Antes y despus
Publicado en Apr 07, 2014
Los humos inundan el ladrillo y no distingues si son las ansias por crecer o desertar del pasado lo que te ha mecido hasta la orilla. Tu nombre está en una lista de personas que fluctúan sin respiro y no eres ni más ni menos, sino algo indiferente, un pellizco entre manoseos que no entiende de clasificaciones. Despegas cuidadosamente los párpados e inhalas tu propio ser concebido entre otros dos números. consecuencia del gargajo expulsado sobre tu pelo liso y castaño ,que se derrama como la savia del árbol nacido en praderas solitarias, de astillas levantadas por el ventarrón y piel desnuda al pájaro famélico. Hechizado por la gran chimenea sumerges la cabeza hasta el fondo, quedando tu piel ennegrecida por la inefable bruma oscura. Después de paladear la ciudad grande, huyes cabalgando sobre tu propia lástima y alcanzas el cementerio de muchachos de gloria, y ni su halo permanece vivo, solo retales se yerguen contaminados en donde encuentras guarida. Descansas el infortunio encima de la montura mientras el jamelgo tensa sus patas con el peso de piedras que asoman en la saca El primer residente te visita con una sonrisa, y atento escucha el relato que ahora brinca de tus entrañas mostrando su vestido de arlequín, pero la suerte no ha cambiado. Imbuido por la familiaridad de su rostro correspondes atendiendo con estupor la historia que sigue a la tuya ahora de las fauces del aldeano de repente no encuentras le semejanza con el viejo decrépito y lo abandonas en su soliloquio ,apremiado por la rabia, montas de nuevo sobre el lomo del animal. Pero ya no es un caballo sino un lobo, y su piel erizada contagia a la tuya Haciéndote olvidar los ignotos caminos que te llevaron a ese lugar, Sin embargo tu espalda no está desmemoriada y pronto, con certeza, reincide en las respuestas a cuestiones de innumerables noches con vela y sin lumbre, esclareciendo la negritud y atrayéndote a su pórtico
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Mara Vallejo D.-
Buen texto has compartido.
Abrazos-
javier castillo esteban