Vomitando, viviendo y muriendo
Publicado en Mar 29, 2014
Vomité como un borracho solitario un lunes en su cuarto,
No entendía de gramática, Pero entendía que algo me mantenía en pie. La noche seguramente sabía algo más de lo que contaba, Ahí silenciosa detrás de la persiana, sospechosa. El tiempo también me ocultaba algo, En ese aparato horroroso que me acercaba a la nada poco a poco. Y bueno, yo, inocente, creo que escribía sobre mujeres que no sabían ni como me llamaba. (Aunque tampoco lo puedo asegurar) Entonces un temblor vino desde la oscuridad, me estremecí, Después eructé, Y los saxofones soltaron todo el aire acompañándome. Cada vez se veía más claro, El amor no era el motor de las vidas humanas, No podíamos esperar que el amor nos salvara, Teníamos puños y cabeza para pelear y poco más, Con eso no podíamos hacer nada más que beber en noches de lunes Y de martes, miércoles… De pronto, quise morir deslizándome por las rocas, Sin discursos de alabanza, Sin lágrimas fíngidas, Quise morir con el recuerdo de los animales lamiéndome, Con el recuerdo de la ciudad contaminada bajo la luz de la luna, Con el recuerdo del gallo cantando al alba, Con el recuerdo de que estuve, sí, estuve, aunque nadie me viera.
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