por su accionar, pero ella no quería reaccionar, así es que de nada servían los consejos porque ella los ignoraba. Un día su presencia fue tan notoria en el salón y el rector entra al curso a informarles a los chicos: ¡Tengo una mala noticia que darles, su compañera Carla, ha fallecido!
Todos gritaron y Luna se desmayó del impacto. 
Horas más tarde, en el velorio, los padres de Carla, lloraban sin parar, hasta que Luna se armó de valor y se les acercó diciéndoles: ¡sus lágrimas llegan demasiado tarde, ella ya no puede secarlas, si esas lágrimas hubieran sido cómplices de las de ellas, les aseguro que ninguno de nosotros estaríamos aquí reunidos!
A lo lejos, solo Luna, pudo observar una luz radiante que salía del ataúd, y la misma la cubrió, como si fuese muestra de agradecimiento por haber sido la única que la apoyaba y a la vez disculpándose por no haberla escuchado en aquel entonces, cuando le advirtió manifestándole que Pedro no era para ella. Aquel reflejo radiante solo fue por un par de minutos y en el instante desapareció.
MORALEJA: Existen padres muy despreocupados por sus hijos y se olvidan de estar al pendiente de los mismos, toleran todo, aprueban todo, es como si en su diccionario no existiera la palabra NO. Asimismo, hay jóvenes que viven la vida a lo loco, sin la menor responsabilidad, se creen los dueños del mundo y no evalúan los actos irresponsables que cometen,piensan que los mismos, son actos de madurez, de estar en otro nivel superior al de los otros amigos. ¡Que equivocación tan grande!....
La vida es una constante cosecha, el hecho de poseer en sus manos el tesoro más grande que puede disfrutar un ser humano, que es la JUVENTUD, no significa que hay que hacer de todo, que hay que vivir la vida loca, como si fuesen animalitos silvestres; lamentablemente a veces no es vuestra culpa, pero eso no les da derecho a jugar con los sentimientos de nadie ni hacer cosas que decepcionen a los que los quieren. Recuerden que vida solo hay una y hay que caminar lento pero seguro, todo tiene su momento y todo debe llegar en el momento correcto y a ustedes padres, sean más amigos, más responsables, más atentos con las cosas de sus hijos, al fin ellos no pidieron venir a este mundo, y tampoco son responsables de los hogares disfuncionales que le dieron. Demuéstrenles que ellos son su verdadera fortaleza, y aunque el vivir no es nada fácil, ellos deben ser la gasolina de sus días.