Relumbras en el asfalto, innegable.
Veo tu talle, veo tu torso dorado.
La fina falda hecha de rayos quebradizos.
Tu rostro de geranio entre las siemprevivas.
Fluyes en las formas corrientes del espejo
eres reflejo vivo que ha cruzado la calle.
Centella que pasa altiva con sus tacones altos.
Tus lunares y pecas se multiplican en tu espalda
mientras vas por los pasadizos de tus ojos eternos.
Llevas el pelo negro recogido en un moño
y pasas con la prisa de una feliz esencia.
Siempre sonries de cara a tu prójimo
y tu sonrisa tiene forma de semiluna.
Tus pechos concéntricos son formas naturales.
Veo tu parte de Reina en tus afanes diarios:
Caminas y te soportan el vaho y la ventisca.
A veces llego al punto de enunciar tus códigos
pero te resistes a dejar se ser enigma.
Los relámpagos giran en tu cintillo blanco
y tus lomas soportan miradas y adjetivos.
Te fustigo con ojos de sucio cancerbero
y sé que sientes el peso de mi mirada vasta.
Te oigo como poderoso sino vespertino
que pasa por mi frente quitando mi omnisciencia:
Secretaria preciosa regálame tus besos
para darte el frescor que te ha sido negado
y ampararte de todo el resto de mi vida.