Vainas
Publicado en Apr 23, 2014
No sé que ocurrió aquella nubosa mañana. Vimos Mica y yo el resplandor en el cielo. No era un relámpago, llegaba al suelo. Tampoco un rayo, estaba inerte entre el cielo y la tierra, sus colores verde y rojo.
- Un Goñuco. -Lo bautizó Mica. Al poco, el Puerto Piqueras estaba albo, todo nevado, mientras nubes de tormenta se formaban en la capital. A partir de ahí nada relevante ocurrió hasta la tarde. Fuimos a la Alameda con mi madre y una vecina que fue como nuestra abuela. Me fui a los céspedes para hacer mis volteretas pero algo me llamó la atención. Algo extraño se formaba entre la hierba. Eran blanco grisáceas, suaves al tacto, a caballo entre gigantescas vainas u horripilantes telarañas gigantes. Di aviso a mi madre y extrañada preguntó al bruto y antipático guardián. -No sé. Aparecieron esta mañana. Al día siguiente se habían difuminado con la misma rapidez con las que aparecieron. A partir de entonces el mundo fue un poco más callado, taciturno, bruto. Hoy en día la buena educación se acaba por los "vainas". Cómo si hubiese salido, de aquellas vainas gigantes. fin
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