TIENES EL CEREBRO DE UN CUY
Publicado en May 20, 2014
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Había tenido uno de esos días, en los cuales no nos sale absolutamente nada, aquel día al finalizarlo, solo quería echarme a la cama taparme y anhelar que todo ese día, se borrase de la memoria de toda la gente con la que había interactuado.
El día empezó me empezó muy mal, ese día al salir a tomar la ducha, encontré que esta estaba ocupada. No recordaba que por ese tiempo, compartía el departamento con mi hermana. Pero aun así, si lo hubiese recordado, mi hermana usa el suyo que tiene en su habitación.
Mi susto fue tremendo, quería hasta llamar al serenazgo, pensando que se habían metido rateros a casa. Pero sin recordar que los rateros no se meten a las casas a tomar una ducha. Por cómo andaba vestido, espere sentado a que se terminaran de duchar (Pensé, en el ridículo que haría al salir en esas fachas a la calle). Luego de varios minutos, salió la persona que ocupaba la ducha; era la amiga de mi hermana, que había llegado a casa a usar la ducha porque su ducha estaba dañada y mi hermana gentilmente le presto mi ducha, sin comunicarme y sin  importarle el retraso que ello me ocasionaría. En ese momento mi hermana salió de su cuarto, y solo atino a reírse por el gesto que llevaba en la cara.
Luego al salir a tomar el Bus al trabajo, cruce la avenida de manera rápida e imprudente, ello casi ocasiono que me atropellasen. El tipo del carro, me grito de todo. La vergüenza que pase por que no vi al carro, iba caminando escuchando música por los audífonos y no pensaba en lo que pasaba en ese momento, pensaba en otras cosas. La gente que se encontraba cerca, me quedo mirando atónita y los comentando por mi imprudencia entre sí, no tardaron. La desgracia me acechaba, me percate que me había olvidado la billetera en casa. Tuve que regresar y volver a cruzar la avenida y la misma que gente que me vio minutos antes, me tenía más cerca que nunca y yo tenía sus miradas en mis hombros. Al regresar a casa, mi hermana estaba tomando desayuno y al abrirme, volvió a reírse de que regrese 20 minutos después de haber salido. No podía creer, como salía a la calle sin la billetera.
El tiempo me estaba quedando corto, para llegar al trabajo. Mi tardanza era inminente. En ese momento solo atine a tomar un taxi al trabajo. Al llegar al trabajo, comente la desgracia que me había sucedido desde que desperté y mis amigos del trabajo solo atinaron a reírse. En mi nacía el enfado pero también salía la idea que les había alegrado el día. La mañana estaba transcurriendo de manera normal, hasta que llegó el momento en que debía comunicarme con la gerente de la sucursal de Bolivia. La charla estaba transcurriendo de manera normal y amena. Hasta que llego la fatídica consulta de parte de ella: “Dime, quiero cambiar la velocidad del internet de mi oficina. Cuanto es lo que ustedes haya manejan, recomiéndame”. Esa pregunta era bastante sencilla, pero mi cabeza nuevamente estaba en otro lugar. Mi respuesta fue: “Manejamos un giga de velocidad de internet”. Me dijo, Que!!, estás loco?, que te pasa?. Como vas a manejar esa velocidad. Bueno muchas gracias, yo ya averiguo por aquí, como hago. Chau.
Mi jefe me pregunto luego, como te fue con la gerente, coordinaron los nuevos procesos?. Solo atine a decir: “SI, no más respuestas me voy a almorzar”. 
La tarde, transcurrió de manera tranquila y sencilla, estaba respirando hondamente para no volver a meter la pata nuevamente. Mi cerebro no estaba trabajando bien en ese momento. Faltaban pocos minutos para cumplir mi horario de trabajo, y llega la llamada telefónica, de la Ejecutiva de cuentas. “Puedes bajar a ayudarme por favor”. Así que baje, y me di con la sorpresa que ella estaba con su cliente en la sala de juntas queriendo aclarar un problema que habían tenido en sus premios. El cliente se quejaba que su pedido no fue atendido, y ella se quejaba que esa información me la había enviado para procesarla. Volví a caer en error en ese momento, solo atine a pedir disculpas y a procesar rápidamente esa información para que se le atienda rápidamente su pedido al cliente. Cuando regrese a mi sitio, a hacer el trabajo, vi que la del error fue la ejecutiva, que no mando bien la información en su momento y que yo le había respondió que la mande nuevamente. No podía bajar y decirle ello. Yo ya había asumido la culpa ante el cliente y ella había quedado como la del “Tenemos un problema, démosle soluciones”
Salir del trabajo con la moral en los suelos, no atinaba a nada. Me sentía como una persona salida de un coma profundo, con la única diferencia que yo podía caminar, en lo demás, creo que estábamos en igualdad.
Al regresar a casa, mi hermana estaba cenando. Me dijo si la acompañaba, en la mesa. Le dije que no, que solo quería irme a dormir. Y ella me pidió que me quedase, no le gusta estar en la mesa sola. Así que me quede, por hacerle un favor.
Ya en la mesa, le comente todo lo que me había ocurrido ese día. Y ella enfurecida, me dijo: “Que tienes en el cerebro?. Tienes el cerebro de un humano o de un Cuy?”.
Poco me falto para derramar unas lágrimas en ese momento. Ella enfurecida al verme así, se volvió a su habitación tirando la puerta. Yo me quede sentado varios minutos pensando una y otra vez en la película que estrene ese día. “Tuve el cerebro de un cuy, por espacio de 8 horas laborables.”
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Foto del autor Luis Alva
Textos Publicados: 15
Miembro desde: May 08, 2014
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Descripción

Son uno de esos días, de los que nadie quiere recordar y nadie quiere volver a vivir.

Palabras Clave: Tienes el cerebro de un conejo

Categoría: Artículos

Subcategoría: Actualidad



Comentarios (1)add comment
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Marìa Vallejo D.-

Hola Luis.
Me atrevería a decir, que tus letras tienen la verdad. Muchas veces hemos tenido esos días que jamás queremos recordar.
Nuestro cerebro se vuelve diminuto y vacío. Buen texto.
Saludos
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May 21, 2014
 

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