LA UNIVERSIDAD DE SAN MARCOS (PRIMERA PARTE)
Publicado en Apr 24, 2014
LA UNIVERSIDAD DE SAN MARCOS EN SU PRIMER PERIODO
1551-1571 (PRIMERA PARTE) El virreinato al tornar a la normalidad uno de los primeros pasos que da para moderar el espíritu guerrero que los turbulentos conquistadores imprimieron, fue condenar como nocivo lo que en su oportunidad fue acaso conveniente y aun necesario, toda vez que las conquistas no se llevan a cabo con razones sino a sangre y fuego, pero ya las armas habían llenado su función y los antiguos señores del país yacían postrados e inermes, viviendo sometidos a un duro vasallaje; así lo entendió el cabildo de la ciudad de los Reyes, siendo secundado por el pacificador don Pedro de la Gasca y por los miembros de la real audiencia, se comenzó a deliberar sobre la conveniencia de despachar a la corte a uno o dos procuradores, cuya misión habría de encaminarse a demandar de su majestad el Rey determinadas gracias y mercedes, que desviaran a los inquietos colonos de su afición a las armas, contribuyendo así al ennoblecimiento de la ciudad y del reino, para positivo provecho de los vecinos. Es así que en la sesión del cabildo celebrado el 10 de diciembre de 1549, quedo pues definitivamente discutida y resuelta la elección de los procuradores; el capitán Jerónimo de Aliaga y el padre maestro fray Tomas de San Martin, provincial de los frailes Dominicos, quienes aceptaron y juraron el cargo en la sesión del 24 de enero de 1550. (1) Luego recibieron los poderes, instrucciones, cartas y demás recaudos que acreditaban su personería y calidad jurídica(2) después de unos días se embarcaron con rumbo a Panamá en las mismas naves que llevaban al pacificador don Pedro de la Gasca, quien después de tres años de rudo batallar ya con la altanería de los rebeldes, ya con la voracidad insaciable de los leales retornaba a España a dar cuenta a su majestad el Rey de su difícil misión, del satisfactorio éxito que había logrado sus afanes(3). Uno de los puntos más importantes que se tocaban en el respectivo pliego de instrucciones, se encontraba impetrar a su majestad el Rey la creación de un estudio general en la ciudad de los Reyes, donde los hijos de los vecinos pudiesen cursar las diversas facultades que la cultura de la época reputaba provechosa al entendimiento humano.(4) Llegaron los dos procuradores a Cádiz a inicios de julio de 1550, pero no habiendo encontrado al emperador en España por las conmociones políticas y religiosas que agitaban a la sazón su vasto imperio que lo retenían en Flandes(5) resuelven pasar por ese principado y después de besar las manos de su majestad el Rey, como vasallos sumisos y servidores leales, proponen el objeto y fin de su embajada y presentándole incondicional fidelidad en nombre de la ciudad de los Reyes y de los vecinos feudatarios de ella "por la benignidad y gran clemencia que con todos había usado"(6). Su majestad el Rey decide ir a Alemania y fray Tomas de San Martin y don Pedro de la Gasca aceptan acompañar al emperador, no así don Jerónimo de Aliaga pues las fatigas del viaje y unas dolencias lo retuvieron en la península, para convalecer paso a Segovia, fijando después su residencia ordinaria en Consuegra de cuya comarca era oriundo (7). Fray Tomas de San Martin a cuyo influjo y recomendables antecedentes, se debió en gran parte los satisfactorios resultados de aquella embajada y exclusiva creación de este estudio general en la ciudad de los Reyes; aunque don Diego de Robles el oficioso mentor del arzobispo, se jactaba de haber sugerido la idea e insinuado la conveniencia de establecer aquí una universidad(8), lo cierto es que quien dio forma viable al proyecto y logro convertirlo en realidad fue el padre San Martin, él lo sometió a la deliberación del cabildo, lo propugno ahí ardorosamente, creo la atmosfera y agoto en su defensa los recursos de sus letras e ingenio, así consiguió que quedase incluido en el pliego de instrucciones que se aprobó el 22 de enero de 1550. (9). Con los mencionados antecedentes pueden suponer la actitud del padre San Martin, cuando le cupo su turno sobre este punto en las deliberaciones del real consejo, pues si importaba el proyecto un singular beneficio para la ciudad de los Reyes, a la orden de santo domingo que lo amparaba le traía apreciables ventajas de orden moral y acaso también materiales(10) el padre San Martin como provincial de la orden de predicadores sabía muy bien ponderar las unas y las otras, así despliega en ello toda su actividad y valiéndose del fuerte ascendiente que don Pedro de la Gasca ejercía en el ánimo del Rey, lo saco tan bien librado que en el proceso de su discusión y aprobación no se le opusieron mayores reparos, así pudo despacharse la real cedula el 12 de mayo de 1551, que vino a colmar los anhelos de los capitulares y vecinos de esta ciudad de los Reyes, para así dar existencia legal a una de las instituciones científicas más ilustres de esta parte de las indias.(11). Pero la magnificencia del Rey fue aún más allá, pues tratándose de erigir una nueva diócesis en la dilatada comarca y provincia de las Charcas, con asiento en la ciudad de la Plata(12) presento para aquella sede al padre maestro San Martin(13) habiendo este aceptado la mitra que se le ofrecía, la curia Romana lo preconizo y el 27 de junio de 1552 se le despacho las respectivas bulas, cuando aún se encontraba en la península gestionando los asuntos que confiara a su persona la ciudad de los Reyes, pues debido a las penosas dolencias que agobiaban al capitán Jerónimo de Aliaga todo el peso venía a recaer en él, llega la real cedula y el padre San Martin recibe la unción episcopal(14) ceremonia que se realizó en san Esteban de Salamanca, con la solemnidad y pompa que de aquel insigne convento bien se podía esperar, el 23 de febrero de 1553 hizo en Madrid la erección de su iglesia y cabildo(15) embarcándose de regreso a esta ciudad de los Reyes hacia mediados del referido año. Al comenzar 1554 ya se encontraba el padre San Martin en esta ciudad, con la misma diligencia y actividad que solía desplegar cuando traía entre manos algún asunto de interés colectivo(16) contribuía a organizar esta casa de estudio general, fruto de sus desvelos, pues aunque ya estaba fundada como un año(17) no lograba sin embargo regularizar sus funciones docentes, pues carecía de maestros para dotar las cátedras mayores, solo se leía entonces latinidad y artes, servidas por los frailes de la orden de santo Domingo, quienes no llevaban salario alguno(18) si bien la Reina por cedula del 10 de mayo de 1551, asignara 3,000 pesos de oro librados en la real caja de la ciudad de los Reyes, aquella suma se invirtió en habilitar las respectivas aulas y oficinas, dotándolas de los enseres necesarios para los estudiantes para comenzar a llenar sus tareas. Como la real cedula de erección ya citada disponía que esta casa de estudio general se estableciese en el monasterio de santo Domingo de esta ciudad, entre tanto no se acuerde otra parte (19) allí quedo instalado en el claustro principal, cuya robusta fabrica que se iba labrando en cantera y ladrillo, era ya reputada como la más hermosa de la ciudad de los Reyes (20). 1- "los señores de justicia y del regimiento recibieron el juramento del padre Tomas de San Martin y del capitán Jerónimo de Aliaga, en forma debida y de derecho cada uno según su habito y profesión, juraron que en todo miraran harán y guardaran lo que más convenga al servicio de Dios nuestro señor y de su majestad el Rey y velar por el bien común de esta ciudad; a la conclusión del juramento son apercibidos y encargados que así lo hicieran, Dios nuestro señor los ayudase en cuerpo y anima, de lo contrario los demandase mal y caramente, como quien perjura y jura su santo nombre en vano; dijeron fuerte "si juro" amen y firmaron. Libro IV de cabildos de la ciudad de los reyes, pag xc. 2- El día 25 se les entregaron los poderes y despachos bajo inventario, de ello se dejó constancia en el respectivo libro de actas, las cartas que se les dieron eran las siguientes: una para el príncipe don Felipe, otra para el conde de Benavente, otra para el condestable de Castilla, otra al real consejo de indias, otra para su presidente, otra para el arzobispo de Sevilla, otra para el consejo real, otra para don Luis de Acuña, cuatro para los oidores de los consejos real de Castilla y supremo de indias, otra para el secretario Juan de Sámano, otra para el arzobispado de Toledo, otra para el cardenal de Burgos, otra para don Francisco Tello, otra para el comendador Zarate, otra para el duque de Alva; de acuerdo con el pliego de instrucciones, los procuradores debían pedir al monarca diversas mercedes: título de muy noble y muy leal para la ciudad de los Reyes, que su cabildo fuese exento de la jurisdicción ordinaria, que los oidores fuesen residenciados, que los conquistadores gozasen de privilegios, que los hijos del marques Pizarro fuesen amparados, que los prelados no pudiesen pedir el diezmo de los tributos que pagaban los indios a sus encomenderos, que los vecinos feudatarios pudiesen obtener oficios reales conservando su encomienda, que los repartimientos se prorrogasen por otras dos vidas. Libro de cabildos de la ciudad de los Reyes pag LXXXXI. 3- Don Pedro de la Gasca y los procuradores se embarcaron en el puerto del Callao de esta ciudad de los Reyes el 28 de enero de 1550. 4- "que estas partes están tan remotas de España y los hijos de los vecinos y naturales no tienen donde enviar a sus hijos a estudiar, enviarlos a España representaría hacer grandes gastos y por falta de posibilidades algunos se quedarían ignorantes, pedimos y suplicamos a su majestad tenga a bien y nos haga merced, que en el monasterio de los Dominicos de esta ciudad haya estudio general , con los privilegios y exenciones y capitulaciones que tiene el estudio general de Salamanca, libro IV de cabildos de la ciudad de los Reyes pag LXXXXI. 5- Había ya humillado a los príncipes protestantes confederados contra el en la liga de Schmalkalda, y se reponía de sus fatigas pasadas en Gante entre sus leales vasallos flamencos. 6- La carta del cabildo al emperador corre inserta en el libro de sus actas y dice así: "S.C.C.R.M. después que estas tierras se descubrió y conquisto y gano en nombre de su majestad el Rey, esta ciudad no ha tenido la oportunidad de besar los pies de vuestra majestad por las grandes mercedes que siempre ha hecho y hace, y que cada día se espera que vuestra merced hará particularmente a esta ciudad de los Reyes, ahora que Dios nuestro señor ha sido servido darnos paz, por haber enviado al licenciado don Pedro de la Gasca, en vuestro real nombre que con buen celo, cordura y valor se ha comportado, habiendo hallado a los vasallos de vuestra majestad tan deseosos de vuestro real servicio y principalmente a esta ciudad, esta tierra esta pacificada y castigados los rebeldes a vuestra real corona, con que se ganó perpetua libertad para servir a su majestad como los más leales vasallos, pareciéndonos tiempo oportuno acordamos elegir y nombrar en nombre de esta ciudad al padre maestro fray Tomas de San Martin , prior provincial de la orden de los predicadores de estas provincias, para que como persona de crédito besen los pies de vuestra majestad, por la benignidad y gran clemencia que con todos a usado, así mismo le informe de la riqueza y calidad de ellos, suplicamos a vuestra majestad humildemente los oiga y les de el crédito que conviene por ser las personas elegidas para tan alto fin, nuestro señor tenga a su majestad con salud y señorío de mayores reinos; firman: don Antonio de Ribera, Francisco Talavera, Sebastián Sánchez de Merlo, García de Salcedo, Nicolás de Ribera, Francisco Ampuero, Cristóbal de Burgos, el licenciado Rodrigo Niño, Antonio del Solar, juan Cortez, rubrica el escribano del cabildo don Diego Gutiérrez. Libro IV de cabildos de la ciudad de los Reyes. 7- Don Jerónimo de Aliaga murió en villa Palacios señorío del conde de Paredes, el año 1564 probablemente a consecuencia de la enfermedad que padecía. 8- El memorial de don Diego de Robles corre inserto en el tomo XI de la colección de documentos inéditos para la historia de España, se intitula "apuntes para el acierto del Perú y buen trato de los naturales". 9- Se puede ver en la monografía libro IV de la ciudad de los Reyes. 10- Así lo entendieron los padres Dominicos desde el primer momento, por eso se apresuraron en dotar las cátedras mayores con 350 pesos oro de renta al año, con cuyo aliciente muchos letrados seculares acudieron a servirlas. 11- Dicha cedula dice así: por cuanto fray Tomas de San Martin, de la orden de santo Domingo, provincial de dicha orden en las provincias del Perú, nos ha hecho una relación que en la ciudad de los Reyes está hecho y fundado un monasterio de su orden , en el cual hay buen aparejo para hacer un estudio general, que sería muy provechoso porque los hijos de los vecinos de ella serian adoctrinados y enseñados, cobrarían habilidad, con los privilegios franquezas y libertades que hoy tiene la universidad de Salamanca, por el bien y ennoblecimiento de esta tierra pedimos a su majestad que en dicho monasterio de santo Domingo por el tiempo que vuestra merced lo desee, entre tanto no se de una orden contraria; día 12 de mayo de 1552, firman Juan de Sámano secretario de su majestad, el licenciado Gutiérrez Velásquez, el licenciado Gregorio López, el licenciado Sandoval, el doctor Hernán Pérez, el doctor Rivadeneira, registrado por Ochoa de Luando, por el canciller Martin Ramoyn. 12- Se erigió aquella sede el 27 de junio de 1551, en virtud de la bula que comienza "super specula militantes ecclesiae". 13- Fray Pedro Delgado que había sido presentado para obispo de la nueva diócesis rehusó aquella dignidad, libro "teatro eclesiástico de las iglesias de indias" tomo II. 14- Aún no se había acordado que los obispados creados por las diócesis de las indias se consagrasen aquí, pues aquella disposición solo comenzó a regir en el siglo XVII y tuvo por objeto cortar los abusos que en esta materia se habían venido introduciendo, con notable detrimento del buen régimen de estas iglesias, pues muchos prelados se consagraban en España y con fútiles pretextos se detenían allá indefinidamente, esperando que vacase alguna sede en la península para luego pedir su traslado, moviendo poderoso influjos. 15- Colección de bulas, tomo II pag 280 donde trae el texto íntegro de la erección. 16- La fábrica del convento del Rosario de Lima se debió a fray Tomas de San Martin, decía el padre Lizárraga "oí decir al padre fray Antonio de Figueroa, un religioso nuestro muy esencial, gran siervo de Dios, verdadero hijo de santo Domingo, que fue mi maestro de novicios, que fray Tomas de San Martin era un provincial que salía de su iglesia por la mañana con un bordón, caminar y ver sus asuntos todo el día hasta la noche que regresaba al convento a veces hasta sin comer. Descripción y población de indias, libro I, cap XXII pag 30 publicado en 1908. 17- Como su permanencia en la corte viniese prolongándose más allá de lo que el calculara, para no defraudar en sus justos anhelos a esta ciudad de los Reyes, ni privarla con su demora de los frutos a los vecinos de la nueva institución la universidad, determino remitir a su cabildo la cedula y reales despachos que para ella había obtenido, es así como el estudio general pudo fundarse antes que el padre maestro San Martin retornara a esta ciudad. Del libro tesoros verdaderos de las indias, tomo I publicado en roma en 1681. 18- Pues en el capítulo que celebro la provincia en su convento del Rosario el año 1553, se mandaron crear las cátedras de gramática, retorica, artes y teología. Del libro tesoros verdaderos de las indias, tomo I, lib IV cap III. 19- Véase la nota 11 de esta monografía. 20- Sin embargo refiriéndose a este claustro el maestro Meléndez dice: "no es la más prima su fábrica, pero juzgo que es la más fuerte, porque es de aquellos principios en que se atiende más que al follaje y curiosidad de agallones, motilos y arbotantes, a la duración de los edificios por los continuos temblores que acometen con furia toda esta costa, vecina al mar y así está todo forrado de valientes bisagras y abrazaderas de fierro, debajo del enlucido, y embebido en los cuerpos de pilastras y columnas. Del libro tesoros verdaderos de las indias, gruesas almas del Vizcaíno tomo I, lib I, pág. 59.
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