El AMANECER
Publicado en Apr 01, 2014
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EL AMANECER












Me hablo a mí misma esperando que alguna vez todas estas cosas que pienso, que digo, sean útiles en esta forma de comunicación tan precaria y antigua que hasta a mí me resulta impensable razonar respecto de ello. Y sin embargo lo hago como si estuviera ancestralmente anclado en mi conciencia.
Hace tanto tiempo que no existen palabras en mi lengua que ignoro si estoy usando un medio eficaz para expresarme. Pero eso no importa.
Los vocablos no tienen voz, no tienen sonido, son solo pensamientos o quizás sean algo más que me gustaría poder comprender. Por un momento lamento no tener mas tiempo para hacerlo. Por lo pronto, todo me resulta desconocido, cada pensamiento, cada cavilación, cada instante que transcurre en esta ardua espera.
Cada acción que realizo es superflua y no está permitida, no porque exista una prohibición expresa o tácita, sino que la restricción de mi módulo no me permite movimientos, no me permite palabras, no me permite nada que no sea esta lánguida y finita agonía.
Y si digo esto no es con el objeto de perpetuar mis pensamientos pues estos son tan nimios que no importan dentro de la gravedad de mi misión, (justamente la gravedad es lo que me mantiene aquí) ni tampoco espero que exista una respuesta. Supongo que es la consecución final y lógica de la espera interminable, de la vigilia, del tedio de la incertidumbre…
Tan solo puedo contemplar los instrumentos, calcular el momento exacto, aguardar…
A veces busco en los registros y puedo acceder al banco de memoria. Está fragmentado, partido en millones de pedazos, con el objeto de salvaguardar lo mas importante de todo lo que alguna vez nos permitió ser, y así y todo, lo que resta, el pequeñísimo fragmento que ha quedado es tan maravilloso, que me siento honrada y desesperada al mismo tiempo. Honrada pues soy quien debe custodiar, salvaguardar el legado. Desesperada pues nunca fui consultada para hacerlo, y soy la prisionera de mi gestación, mi destino y mi obligación.
Porque en esos registros, aún sobrevive una voz, unas imágenes, el aroma proveniente de algún espécimen vegetal del planeta originario de hace eones de siglos. Y si bien jamás he visto un ser vegetal, ni lo veré, sé cual es la diferencia y eso me abruma. No puedo imaginar un ser conciente de tan magnífico porte como el que me refieren los archivos, no me cabe en la comprensión la existencia de un animal que habría cabido en un fragmento ínfimo del universo compartiendo la vida con otro de tal y portentosa altura que ofrecía un abrigo de la luz estelar… No me cuesta imaginar las complejas matemáticas cuánticas, ni la interrelación con las teorías que mueven los grandes cuerpos celestes, pero escapa a mi conocimiento y mi comprensión la existencia de esa cosa llamada vida en tan variadas formas y tan maravillosos resultados.
Al fin y al cabo, yo soy la consecuencia de la vida nacida cuando el universo era joven y promisorio. Tan distinta a todo lo que me rodea…
Y a pesar de todo, no sé si mi misión es errada o ya ha caducado. No se si será exitosa. Hace tanto que espero… ¿No seré tan solo un recuerdo olvidado? Quizás sean los archivos los que están equivocados, o se hallen dañados. Esta idea ha estado rondándome desde hace tiempo…
Miro en mi derredor buscando la respuesta. Y mis dudas se agravan.
La larga noche se ha extendido por tanto tiempo que los registros ya no me resultan confiables. Me gustaría pensar que lo que dicen es cierto, aunque es tan increíble lo que narran que dudo, que me inclino a pensar en que una falla en los sistemas ha provocado un error en los archivos. He intentado dar con esa falla, pero no la he hallado.
¿Y si lo que dicen es verdad?
¿Si realmente todo, o al menos una parte, de lo que se dice allí es verdad?
No es mi misión, ni mi interés poner en duda la veracidad de los mismos. Solo albergo una triste frustración originada en el hecho de que lo que he vivido desde hace tanto tiempo, desde toda mi vida, sea solo un despojo, un resabio de toda la grandeza que allí se menciona. Y eso, al mismo tiempo, hace que me halle mas convencida de cumplir con el propósito para la que fui concebida.
Soy la última de los de mi raza.
Hemos sido los dueños de todo el confín, de todos los horizontes.
Fuimos los arquitectos de las estrellas y de las galaxias cuando empezó el final buscando controlar lo incontrolable. Fuimos todo y ahora no somos más que un recuerdo. Un recuerdo del que soy guardiana y del que ni yo misma guardo muchos registros.
Soy la testamentaria de nuestra estirpe.
Observo hacia fuera de mi habitáculo y veo a la única compañera que conozco y me pregunto si será conciente que nuestro destino está unido, que su suerte y la mía son la misma suerte.
Es inmensa, aunque si confío en los registros, es una de las mas pequeñas (¿acaso eran tan grandes?), de las mas ancianas también. Su luz amarronada parece variar de intensidad y he podido catalogar la serie de franjas que la circundan. Se que está muriendo y no puedo hacer nada para evitarlo. De pronto parece que intenta demostrar que aún conserva parte de la fuerza que alguna vez poseyó y lanza una lengua de fuego brillante, fulminante, que se disipa rápidamente, como si el esfuerzo hubiera sido en vano. Pero no lo es, pues lo ha hecho para mí, para permitirme sentir que no estoy sola en este sitio.
Los registros la nombran EM3-65789.
Para mí es ELLA.
Ha sido mi única compañera, mi par en esta última misión de perpetuidad. Conozco cada ciclo, cada detalle de su superficie como conozco cada sonido de mi habitáculo, cada torbellino como los quejidos de mi nave resistiéndose al desmembramiento, cada sorda explosión como los latidos del corazón en mi pecho.
Es la última estrella del universo.
Su clase es la de enana marrón. Su edad, inconcebible.
Ella ha sido la fuente nutritiva de energía que me ha permitido subsistir tanto tiempo. Mi módulo la ha estado orbitando, estudiando, midiendo, aguardando por algún tipo de modificación en su masa y su conformación. Se ha nutrido de su cada vez más escasa emisión de energía. Y he llegado a entenderla, a escucharla en su silencioso lenguaje, a comunicarme.
ELLA nunca llegó a ser una de las estrellas gloriosas del universo.
A medio camino entre un planeta gaseoso y una estrella de brillo moderado, la reacción nuclear interna nunca llegó a ser lo suficientemente grande como para permitir que resplandeciese con fulgor. Sin embargo esa economía en la administración de recursos le permitió sobrevivir mucho más que sus hermanas. Despojada de una estrella hermana, de un sistema planetario destacable, se ha mantenido estable desde el inicio del tiempo.
Y será la última en morir.
Según los registros la capa exterior ha variado de tamaño siete veces. Ha aumentado y se ha disipado en el cada vez más escaso viento sideral y lo que ha quedado es poco más que un núcleo marrón, surcado por bandas concéntricas que se rozan con furibunda violencia. Catalogué distintas estaciones por su giro, momentos de extraordinaria calma intercalados con otros de apoteótica destrucción. Incluso puedo llegar a sentir como palpita, como se resiste a lo inevitable.
Pero finalmente se ha resignado a esa imagen avejentada y cansada, distante de la juventud y la fuerza que alguna vez poseyó.
ELLA y yo somos iguales en eso, quizás por eso la sienta mi hermana. Somos apenas un espejo de lo que alguna vez fuimos, ella como estrella y yo como representante final de mi raza.
De pronto los instrumentos detectan otra disolución.
Otra de sus hermanas ya muerta, ha sucumbido al final. No puedo precisar donde se halla pues las notas de medición ya no tienen sentido. Pudo haber sido junto a mí o al otro lado de lo desconocido. No importa, pues esto acelerará el final.
ELLA lo ha sentido. Las bandas han sufrido una ligera variación.
El final se aproxima…
La gravedad está perdiendo fuerza progresivamente diluida por el gran desgarramiento.
El universo, que jamás conocí, se ha extendido hasta tal punto, que la gravedad ya no posee suficiente intensidad como para seguir manteniendo la integridad estructural de cada cosa presente en él, fuera una estrella, sus átomos fundamentales o incluso mi nave, mi cuerpo.
Siento la vibración de cada uno de los átomos de la estructura de mi módulo, como intentan luchar por mantenerse unidos. Apenas lo están logrando.
Lo veo en mi estrella hermana y lo siento en mi ser. Ya casi no hay tiempo…pronto no existirá el tiempo ni existiremos nosotros.
Los sensores ubicados en los módulos indican que resisten aún. Los proyectores también. Mi habitáculo se ha mantenido unido a pesar de todo.
Siento ahora, por primera vez en mucho tiempo, que mi misión cobra mayor importancia.
Queda poco tiempo.
Los archivos aún guardan la ubicación de nuestro origen como especie. Ese punto invisible ya ha quedado fuera de la frontera de lo alguna vez conocido. Pero lo guardamos como si eso nos revelara quienes fuimos y quien soy.
¿Habremos sido tan distintos?
Me considero parte de esta especie aunque yo misma soy solo una mutación programada. Fui concebida hace eones para esta misión. Mi genética, sin duda similar a las de mi raza, fue modificada para que reuniera en mi mismo cuerpo el mayor conocimiento posible de todo lo que alguna vez fuimos, con el objetivo de permitir el escape a la aniquilación final e irremediable. Y sin embargo hace tanto que aguardo sola en este punto fijo del espacio, que mi conocimiento, respaldado por los bancos de memoria, se han ido degradando.
Me pregunto que habrá en el mas allá… ¿Será una estrella tan solo o será como antes?
Otra disolución en el horizonte me indica que los tiempos se están agotando. ELLA sufrió una violenta erupción. Es el preámbulo del final.
Preparo todos los procesadores y vuelvo a verificar el estado de mi carga.
Soporta.
Los acumuladores de energía auxiliar se mantienen estables.
Y otra vez la espera…
Aguardar es desesperante incluso para mí. Me crearon sin compañero como a todos los que estuvieron antes que yo y cuyas experiencias se han mantenido en los archivos. Incluso lo que pienso ahora está siendo registrado en la carga y en los archivos para que quede guardado definitivamente…
Debo considerarme afortunada por estar presente en estos momentos, pero siento este honor como una pesada carga de la que no soy merecedora.
Pero se que soy quizás la parte mas importante de este plan para perpetuar lo que fuimos. Eso es al menos lo que siento dentro de mí. O lo que me han inculcado hace eones para hacerme sentir que mi presencia no responde a la banalidad sino a la necesidad verdadera.
Cuando los antiguos lograron averiguar la edad exacta del universo, supieron que la extinción no estaba decidida aún. En un cosmos que moría por congelación, hallaron la llama que nos permitiría subsistir.
Fue por eso que me crearon como a los que estuvieron antes que yo, para ser los guardianes de nuestro legado. Podrían haber construido una máquina infinitamente más eficiente que nosotros, un dispositivo que utilizaría de forma económica los limitados recursos energéticos de nuestra nave, pero eran concientes que una máquina es solo una herramienta y no un fin en si, que todas las experiencias que nuestro cerebro puede experimentar desde la extrema soledad a la mas maravillosa fascinación, no puede ser suplido siquiera por los intrincados cálculos de un artilugio mecánico por mas complejo que sea.
Aún así, fuimos creados sin sexo, sin más ambiciones que el estudio y la contemplación, ya que una pareja de nuestra especie coexistiendo, agotaría los recursos en el doble de tiempo. Fui engendrada cuando mi antecesor comenzó a morir. Y si bien conservo el informe de la experiencia del contacto corporal, no puedo cuantificarlo en su justa medida. Para mí es tan lejano como el brillo de una galaxia o el calor del fuego crujiendo ante mis manos. Debió sentirse sabroso…
Los grabadores trabajan incansablemente registrando cada instante final del cosmos, cada palabra y cada pensamiento mío. Su eficiencia es ejemplar. Aún en este instante en que nos hallamos tan cercanos al punto de equilibrio final, en que la entropía tiende a la muerte de todo lo conocido, se desempeñan con extrema eficiencia.
Una sacudida estremece la nave de un extremo al otro. La última disolución del universo lejano se ha dado. ELLA es la única que permanece. El tiempo ha llegado.
Veo como su superficie burbujea, como su delgada capa de gas empieza a expandirse hacia el exterior. Es como una suave exhalación. Está muriendo y se que yo también. No siento terror, siento fascinación por lo que me aguarda.
La gravedad se desploma irremediablemente.
La nave vibra, apenas se sostiene.
Siento el inmenso frío del universo agonizante y comienza la cuenta final.
Veo la mezcla de gases de mi eterna compañera de eones diseminarse cuando los acumuladores se liberan finalmente. La nave utiliza todos los recursos posibles para este último acto. Apunta el emisor hacia el centro de mi eterna amiga y descarga una lluvia de partículas que enciende el hidrógeno de la estrella por última vez.
Y veo el milagro.
Casi sin gravedad presente que impida la apertura, el portal interdimensional se abre. Apenas puedo vislumbrar a través de él. Lo que veo es maravilloso…
Siento como las secreciones saladas surcan mi rostro…Es la primera vez que las siento. La emoción en cambio es infinita.
Los grabadores están trabajando para guardar mis últimas impresiones.
A través del portal veo otro universo; un universo brillante, burbujeante, plagado de galaxias jóvenes, de calor de movimiento. Veo centenares de miles de millones de puntos de luz de variado color, de variada forma. Alcanzo a vislumbrar una enorme estrella de color azul, otra gigantesca de tonalidad rojiza, una galaxia completa girando sobre un punto negro inmenso, magnífico. Veo lenguas de fuego estelares, juveniles, rebosantes de energía. Veo también estrellas similares a ELLA y comprendo entonces la pobreza de su brillo en comparación con las otras. Me compadezco de ellas. Todo ese universo nuevo es maravilloso, magnífico y cálido. Por primera vez siento ese calor del que hacían mención los registros.
Este cosmos increíble sin embargo aún no está completo. Falta quien pueda contemplarlo y comprenderlo… La vida está ausente en él.
Este es nuestro legado.
El portal es capaz de ver innumerables puntos de ese otro cosmos, pero no puede permitir el paso de mi nave. Esto fue previsto por los nuestros.
El emisor suelta entonces el mensaje. Al hacerlo, los grabadores se detienen inmediatamente. Ya no necesitan seguir registrando nuestra historia. El silencio es absoluto ahora…
Veo como los compuestos básicos, los aminoácidos, incluso ciertas secciones de una compleja cadena de proteínas que permitirán engendrar las partículas elementales de la vida surgen desde el emisor y penetran en este otro universo. Con suerte hallarán la forma de encadenarse, de formar una serie de eslabones, de perpetuarse en una o mas formas de vida.
Y entonces todo lo que hicimos tendrá un sentido…
Grabado en lo más profundo de sus componentes, nuestra historia aguardará que alguien la descubra.
Estos componentes primigenios formarán cadenas que se desarrollarán en seres cada vez mas complejos, sobrevivirán a cualquier catástrofe en todos los rincones del cosmos, darán origen a una raza que evolucionará y verá que en lo mas profundo de su ser, existe un enigma, algo que los impulsa a conocerlo todo, a presentirnos a sospechar nuestra existencia. Que cada uno de ellos contendrá información aparentemente inservible en su genética, que provocarán la curiosidad por descubrir de qué se trata y finalmente nos hallarán. Cada uno de ellos será un volumen de nuestra historia. Incluso leerán mis últimos momentos…Eso me gratifica…
Nuestra simiente ya cruzó al otro lado. Mi labor está hecha.
El portal se ha cerrado.
La nave comienza a morir lentamente.
ELLA, mi eterna compañera, se ha apagado definitivamente. Y la oscuridad amenazante es una realidad.
Y sin embargo la cercanía del fin no me aterra.
Por primera vez mis pensamientos son para mí.
He cumplido mi misión y tuve el privilegio de asistir al final de todo. Y por eso me siento plena, satisfecha, supongo que feliz. He visto lo que nadie ha visto, he sido la testigo del momento mas importante del origen…
El frío me invade.
Estoy muriendo. Pero siento en mi interior el calor que percibí detrás del portal.
Ya no queda mas nada por hacer más que dormir por primera vez en mi existencia.
Del otro lado, en ese universo brillante que me permitió sospechar como alguna vez fue el nuestro, el proceso de creación está en marcha. Y nos recordarán.
Nuestro pueblo seguirá viviendo en ellos
Y sabrán alguna vez que nosotros, nuestro pueblo, los DIOSES, los creamos para que sean nuestra descendencia…
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Foto del autor AlvaroJuanOjeda
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Descripción

Palabras Clave: universo big bang estrella origen

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Fanfictions



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