VIAJE Y LITERATURA
Publicado en Apr 21, 2014
He regresado de Asturias hace dos días, y el gusano de la ciudad ya ronda debajo de mi piel abultando su silueta, las vueltas son repulsivas y nunca he pensado en energías renovadas. Simplemente el final de un sueño plácido que disimula su halo para no entender las vacaciones equivocadamente Han sido unos días magníficos y durante mi ausencia en el papel varias noticias de especial relevancia que no me dejan indiferente. No le faltaba razón a Úrsula Iguarán cuando gritaba a la vida que la casa de los buendia era una casa de locos, símil probable de Marquez sobre este mundo. Una grieta en la aparente calma y la vulgar esperara, que de tan honda se cierra en la superficie haciéndose verdaderamente sangrante en su interior Lo llaman Gabo por cierto, supongo que la gente más cercana a él, yo sin embargo lo prefiero Gabriel, pronunciando cada una de sus letras, esgrimiendo el poderío de su bíblica entonación. Hasta las verdes montañas y el agua pura penetran las notas de su colosal obra y me estremezco evocando los interminables días con el sol de metal hostigando a un náufrago o el fatal destino de un hombre sosteniendo sus propios órganos, aun con fuerzas para caminar Así, mi mente merodeaba engullendo kilómetros por abruptos pueblos que retuercen carreteras apremiando su origen, disponiendo el horizonte frente a calas de aguas claras y falsos espigones Atrapado por las redes de pesca que cede la naturaleza, flotando en compañía de los peces entre boyas y mareas Exquisita sidra la que nos escancia la literatura regando una estancia abigarrada pero sabrosa Los días han pasado gracias a Dios en pos de preservar lo efímero , y no evaporarse la sustancia importante, la que está en el fondo sedimentada aglutinando estaciones En todo ello mi pequeña reflexión entendiendo globalmente el carpe diem, inseparables el claro y la noche y resolviendo la fusión de los días que mueren antes de nacer y los que , por otro lado, siguen otro sendero, y embelesan , sustentando su gracia en el aire que insuflan, meciéndonos en su apacible vaivén,
Página 1 / 1
|
javier castillo esteban
Mara Vallejo D.-
Y en mi terruño, nació el puño que sostuviera la pluma y las huellas que los pies de un niño dejaran.
Vuela alma silvestre, escribe en el cielo las historias que nacieron de tu inmortal inspiración.
Buen artículo nos has regalado, amigo.
Un abrazo