Muchas veces nos hacemos a la idea de que un héroe. Es aquel metahumano de ficción que todo lo puede y todo lo hace, cuando no es verdad, son personajes tan explotables. Que pueden hacer vasos, camisas, videojuegos, comics, películas, detalels y demás cosas en su nombre y a su imagen, Pero hasta ellos mismo han dejado en claro que no es cuestión de dinero, sino de sembrar un mensaje. Que no son los poderes, sino las buenas intenciones, y por último, que un héroe puede ser cualquiera. Incluso alguien que hace algo tan simple y reconfortante, como poner un abrigo en los hombros de un niño y decírle que el mundo no ha terminado. 
Así es como iniciamos la historia de otro héroe sin capa. Un ciudadano que da una mala pinta, que se tacha de "Lacra social" y que sin embargo, ha hecho más que muchos de nosotros, aquí su historia; 
Un joven drogadicto deambulaba tranquilo disfrutando su líbre albedrío por las calles de México, un país que frecuenta a los problemas, sólo que pasó un evento que dejó heridas a muchas familias. Vió un edifico en llamas, ese edificio era una guardería, como muchos sabemos, ahí están muchos niños, dejados por sus madres, mujeres que trabajan y no confían en "Nanas" además. Expertos dicen que los niños que crecen en guarderías son más propensos a un adecuado desarrollo social...
El joven logró entrar a la guardería, entró en búsqueda de niños (por que él sabía que ahí los había, no se encontraba "En un viaje" estaba con todos sus sentidos al cien) y por suerte los encontró a tiempo en un edificio que apestaba a azufre y tenía las paredes negras por las llamas que se levantaron velozmente.
All final de su hazaña, ya cansado, se sentó en la calle. Nadie lo tomó en cuenta, yo sí lo tomé en cuenta y lo conozco”.
Héctor Manuel López, 9 de junio de 2009.
“Si vuelve a pasar un jale de esos, me vuelvo a tirar. Uno ya está bien vivido, ellos apenas iban naciendo, date cuenta que iban dando sus primeros pasitos “.