tiempo
Publicado en Apr 24, 2014
No hay nada mas conmovedor que la sonrisa del niño, la belleza se dibuja desde las comisuras hasta el centro de la carne, su inocencia plasmada vigorosa, invencible. Y en ese instante no deseas nada más, solo volver No es necesario estar alerta, pues el ritmo no cesa y el alma se llena poco a poco de carantoñas fosiles.
Un segundo después desnudo penetras en la infancia en los años felices y recreas un balón y una excavadora de juguete, cuando únicamente aceptabas sonrisas por respuestas y los rostros adustos eran condenados y convertidos. Entonces consciente de tu niñez, con la piel más blanda , adviertes la ilusión como una feroz enfermedad se apropia de tu sangre, vislumbrando la verdad . Ésta se muestra marchita y crees reconocer al tiempo detrás de esas arrugas , reo de excesivas traslaciones sin paladear la compañía de sus hijos incólumes. Expatriado del candor e infinitamente lejos de nuestro yo, no es más que un viejo decrépito que ha huido de esos días primeros buscando madurar el fruto que no está preparado mas que para caer reflexiones con finales entreverados y otros sinremedios son extractos carentes en la vida adulta que se ha prendado de la rapidez, olvidando la sonrisa en algún recóndito lugar, creciendo tan rápido que sus hojas señalan el suelo y no el cielo Nazcamos diminutos para morir pequeños en la bondad de nuestro germen, arrullados por una brizna de la vida
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