Testamento
Publicado en Mar 23, 2014
Si muriese repentinamente por cualquier causa sin haber visto cumplidos mis objetivos finales en vida (a cada cual más abstracto), aprovéchese de mi frío cadáver todo lo que puediera ser útil a los vivos; mis órganos, hasta la última de mis células. Así como de mis memorias, y hasta la última de mis ideas. Tras esto, incinérense mis restos, y que se me entierre lejos. Que fluya la energía.
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