Hipnos et Tanatos II
Publicado en Jul 16, 2014
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observo a quien me observa y es una muchacha de lentes, con el cabello liso, medianamente largo, tiene los ojos grises. No se viste pretenciosamente.
-Disculpa, estás pisando mi pluma- Efectivamente piso su pluma, me fijo si no la rompí, por suerte no. Se la entrego y ella la toma sin toparse con mis dedos. Agradece con mucha distancia.
                Salgo sin nada más que hacer del lugar y me siento en algún solitario lugar del campus. No me siento muy bien, creo que volveré a tener tuberculosis en quien sabe cuánto tiempo más, espero que pronto y, por fin, me muera. Observo a toda la gente y extrañamente me siento más solo que de costumbre... Pero a la vez no, me siento vigilado por entidades, por seres de otro lado, ¿Quiénes serán?, entonces me paro y observo a mi alrededor, no hay nadie. Vuelvo a sentarme y frente a mis ojos hay un hombre  muy alto con un uniforme negro y unos lentes oscuros.
-Señor Tma, soy James Robinson, parte del cuerpo policial-
-Señor, aún no encuentro a quienes buscan-
-Eso no es lo importante- miró mi abrigo- oculte su placa, muéstrela solo cuando sea necesario, intente infiltrarse en cualquier lugar, en cualquier lugar que usted considere un nido para estos personajes-
-Dígame, ¿se sabe la identidad o alguna característica de las personas que estamos buscando?-
-Solo se sabe que el líder lo van rotando, no sabemos con cuanta frecuencia, el último líder lo puede reconocer porque siempre tiene una mirada apagada-
-Entendido- Me saqué la placa y la puse al interior de mi abrigo
-Si le va bien en esta misión, le vamos a considerar especialmente para que haga autopsias en nuestra institución-
-Muchas gracias, señor- En mi interior, sentía un pequeño demonio que reía carcajadas al solo pensar en el dinero que iba a llegarle después. El hombre desapareció y comencé a pensar en un lugar donde se pudieran reunir narco traficantes. Entonces mi mente pensó en la invitación que había llegado
-Claro, esta es la típica secta de gente que se cree especial, seguramente experimentan su “espiritualidad” con plantas o mierdas así- me dije y me paré. Miré la hora en un reloj que se encontraba en una pared, me faltaba poco para volver a entrar. Después tendré que volver a buscar ese papel, pero siento que no puedo hacer esto solo.
                Pasó poco rato y al entrar en la sala a aprender otra materia, me di cuenta de que la chica de la pluma se sentó al lado mío, miré su cabello color azabache con unos brillos azules, me agradó que ni siquiera me saludara, es más, puede que ni siquiera le interesase sentarse al lado mío, por su actitud tan despreocupada parece que eligió la ubicación por el lugar, es el puesto que más luz le llega. Observo sus lentes y son bastante gruesos aunque no se nota mucho por el diseño ovalado y pequeño de estos. Seguramente sus problemas de vista son serios. Se acerca un hombre, debe ser un compañero, uno de los tantos que ignoro, que parecen una de las millones de moscas que existen en la sociedad y que deberían dejar de existir. Este tipo le pregunta a la chica
-¿Quieres cambiar de puesto, Jalena?-
-Vete al demonio- le responde molesta, me dio un poco de risa verla con el seño fruncido y el reacción del tipo, este se fue como un perro con la cola entre las patas
-Ya te las verás conmigo en la salida- Le grita y este tipo, se asusta mucho. Qué extraño, me logra sacar una sonrisa.
                El resto de mi clase, noté como mi compañera participaba activamente en ella, respondiendo a todas las preguntas del maestro de otro modo, cuestionando absolutamente todo, a veces con materia que no estaba escrita en el libro, eso me agradó mucho de ella.
                Al terminar por fin todo, me dispuse a correr hacia la habitación de Evan para darle una oferta que, según yo, no podía rechazar. Estoy seguro de que va a aceptar mi propuesta. Corro por todo el campus y llego a su habitación con entusiasmo, toco la puerta y al poco rato, lo veo solo con un delantal color gris puesto, cosa que hace de mi rostro una masa transfigurada por el miedo. Luego miro sus piernas, por suerte, con pantalones.
-Vitezslav, ¿qué te ocurre?-
-Nada, es que...  Te quiero contar algo-
                Entonces le narré sobre la carta y de Robinson, Evan me mira estupefacto y con un poco de miedo, pero luego agrego algo que cambia totalmente su expresión a una mirada totalmente brillante
-Evan, si esto resulta bien, lo que podemos hacer es pedirle a esta gente que nos ayude a encontrar a tu padre, seguramente deben tener información de archivos secretos y cosas por el estilo-
-¿Enserio pensaste en eso cuando te nombraron esas cosas?-
-Claro que si Evan, porque estoy seguro de que aprovecharías mejor eso que yo. Digo, es más significativo buscar a tu padre que solo yo me dedique a ganar dinero con eso-
                La cara de Evan era impresionante, si no hubiera estado tan sucio seguramente me hubiera abrazado. Me mostró unos trabajos que estaba haciendo, un cuadro de óleo donde estaban Afrodita y Ares haciendo el amor, mientras Hefestos los vigila con furia.
-Me gusta la expresión de Hefestos, es bastante fuerte-
-¿Sientes como arroja ira por sus poros?-
-Claro que si, veo que usas muy bien las luces y las sombras, te ha quedado bastante realista para mi gusto-
-Dime, ¿te gusta ese realismo?-
-Sí, me gusta porque es un realismo bastante personal, un realismo agradable, me gusta por eso. No me gusta el hiperrealismo por el simple hecho de que es inorgánico, porque para eso se inventó la fotografía, siento yo por lo menos-
-Bueno igual se pueden hacer cosas artísticas con las fotografías, tengo por ahí unos desnudos de señoritas en un libro-
-¿Los puedo ver?- nos comenzamos a reír
-No, enserio, yo creo que a estas alturas, el arte ya se puede aplicar a lo que sea, yo creo que antes estaba esa creencia, bastante dogmática de que “ciencia es ciencia” y “arte es arte, ahora las cosas se pueden combinar como los colores de una paleta-
                Sigue pintando, mientras veo sus libros, encuentro entonces un libro muy viejo sobre “La Historia de la música”, lo comienzo a leer y de a poco me atrapa, recuerdo entonces a una de mis hermanas que tocaba viola, pero esa imagen se difumina cuando leo sobre Johan Sebastian Bach, su biografía y su vida me atrapan y siento entonces que debería escuchar su música, seguramente la he escuchado antes. Recuerdo que mi madre tocaba piano y la definición de sus obras calza perfectamente con lo que tocaba mi madre. Entonces leo sobre “El Arte de la Fuga”,  comienzo entonces a llorar, no sé qué me pasa, pero lloro a mares al leer que fue su última obra y que está escrito su nombre como motivo musical. Viene a mi mente entonces que cada motivo es como una voz del cielo invocándolo, o mujeres, hombres y niños llorando y llamándolo, porque sienten que tal genialidad no se puede ir de la Tierra, que esa persona tan sacrificada, tan iluminada se haya ido. No puedo seguir leyendo y trato de secar mis lágrimas lo más rápido posible, para que Evan no me vea llorar.
-¿Tú también lloraste con eso?- me pregunta dándose vuelta y con la cara muy sucia
- La idea es que no me vieras llorar-
-Ah! No seas tonto, si eres un hombre y todos los hombres lloran, eres sensible y se nota, solo que lo tapas con tu negro- Se limpia las manos con un paño y se acerca a ver el libro.
-Este libro me lo regaló la muchacha de la que te había contado, mi novia-
-¿Era músico?-
-Sí, tocaba órgano y clavecín, era un real personaje esta muchacha, parecía una muchacha antigua, lo malo es que era realmente muy cuadrada, pero bueno, fue una persona agradable mientras la conocí-
-¿Pasó mucho tiempo desde que terminaron?-
-No es que terminásemos, es que ella se suicidó-
                Evan dijo eso con tanto relajo que yo me acabo de asustar, ¿cómo Eros puede estar hablando así de la muerte con tanta naturalidad?, no vi ningún rastro de dolor en sus ojos, solo una leve nostalgia. Pero demasiado pequeña.
-¿Por qué?-
-Tuvo un accidente y perdió la movilidad de sus manos, sentía que su vida ya no valía la pena, así que decidió morir-
-Qué triste... –
-Realmente lo es y a la vez no. Ella conversó conmigo antes de hacer eso, yo nunca estuve de acuerdo con su decisión, pero ella me dijo que realmente no se sentía ya apta para vivir. Me dijo “mi esencia ya no se puede manifestar, no es algo que me hayan impuesto desde afuera, yo misma siento que ya no tengo por qué seguir viviendo si no puedo volver a tocar mis instrumentos, es como si estuviera en estado vegetal”-
-Me gustaría estar de acuerdo con ella, pero siento que es demasiado extremista-
-Eso pienso siempre, pero trato de imaginarla viva y creo que hubiese sufrido demasiado. La frustración que cargaba era desmesurada, creo que la estaría tendiendo en la espalda hasta el día de hoy-
-Bueno, no sé qué opinar Evan, realmente es muy triste ambas cosas, perder la vida y perder el modo de expresar la vida. No sé si el perder esa expresión es equivalente a un estado vegetal-
-Realmente si, y lo dices sin darte cuenta-
-Bueno, tienes razón-
                Nos quedamos en silencio un momento, seguí leyendo sobre Bach y lo sentí como un amigo, como alguien muy cercano. Entonces pensé en la novia de Evan. Bach estaba pronto a morir, se estaba volviendo ciego, ¿puede que a ella le pasase lo mismo?, no estoy seguro ahora si el suicidio es lo mejor que a uno se le puede ocurrir, esa historia me ha dejado tan mal como el leer que Bach puso su nombre en las notas de la última parte de la última fuga de “El arte de la Fuga”.
-Hay una chica llamada Jalena, ¿la conoces?-
-Creo que si... ¿Una de pelo negro azulado?-
-Si- La cara de Evan se volvió a iluminar
-Deben conocerse, estoy seguro de que se llevarían muy bien-
-¿No pretendes que salga con ella?-
-No, pretendo que tengas una amiga. Ella es una persona muy agradable-
-Que amenaza a la gente-
-Es que es bastante, por así decirlo, sensible-
-¿Cómo?-
-Presiente bien las intenciones de la gente, es algo así como un don que tiene-
-¿Cómo crees que esa chicha “sensible” y yo nos podemos llevar bien?, lo normal que debería ocurrir es que huya por su vida o se apegue de un modo muy raro a mí-
-No es la típica mujer que puedes encontrar en el mercado, la conozco de cierto modo-
-Bueno, ¿qué me puedes decir de ella, aparte de que es una matona con sentimientos?- Evan frunce el seño un poco pero después se relaja.
- Es de Nitra, una ciudad Eslovaca. Estudia psicología, al igual que tu hermano-
-Si estudia debe ser más joven que yo-
-Efectivamente lo es, tiene algo así como unos veintitrés años-
-Se le notaba más joven todavía-
-Tiene astigmatismo y miopía, según lo que se, también tuvo cataratas en algún momento y un principio de Glaucoma-
-O sea que tiene muchos problemas a la vista-
-Exactamente, pero parece que a ella no le importa mucho, sabe sobrellevar bien sus enfermedades oculares-
-¿Sabes? A veces pienso que tantas dolencias no deben ser por algo físico-
-O sea, esa es la versión que nos da la ciencia-
-Sí, y es la versión en la que me he apoyado muchos años para poder subsistir, pero la descarto por muchas cosas. Cuando me dio Tuberculosis, no fue por algo simplemente viral, fue por algo emocional, pero no sé con qué se puede conectar la vista. Dudo mucho, por lo que vi de ella, que se niega a ver algo-
-Yo creo que si hay una parte de ella que niega. Lo presiento, pero tampoco se en concreto que es. Debe ser algo muy oculto de ella, quien sabe, todos tenemos esas cosas no manifestadas que a veces se vuelven pesos o trancas que nos hacen la vida un poco más difícil-
-Me acuerdo que mi hermano Hranislav siempre tuvo el problema de que su sueño, su constante dormir lo aislaba mucho y le enojaba que lo molestaran para lo que sea-
-Bueno, el tema social igual para algunos se le es fácil de llevar, porque la gente que sabe, entiende el comportamiento de la gente, sus movimientos y ve cuándo está despierta para poder ser ellos
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Foto del autor Micaela Rodrguez
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Descripción

Palabras Clave: Hipnos Tanatos

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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