Polvo mudo cubre mis ojos,
los limites se estrechan sin razones,
la espera, la asfixia, sin motivos.
 
Desfile irregular de  pájaros negros, tropiezos y poses,
ideas con sangrantes heridas se disipan etereamente en la viscosidad del cerebro,
goteo incesante de palabras suicidas bombean toneladas de tinta negra,
gestos groseros alzados en atriles guían la aburrida armonía,
cabezazos de letargo se parten en cabezeras de camas metálicas. 
 
La cerveza de la medianoche se extiende por la habitación
como el vómito de la soledad,
maletas impregnadas de THC me delatan,
la hierba supura su sudor caliente,
fiebre demente que desborda por el váter
como cascadas de culpabilidad,
y los niños que miran fijamente como trabaja el que se hunde en el colchón.
 
Sábanas que son horcas se esfuerzan en ahogar,
el invierno se nota bajo estas mantas de esparto y sémen,
la deprimente visión de risas insulsas me noquea,
tendido sobre la lona la campana no suena,
y me siguen golpeando,
y me siguen golpeando.
 
Un gato cojo lleva el paso de la procesión,
los ládridos de las perras me asustan sobremanera, 
el gas se ha consumido, los botes han partido,
pululo ligero por la pesadez del silencio,
la debilidad reconoce a los débiles,
y el aviso encubierto me lo advirtió hace mucho tiempo.
ERES DÉBIL MUCHACHO
ERES DÉBIL.