LA UNIVERSIDAD DE SAN MARCOS (TERCERA PARTE)
Publicado en May 06, 2014
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El tercer rector que gobernó esta universidad fue el Rdmo don fray Alonso de la Cerda, quien sucedió en 1562 al padre Argumedo en el priorato del convento del Rosario y que retuvo hasta 1565; era natural el padre de la Cerda de la villa de Cáceres en Extremadura, procedía de una
antigua y noble familia de aquella provincia, vinculada acaso con la ilustre
estirpe de Medinaceli, apenas entrado en la adolescencia quiso correr fortuna
por tierras de indias, pues siendo en su casa segundogénito no vislumbraba en
su patria el porvenir que anhelaba, que un mancebo de su calidad bien podía
ambicionar, así con la ayuda e influjo de los suyos le facilitaron los medios
para poder embarcarse y pasar así al nuevo mundo; es muy probable que viniese
al Perú en el sequito de criados y familiares que trajo consigo el licenciado
Vaca de Castro, cuando vino a componer las diferencias que agitaban a Pizarro y
a  Almagro, que traían a los
conquistadores divididos en opuestos bandos, dada la corta edad en la que vino
el padre de la Cerda apenas seria uno de los pajes del licenciado.


Con la llegada del virrey Núñez de Vela feneció aquí la misión e investidura de Vaca de Castro, como es de suponer su comitiva comenzó a disgregarse tratando cada cual de buscarse en esta tierra el mejor acomodo(40) fue entonces que el joven de la Cerda acordó abrazar el estado
religioso ya que el de cortesano le había resultado tan inestable, habiendo
solicitado el habito de santo Domingo en el convento de esta ciudad de los Reyes,
se la dio el Rdmo fray Tomas de San Martin en 1545, habiendo emitido sus votos
monásticos el año siguiente; en 1557 fue ordenado prior del convento que tenía
su orden en nombre de Dios(41) en 1559 desempeñaba igual cargo en el de san Pablo
de Arequipa, y como tal intervino en el capítulo que celebrara su provincia en
esta ciudad de los Reyes, en 1561 actuó como definidor y al año siguiente fue
elegido prior, siendo el primer hijo del convento del Rosario que en el obtuvo
la dignidad prioral(42) en un aparte se cuenta el funesto fin que tuvo fray
Pedro de Toro quinto provincial de los dominicos en el Perú(43) quien murió en
la prisión de la santa Inquisición,  hubo de determinar aquí por parte de la orden una detenida investigación de los hechos, al efecto el Rdmo general de ella de acuerdo con el consejo de indias, envió como visitador extraordinario al padre maestro fray Diego de Osorio, quien
después de haber llenado su misión con reconocido acierto, acordó convocar a la
provincia a capitulo electivo, congregada está en el convento del Rosario el
año 1569 salió electo provincial el padre de la Cerda, fue el sexto prelado
mayor que gobernó la provincia.



Concluyo su cuatrienio el padre de la Cerda en 1573, en el capítulo que le dio por sucesor el padre fray Andrés Veles(44) yque se celebró en esta ciudad de los Reyes a mediados de aquel año, fue nombrado definidor general por la provincia del Perú y procurador de ella en la
corte real y pontificia, pues de su sagacidad y ejecutoriada pericia prometía a
sus electores singulares frutos(45) su actuación en España fue acertada(46) y
el consejo lo tuvo en cuenta para recomendarlo al Rey y proponerle la mitra de
la provincia de Honduras, cuya sede episcopal después de haber estado en
Trujillo, se acababa de mandar fijar en la ciudad de Comayagua o Nueva
Valladolid(47) donde había fallecido su ultimo obispo fray Jerónimo de Corella;
se le despacho las bulas y letras apostólicas, su respectiva ejecutoria y pases
reales, el nuevo obispo se consagro en España y por el año de 1577 retornaba a
las indias y tomaba posesión de su diócesis, donde todo estaba por hacerse pues
los frecuentes traslados de sede no habían permitido a los anteriores prelados
establecerse debidamente, con todo venciendo las dificultades inherentes al medio
la iba organizando el padre de la Cerda, en su postrero y definitivo asiento
cuando lo sorprendió la real cedula que lo promovía a la cede de las Charcas,
vacante entonces por el fallecimiento de fray Alonso Granero de Avalos, cuarto
obispo de aquella santa iglesia(48) en 1588 ya lo encontramos en la ciudad de
los Reyes de paso para su nueva iglesia, disfrutando aquí del afecto y
consideración de sus antiguos amigos y discípulos, y lo que más extrañaba era
la vida escondida y apacible de aquellos santos claustros que otrora hicieron
las delicias de su espíritu, luego de arreglados los asuntos de su iglesia prosiguió
viaje a la ciudad de la Plata la metrópoli de su diócesis(49) que lo recibió
alborozada y obsequiosa, pues le había precedido la fama de sus virtudes(50)
empero aquella legitima esperanza no llego a fructificar porque el señor se lo
llevo a su gloria el año de 1592 cuando comenzaba el año cuarto de su gobierno.



En 1565 cesaba en el priorato del convento del Rosario el Rdmo fray Alonso de la Cerda, y lo asumía el Rdmo fray Antonio Hervias obteniendo con el cargo el cuarto rectorado de la universidad, ya por aquel entonces perfectamente organizado y floreciendo; el padre Hervias era oriundo de la villa de su nombre en tierras de Logroño, procedía de una antigua familia
de honrados labradores, que poseían en ese lugar anchos prados y buenas heredades
de labranza, el padre Hervias estudiaba en Salamanca y fue donde solicito y
obtuvo el habito Dominicano en el insigne convento de San Esteban,  allí profeso y prosiguió sus estudios alcanzando con los años a graduarse y a regentar una catedra de artes,
posponiendo las ventajas que podía vislumbrar en San Esteban y en la
universidad de Salamanca, decidió venir a tierra de indias agregándose a la
copiosa misión que el Rdmo don fray Domingo de Santo Tomas saco con cedula real
de las provincias dominicanas de Castilla y Andalucía, y con otros religiosos
de su orden arribo con fortuna a tierra firme, de ahí prosiguió su viaje a esta
ciudad de los Reyes, llegando en 1557(51).



Donde comenzó aquí el padre Hervias a intervenir en las actividades de la universidad, dada su versación con los usos y costumbres escolásticas, pronto se organizaron las aulas y se regularizaron los cursos y como el llevara las conclusiones y colaciones vespertinas, vino a ser el oráculo de los estudiantes y consultor obligado de los prelados y tribunales de
la ciudad (52).



Como ya lo mencionamos el padre Hervias en 1565 sucedía al padre de la Cerda, en el priorato del convento del Rosario y en el rectorado de la universidad, su periodo de gobierno debía pues fenecer normalmente en 1568 pero no sucedió así, porque se encontraban agriadas sus relaciones con el provincial fray Pedro de Toro, a quien enrostraría sus tratos supersticiosos
con la ilusa María Pizarro(53)  es así que de Toro lo retiro del cargo de prior y rector y procuro que eligiesen al padre fray Francisco de la Cruz, su confidente en los tratos con la Pizarro y
con las entidades ultraterrenas que se dice mediante ella se manifestaba.



Breve y tumultuoso le vino a resultar el prioratoal padre Hervias, cuando aún no alcanzaba a servir su cargo ni siquiera un año, pues en 1566 ya lo obtenía el padre Francisco de la Cruz quien por enero de ese mismo año escribió al Rey, y como rector de la universidad le informaba de las cosas que sucedían aquí, ponderando la inobservancia de los monasterios, la
poca religión que se advertía en clérigos y laicos, le insinuaba algunas
reformas a su juicio muy necesarias, le pedía enviasen a esta tierra a la Santa
Inquisición, sin presagiar el pavoroso fin que el destino le tenía reservado en
manos de la terrible Inquisición(54) el padre Francisco de la Cruz era natural
de Lopera, villa de la orden de Calatrava en la diócesis de Jaén y en términos
de Andújar, siendo niño un clérigo de esa villa se encargó de su primera
educación, cuando ya se encontraba suficientemente instruido en latinidad y
demás cursos que integraban el trívium, sus padres modestos vecinos del
lugar(55) haciendo un gran esfuerzo lo enviaron a Salamanca y luego a Granada,
mas no se encontraba muy a gusto y abandono las aulas donde cursaba artes,
furtivamente se marchó a Alcalá donde era mayor el concurso de estudiantes y la
vida más liviana; no satisfecho con aquel ambiente solicito el habito de santo
domingo en el convento de la madre de Dios en aquella villa, cuyos religiosos
lo acogieron con benignidad, admitido así en la orden los prelados lo enviaron
a Madrid en cuyo convento de Atocha profeso, luego reanudo sus estudios con
singular ahínco llevando una vida austera durante cuatro años, cuando debía
cursar teología paso a estudiar en el convento de Toro, que era por entonces
uno de los estudiantados de la provincia Dominicana de Castilla, como
advirtiesen luego los prelados la capacidad del joven estudiante bien se podía
sacar algún provecho, acordaron enviarlo al colegio de san Gregorio de
Valladolid, donde los estudios teológicos alcanzaban a la sazón merecido
renombre; allí se encontraba estudiando cuando fray Domingo de Santo Tomas, de
paso por aquel colegio lo invito a venir con él a esta ciudad de los Reyes,
donde su actuación podía ser acaso más proficua que en Castilla, dado el
reducido número de religiosos letrados que se encontraban en esta parte,
habiendo aceptado paso luego a Toledo y se ordenó de subdiácono, y poco después
con dispensa de los intersticios canónicos, recibió el diaconado y el presbiterado,
acabando por cantar su primera misa en Valladolid.



En 1556 bajo a Sevilla y con otros 5 frailes que venían a las indias se embarcó en la armada que la casa de contratación despachaba aquel año, a mediados del siguiente año llegaba a esta ciudad de los Reyes, se incorporó a la universidad y contribuyo a su organización, actuando
poco después en sus aulas como catedrático en teología, pero su existencia en
el convento del Rosario fue en ocasiones interrumpida pues el Rdmo de Quito
fray Pedro de Peña(56) en carta dirigida a los inquisidores de la suprema con
fecha del 15 de abril de 1578, dice que el padre de la Cruz había tenido
ausencias viajando a Charcas y Chucuito a adoctrinar indios, luego añadía que
el arzobispo de los Reyes lo tenía propuesto como su adjutor(57) ya hemos leído
que el priorato del padre de la Cruz no se debió a la libre determinación de
sus electores, sino al favor del provincial fray Pedro de Toro, su amigo y
confidente sin embargo su actuación en el cargo fue correcta y la disciplina se
mantuvo, dentro de la relativa laxitud que predominaba aquí, debido a la fatal
injerencia de los religiosos en las postreras contiendas civiles, por lo que
atañe a la universidad no sufrió desmedro alguno pues el padre de la Cruz era
un hombre ilustrado, sus relaciones con los catedráticos y doctores eran
cordiales(58).



Hacia a fines de 1569 fenecía su periodo de gobierno el padre Francisco de la Cruz, y le sucedía en el cargo y en el rectorado de la universidad el Rdmo fray Alonso Guerra, quien desempeñaba el priorato del convento de san Pablo de Arequipa, era muy bien visto pues durante largos años se había desempeñado como cantor mayor, dirigiendo con mucho
acierto sus funciones corales y litúrgicas. 
 



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(40) El mismo ex gobernador Vaca de Castro vino a
dar en la cárcel, víctima de los recelos del frenético Núñez de Vela, quien lo
creía enemigo suyo y traidor a la causa del Rey, solo porque no secundaba su
política.



(41) la población de nombre de Dios se trasladó
después a Portovelo y con ella se fue el convento, pero no llego a arraigarse allí
porque el clima era insalubre, se trasladó a Panamá donde se radico
definitivamente.



(42) ver Meléndez, tesoros verdaderos de las indias
tomo I libro IV pág. 408.



(43) fue procesado por el tribunal de la Santa Inquisición,
pero no llego a ser ejecutado en persona por haber fallecido en la prisión,
pero no obstante salió sentenciado a la pena de fuego, en el auto de fe que
hizo el tribunal el 1 de abril de 1578, salió en estatua y fue incinerada con
las formalidades del rito en el quemadero del pedregal, pues el santo oficio no
respetaba la santidad del sepulcro ni el insondable misterio de la muerte.



(44) este religioso fue también perseguido por la
Santa Inquisición, por el delito de haber escrito una carta quejándose de la
tiranía que los inquisidores ejercían contra algunos frailes de su orden, como
a la inquisición más les importaba su prestigio que la fe de Cristo, dieron
orden de prisión contra él, pero el padre Vélez entendió que le estaban
preparando una celada, con el pretexto de visitar sus conventos del norte se
fue a Panamá y de allí a España, dejando burlados a los comisarios que le seguían
los pasos muy de cerca, pero la Santa Inquisición tuvo la osadía de escribir a
la suprema pidiéndoles lo hiciesen volver al Perú "para tomar de el
satisfacción" pero en previsión de cualquier emergencia desagradable el padre Vélez
paso a Roma, de donde no había poder para sacarlo dejando burlada a la Inquisición.



(45) ya había tenido aquí serias desavenencias con
el virrey Toledo, quien se empeñaba en despojar a los dominicos de las
doctrinas que administraba la orden en la provincia andina de Chucuito, para
dárselas a los padres de la compañía de Jesús, para este efecto promovió
diversas causas valiéndose de informaciones siniestras, que sus agentes
secretos agitaban en los indios y que el padre de la Cerda supo esquivar con
singular destreza, convencido que no le convenía malquistarse abiertamente con
el virrey, quien era orgulloso y muy pagado de su criterio. Ver el libro
gobernantes del Perú, tomo III correspondencias del virrey don Francisco de
Toledo, paginas 304- 545.



(46) pues logro vindicar a la orden de las
acusaciones que el virrey Toledo hiciera a sus doctrineros, y si no recobro
toda la provincia de Chucuito pudo volver a la doctrina de Pomata, santuario de
nuestra señora muy frecuentado por aquel entonces.



(47) ver morrelli fasti novi orbis, colección de
bulas tomo II.



(48) los cronistas no andan de acuerdo a la
sucesión de los obispos que ocuparon los primeros tiempos la sede de la Plata
en las Charcas, a modo de ilustración los prelados de aquella iglesia desde su
erección fueron: fray Tomas de San Martin, fray Domingo de Santo Tomas, don
Fernando de Santillán quien fue oidor de esta audiencia, fray Pedro de los
Reyes, fray Alonso Granero y Avalos, fray Alonso de la Cerda.



(49) dice el maestro Meléndez que antes de partir
hizo ordenes generales en la iglesia del monasterio de la Encarnación de Lima,
con singular ostentación y grandeza, pues aunque para sí mismo era muy humilde,
cuando ejercía algún acto religioso importante lo hacía a lo grande. De tesoros
verdaderos de las indias tomo I libro IV cap. XIII.



(50) el anterior prelado no dejo de si muy grata
memoria, porque era tan sórdida su avaricia que solo trataba de acrecentar su
renta, agraviando muchas veces a los doctrineros y prebendados, por eso andaba
de ordinario muy mal avenido con su cabildo, y decía el Rdmo Lizárraga "que muy
pocos se hallaron en su casa al tiempo de su muerte, y luego añade, más vale
morir pobremente con bendición del señor qué rico y desamparado. Del libro
descripción y población de las indias, libro I pág. 1923, Lima 1908.



(51) ver Meléndez, tesoros verdaderos de las
indias, tomo I libro IV cap. 10.



(52) fue consultor del santo oficio donde era muy
apreciado por sus dictámenes.



(53) esta María Pizarro era una moza alucinada e
histérica, con cualidades de médium definidas pues cuando caía en trance lo hacía
por auto hipnosis, entonces se apoderaban de ella entidades muy bajas, aquellas
que se denominan espíritus burlones, que simulando ser ángeles o santos traían perplejos
a los religiosos que acudían con exorcismos, ahí actuaron los Dominicos fray
Alonso Gasco, fray Francisco de la Cruz, el provincial fray Pedro de Toro, los
jesuitas Luis López y Jerónimo Ruiz del Portillo; todos ellos se fueron dejando
sugestionar tan sutilmente por sus interlocutores ultraterrenos que acabaron
por reputarlos espíritus bienaventurados y altísimos, porque en sus
manifestaciones solían entremezclar algunas verdades y enseñanzas morales, como
suele enmascararse el mal hasta hoy.    



(54) decía en su carta al Rey "sería un gran
remedio para la cristiandad de esta tierra y para prevenir males,  que su majestad enviara a esta ciudad de los Reyes
a la inquisición" sin presagiar que moriría en manos de ella.   



(55) se llamaba Pedro García Chiquero y Marina Sánchez,
ambos cristianos viejos y de laudables costumbres.



(56) aunque este prelado era de la orden de santo Domingo,
mas pudo en el su afecto a la inquisición que su espíritu de cuerpo, pues fue
el más violento acusador de los infortunados frailes que habían tenido la mala
suerte de caer en manos del feroz tribunal, falleció en Lima durante el III
concilio y se enterró en la capilla del santo oficio legando todos sus bienes
al tribunal de la inquisición.



(57) ver Medina, historia de la inquisición de Lima,
tomo I.



(58) a la sazón servía ahí la catedra de maestro de
las sentencias.



   

 
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Con la llegada del virrey Nez de Vela feneci aqu la misin e investidura de Vaca de Castro, como es de suponer su comitiva comenz a disgregarse tratando cada cual de buscarse en esta tierra el mejor acomodo(40) fue entonces que el joven de la Cerda acord abrazar el estado religioso ya que el de cortesano le haba resultado tan inestable, habiendo solicitado el habito de santo Domingo en el convento de esta ciudad de los Reyes, se la dio el Rdmo fray Tomas de San Martin en 1545

Palabras Clave: ARGUMEDO VELEZ HERVIAS DE LA CRUZ SAN MARTIN GUERRA RECTORES SAN MARCOS UNIVERSIDAD CIUDAD DE LOS REYES HABITO SANTO DOMINGO

Categoría: Material Educativo

Subcategoría: Monografas



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