AVERSION
Publicado en Apr 01, 2014
Que es esto?- gritó sin oirse Martín la mañana del 21
Todas las palabras de la noche anterior le causaron una profunda herida Marta y él convinieron no verse y darse el espacio, ese que crece más por dentro que por fuera Martín recorrió esa noche las calles de Fuenterrabía, explorando razones evidentes que concluían en sordos gimoteos. La ciudad era desierto a esas horas y pensó que la mejor opción sería retirarse y hallar descanso a sus secreciones Los vecinos más trasnochadores cerraban las verdes persianas carcomidas por la humedad del mar, y cuatro pescadores farfullaban el transcurso de la jornada con los vasos vacíos. La apacible brisa y los relojes que rotulaban el tiempo le causaban desasosiego, por lo que resolvió correr para alcanzar sin demora su destino y abrazarse a la almohada concediéndose a la oscuridad de un cuarto sin ventanas Dobló la esquina de San Pedro aminorando el paso al percatarse que en la otra acera dos ojos que parecían cuencos amarillos le escudriñaban De su nervuda mandíbula caía una baba interminable que no quebraba el fino hilo de su gruñido La galopante respiración de la carrera se había transformado en una turbación que envolvía todos los luceros de aquella noche despejada, aguantó el incesante jadeo y avanzó acurrucado , simulando no haber reparado en nada extraño El animal inició la marcha al mismo tiempo marcando el ritmo de su visión nocturna La presión de la sangre en su sien era insufrible y despacio comenzó a exhalar el aire que se estaba pudriendo enjaulado en sus pulmones Apenas quedaban 50 metros para llegar al portal, Martín miró atrás y distinguió a la silueta peluda recortar la distancia. el pájaro revoloteó agazapado en la maraña de un seto desviando ligeramente la atención de su perseguidor Aprovecho la ocasión para emprender la huida, y la sombra salió tras él. Llegado al portal no acertaba con las llaves , y unos dientes afilados se lanzaron coléricos a su brazo derecho , mientras Martín se defendía a duras penas En el acto, un silbido alucinante ejerció de reclamo a la bestia, Y se esfumó por la callejuela contigua La contienda duró una vida en la cabeza de Martín, que descompuesto subió a casa y se metió en la cama apretando con fuerza los párpados sin advertir la herida sangrante en su piel A La mañana siguiente Itziar atrancó la puerta desde fuera presa del pánico Las zarpas se hundían en la madera y los incesantes ladridos de su hijo , parecían aullidos
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Elvia Gonzalez
javier castillo esteban
Mara Vallejo D.-
Mezclados encuentro en tu historia al terror, dolor, tristeza y otras sensaciones que me transmitieron tus letras.
Lo felicito, amigo, me siguen gustando tus historias.
Abrazos.
javier castillo esteban