De la ira nica
Publicado en Aug 04, 2014
Estar realmente furioso no es un estado homogéneo en las personas, si bien la rabia es una emoción inconfundible.
Sentir la ira recorrer como una ola todo mi cuerpo, como una vibración de fuerza, a veces me ha hecho temblar, otras me ha congelado. Mi mirada se torna fija y segura, pues la ira es un estado de poder en el ser humano, es la fuerza contenida que siempre se echa en falta. La temperatura aumenta y ya no hay lugar frío cuando esto sucede, de ahí aquello de que hierve la sangre, pero es más que eso. Los músculos de mi espalda y cuello se contraen involuntariamente a causa del fuerte estrés que causa este estado, se acelera el pensamiento pero queda cegado. Dientes y puños apretados tratando de contener el estallido, o listos para liberarlo, como un animal. La mayoría de las personas pueden interiorizarlo mejor, contenerse. A veces logro sentarme y calmar mis pulsiones físicas, pero en mi interior tiene lugar una tempestad terrible que no desaparece, cualquier insensato podría desatarla, yo permanezco quieto tratando de pensar con claridad y aparentar absoluta calma... No paro de sudar. Respiro hondo y trato de relajar el cuerpo, pero soy todo violencia, y mi sangre arde en llamas, un fluido que se arrastra por todo mi ser y atrapa mi corazón, quemándolo.
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