ATLAS
Publicado en May 27, 2014
Atlas
...apenas entendí que debía vivir por mi mismo, supuse que el camino que recorrería no sería tan duro. Mi gran pasión no era otra que la belleza de aquellas ninfas que seguían mi camino; aunque, a veces me resistiera, no podía yo evitar que sus caricias y dedos como pétalos rodaran por mi piel; yo, un simple mortal, joven y de carácter impetuoso, no podía hacer más que dejarme acariciar y disfrutar con el goce que ellas me prodigaban. Todo lo maravilloso que pudo ser mi destino así fue; nada pudo, con los años erosionar mi voracidad por el placer y la aventura; aunque, cuando finalmente eran ya demasiados mis prodigios; el más alto dios, el que más fuerte golpea con su mazo; sintió celos de mi suerte. Me desafió a mi, que me consideraba fuerte, invencible y capaz de cualquier proeza, a poner sobre mi espalda una gran carga; un peso inconmensurable por unos minutos apenas para saber si verdaderamente lo resistiría... yo, que nunca supe evitar una contienda, y en eso, los juegos agónicos me habían enseñado mucho, acepté la propuesta del grandísimo dios. Hoy, a millones de años de aquel día, sigo sosteniendo sobre mis hombros el gran peso de la tierra; mi nombre: Atlas, está escrito sobre el lomo de la gran tortuga que está bajo mis pies. No lo lamentaré; si éste era el modo de pagar por mi lujuria, lo aceptaré, sólo lamento que cada día, el gran peso de la tierra es aún mayor; cada vez debo soportar los aullidos de dolor, la pestilencia y la muerte alrededor de mis manos al sostenerla...
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