El Llanto de la Magnolia
Publicado en Jul 21, 2014
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Iba el Jirafante sobre su triciclo viendo aquella gran naranja brillante asomarse por las ventanas del mundo. Aquella que insaciable se jacta de cada ser vivo para ser tela de sustento, soporte y anhelos. Que empieza con los colores de la luz para terminar en destellos de luna muda.
Así recorría aquellos molinos hiladores del océano de la melancolía cuando vio a lo lejos una dulce y púrpura magnolia.
En sus pétalos cargaba agua salada en pequeñas cantidades redondeadas, a su alrededor se sostenían la cabeza pequeños juncos marrones intentando captarlas en sus espacios libres. La tierna y dulce Magnolia no quería dejar caer sus lágrimas.
El jirafante entonces evocó una sonrisa y como cual bebé llena sus pulmones para decirle a la vida que está presente y puede respirar, gritó con desespero al costurero del molino. Era un ser fabricado de agujas multicolores, simulaba tener un overol hecho de huincha métrica y algunos dedales. De ojos solo tenía dos botones pero poseía la sonrisa mas muda de todas, aquella que solo hace vibrar el corazón pero deja escapar palabras de seriedad.
El costurero vio el problema de la pobre magnolia y no entendía a su pesar filosófico el por qué una dulce flor deja escapar rocío en forma de llanto. ¿Quién podría ser aquel obrero tan despiadado para entretejer una  flor melancólica? Cuando la verdad es que la magnolia debe llenar los juncos de alegría y sonrisas, mas ésta solo quiere llorar.
Intentó a su antigua usanza aprendida, dialogar entre costura y revuelos con la flor abatida mientras los juncos no dejaban de pelearse los pétalos próximos a secarse y dejar caer el preciado hijo de la tristeza.
Cosió y cosió hasta que en la última puntada remendó la Magnolia que tanto lloraba, la encerró en sus propios pétalos para no dejar escapar sus lágrimas formándose sobre ella un pozo húmedo.
El Jirafante entonces pensó: ¿Es justo señor costurero de virtudes, que una flor del campo verde tenga que ser remendada para no compartir sus lágrimas con los juncos danzarines? ¿De qué se saciarán ellos cuando la arcilla de la que están hechos se seque y se parta?
A lo que el costurero respondió: Yo no lo sé pequeño Jirafante, solo sé coser y hoy he cosido más de lo que puede coser un costurero. ¿Has andado tú más de lo que puede andar un triciclo Jirafante?
Lo cierto es que la certeza no es cierta en alguien que solo ve la vida pasar sobre tres ruedas, mas sí entiende que la lágrima hidrata al junco y desahoga a la Magnolia, pues entonces debía reparar su error. De corto y directo segundo soltó cada pétalo de la Magnolia para que el agua de llanto pudiera fluir directo a las cabezas jaquecosas de los juncos.
Una vez que lo hiso el Costurero tomó el triciclo del Jirafante y se perdió hasta más allá donde los luceros iluminan la vista de los transeúntes, quería comprobar que más puede hacer un sastre, si coser hasta no tener hilo o andar hasta que las ruedas no existan.
Mientras el Jirafante despetaló la flor y la vio muerta en su llanto, había errado y errar no era de jirafantes. Tanta fue su culpa que de la misma raíz de la Magnolia hiso su propia tumba y allí la dejó descansar. Los juncos dejaron de bailar cargados de agua y se fueron ladera abajo a encontrarse con el océano. El jirafante con pesar los siguió a pies.
Cuando encontró la orilla del océano vio entre los juncos que vaciaban las lágrimas en él, una oveja marina que hilaba la lágrima para hacer suéteres a los peces sin escamas. Los peces se vestían y lucían abrigados en cálidos hilos de lágrima plateada y entonces el Jirafante miró con desdén a la oveja marina y preguntó:
¿Ha tenido usted el placer de saber por qué el junco carga agua y por qué el pez se abriga con lágrima? La oveja lo miró con la extrañeza de su misma naturaleza y le respondió:
No lo sé, yo solo sé hilar.
En vista de la ausencia de su tricilo el Jirafante decidió volverse sin antes mirar al pez que se pavoneaba de su nuevo abrigo y con una mirada inquisitiva y lastimosa se acercó a él y le dijo:Ese suéter está hecho con dolor, y a causa de tu frío y egoísta placer de vestir y calzar para poder flotar en este océano de profunda tristeza ha tenido que morir en la pradera quién sonríe al sol para darle al mundo el aire.
A causa de su brillante coloración de aquello que llevas puesto dos sastres no saben más que hacer en su vida para complacer a quién los usa.
A causa de tu soberbia e impertinente manera de vivir es que juncos que solo quieren bailar deben cargar en sus cabezas lágrimas de otros seres para no morirse secos y partidos. ¡Disfruta aquello que posees oh pequeño pez! Pues puedes nadar en océanos más negros y profundos, mas nunca en mares calmos y felices, esa es pues a mano de quien te ha dejado aquí, tu peor castigo.
El pez que no entendió nada cuanto dijo el ajetreado Jirafante, se acercó a él y con la ignorancia que invade a todos quienes se llenan la boca de pan y lo escupen al hablar le dijo:
Solo tengo frío y sé nadar. ¿Qué sabes hacer tú además de alardear tal sentimiento compasivo por una flor que mañana volverá a brotar con el alba? ¿Sabes tú hacer un suéter de lágrimas, hilar llanto o coser la tristeza? Si sabes algo más que cualquiera a quiénes has enfrentado en este día, mis más sinceras disculpas te daré, pero hasta entonces no he visto gracia alguna en ti.
El jirafante se sintió desdichado, si era cierto lo que el pez decía entonces de qué valía intentar empáticamente congeniar con el mundo, al fin y al cabo una magnolia es una magnolia y un pez es solo un pez.
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Foto del autor C.S Marfull
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Descripción

Palabras Clave: llanto magnolia fábula

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Moraleja & Fábula



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María Ester Rinaldi

Me recuerda al Principito, toda una filosofìa donde los valores reales quedan expuestos de una forma hermosa, sutil, casi desgarradora, una lucha entre lo profundo y lo superficial, en un texto que en verdad, me maravillò.
Saludos.
Responder
July 27, 2014
 

C.S Marfull

De verdad te agradezco mucho tus palabras María, este es mi real forma de escribir, no suelo publicar muchas fábulas aqui ya que me he dado cuenta que a las personas no les gusta leer tanto y se aburren ligero, por eso expongo poesías cortas (no es mi real estilo, me cuestan mucho) pero necesitaba exponer esta pequeña fábula que es en realidad un extracto de un libro que escribí llamado: El Jirafante en la lágrima.
De verdad muchas gracias.
Abrazos
Responder
July 27, 2014

María Ester Rinaldi

Gracias a vos por publicarlo, es un gran aporte a esta página, un texto riquísimo de un vuelo increíble, yo creo que sí, deberías publicar las fábulas, hay excelentes lectores y te leerán, Marfull, te dejo un abrazo, felicitaciones.
Responder
August 03, 2014

Marìa Vallejo D.-

Hola Marfull
Hermosa historia, amigo mio.
Abrazos
Responder
July 21, 2014
 

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