Viento
Publicado en May 08, 2014
El viento pasa todos los días, en su transitar solitario, todos los días con la rutina de nacer en las montañas y morir junto al sol y ver el desierto.
El viento, se lleva los abrazos que no se dieron a tiempo. Se lleva las palabras y las sepulta en el firmamento. Donde serán olvidadas con el tiempo. El viento es tan libre, puede ser una tierna caricia en forma de brisa, o un gran huracán que destruye todo. Quisiera ser el viento, para suavemente pasar por las mañanas y acariciar tú rostro, para por las noches, cuando las lágrimas gobiernan el ser, secarlas, para dar un abrazo al ser cuyo corazón entristecido, no puede ver más allá, porque la niebla de soledad ha cegado su alma. Para que la voz del silencio finalmente se escuche. Para despejar la niebla y encontrar belleza en la oscuridad. Al ser viento llevaría las palabras dañinas y las olvidará en el desierto. Me fundiría con la lluvia y naciera por las mañanas y reposaría en el rocío de las rosas, y llevara un aroma de paz hacia los seres que lo necesitan. Pasada la tarde me llevaría las palabras de aliento a prisa, para dárselas a los seres que necesitan apoyo. Siendo viento destruyera las barreras que impiden llegar a los sueños. Al caer las noches me pasearía, por los lagos, meciendo el agua, pasaría por entre los árboles, cobijando a algún avecilla desvalida, poco a poco el tiempo se me irá adelantando y sin darme cuenta será hora. Al llegar el ocaso, la niebla confundirá mi camino, la luna me guiará y la seguiré. El problema de ser viento es que el transitar es solitario. Llegaré a las montañas donde los últimos rayos del sol me ciegan y descansare donde muere el sol, lentamente pasare por el desierto y veré mis versos hundirse en la soledad de las arenas y mis palabras enmudecerán en una carta muda. Y... Finalmente ya querré no ser viento...
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Guillermo Capece
Guillermo
Johnny Mendez