Coma 5
Publicado en Jun 01, 2014
Había llegado a una habitación totalmente diferente. Las paredes estaban tapizadas con un tapiz rojo ladrillo y el suelo tenía una alfombra rojo cerezo que hacía juego con las paredes. El mobiliario constaba de un escritorio de roble de tono oscuro, dos sillones con tapicería café y estantes repletos de libros.
¿Qué habitación era esta? ¿Tenía algún propsito especial o era una estancia dedicada al ocio? -Bienvenido, Tom. Esperaba tu llegada. Tom fijó la vista en un punto detrás del escritorio. Un hombre miraba por la ventana, de espaldas a la estancia. Se dio la vuelta y Tom pudo verlo bien. Era un hombre de mediana edad, de facciones afiladas y cabello castaño con algunas canas, vestido con un traje azul hecho a medida. -Me llamo Benjamin- dijo-. Soy el director de Coma. -¿Qué es Coma exactamente?- preguntó Tom, desafiante. -Coma es un refugio para los desdichados, un retiro para los locos y una salida para los desesperados. Es la solución para cada uno de los que tocan la puerta- respondio Benjamin laconicamente. -¿Cómo llegué aquí? -Obligado por tu subconsciente, guíado por tu torturada conciencia...la verdad, no importa. Eres un caso único, Tom. No podía rehusarme a tener a alguien como tú lejos de Coma. Tom observó a Benjamin detenidamente. ¿Estaba loco o era en verdad retorcido? -Quiero salir de aquí- dijo. -No se puede salir de Coma- dijo Benjamin. Su tono laconico fue sustituido por una voz áspera-. Ni siquiera los muertos pueden abandonarlo. De pronto, frente a un atónito Tom, la apariencia de Benjamin cambió. Su piel se volvio grisacéa y descarapelada, como si hubiera estado bajo el sol, y cubierta de arrugas. Su cabello se volvió completamente canoso y se caía rápidamente, hasta que quedaron unos pocos cabellos adheridos al cranéo pelado. El traje se fue decolorando hasta quedar hecho andrajos. -Ni siquiera los muertos salimos de Coma- dijo con voz sepulcral-. Estamos condenados a vagar eternamente en este lugar maldito. Y tú te unirás a nosotros. Benjamin extendió los brazos hacia Tom, y este lo empujó violentamente lejos de sí. De repente, con un estallido, las llamas aparecieron, devorando el tapiz de las paredes.Tom retrocedió, chocando contra el escritorio, y Benjamin apareció de nuevo, con las mangas de su saco chamuscadas. Esta vez logro sujetar a Tom de un brazo y con una fuerza inusual lo lanzó al otro lado de la oficina. En ese instante apareció Luciana. -¿Ya lo tienes?- preguntó-. ¿Puedes recordarla? Podía recordar. La mujer del abedul yacía muerta en sus brazos, víctima de un horrible crimen -Mercy- susurró Tom. Su vida, su amor, la única que había podido cruzar sus barreras. -¿Qué le ocurrió?- inquirió Luciana, compasiva. -No está- dijo Tom-. Ella...se fue. Y tras decir estas palabras, rompió a llorar como un niño. Sintió los brazos de Luciana rodeandolo, llenandole de energía. Súbitamente, la aparición se fue. Tom observó el sitio, consumiendose por el fuego, y al espectro carbonizado de Benjamin acercandose a él con celeridad. Desesperado, Tom se dirigió a la ventana e intentó abrirla, sin éxito. Repitiendo las primeras palabras de Luciana, Benjamin dijo: -No se puede salir de Coma. No hay escape de este lugar. Tom agarró una silla y la estrelló contra el vidrio de la ventana, mientras Benjamin arrojaba lejos el escritorio que lo separaba de su presa. Entonces, sujetó el brazo de Tom. -Coma necesita un nuevo director- dijo. Usando la misma silla como arma, Tom se liberó de Benjamin y lo empujó de nuevo, lanzandolo al fuego. Después continuó aporreando la ventana hasta que el vidrio se rompio. Sin tener otra alternativa, Tom saltó al vacio.
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