Mira al cielo...
Publicado en Mar 25, 2014
Un guerrero de pronto cae,
Su armadura recibe un pequeño daño, Traspasando su ropa, Entra a su cuerpo. Era aquel momento en el que tenía miedo, Donde sufrió el mayor daño, Cuando el cayo de rodillas rendido, Derrotado y frustrado... Ese guerrero era yo, Estando total mente abrumada, Decepcionada de la realidad, Esperando aunque sea un rayo de luz, Una pequeña gota de esperanza. Ya lo había todo, Quería acabar con mi vida, Tome aquella punta afilada, Diciéndome a mí... Anda, termina ¡Ya! Arrepintiéndome de haber trazado una línea, Una sola línea que marco mi cuerpo, Levante mi cabeza, Viendo hacia el cielo. Diciéndome: Cuanta gente no ha estado peor, Cuantas personas no se han rendido, Cuantas personas no han muerto de dolor, ¿Quiero hacerlo yo también? Entonces tocando mi pecho, Sentí mi corazón palpitar poco a poco, Al estar en silencio escuche mi respiración, Levantándome vi hacia arriba diciendo... No estoy tan lejos de ser yo la esperanza, soy un guerrero que lucha por su vida, soy yo quien puede continuar, Soy yo quien quiere vivir... Una voz me hablaba, desde el interior del cielo, Diciendo que no estaba solo, Que yo podía escucharle mas no verle, Pero eso no significaba que estuviese solo, en esta batalla. Que si me sentía solo lo buscase a él, Que si no tenía más fuerzas, acudiera a él, Porque él sea donde sea me iba ayudar, Jamás me iba a dejar... Su nombre es Dios, El es amor, el está conmigo, En esta batalla tan larga, Pero muy grandiosa. El está en todas partes, Pero en especial el es mucho más grande, Que al mirar al cielo lo encuentro a él, Porque el inmenso y eterno. Más nunca me dejara, Porque sabe que por cualquier error, Cualquier herida que me provoque, El me ayudará, el estará ahí para levantarme, Y darme razones para continuar. Pues cada vez que te sientas cansado, Cuando ya no puedas más, Recuerda, cada quien tiene su lucha, Tu tienes la tuya, depende de ti continuar... Al final mira al cielo y respira que no estás muy lejos, De obtener la victoria guerrero pues de hecho, Dios está contigo.
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María Ester Rinaldi
Barbara