Ahora que te vas a marchar, ahora que lo sabes, igual que lo sé yo, que ha llegado el momento de despedirse, no vale la pena llorar, lamentarse o tener miedo. Sólo hay lugar a la aceptación y la paz, la única paz real que no se encuentra en vida llega cuando esta desaparece.
Te mueres, mas no te vas a ir solo. Hay quien te aprecia, quien está contigo. Tu muerte será digna, no propia de un vegetal o de una víctima, sino propia de una persona, de un ser humano. Sin máquinas que hagan absurdo el final de tu existencia, sin drogas que nublen la razón en tus últimos instantes. Elegir la propia muerte, morir en paz, sin sufirmientos adicionales, aceptar y dejar ir, así debe ser la muerte, y así te lo transmito en tu última hora.

Por último es necesario que sepas que, como dijo Voltaire, cuando "hay que entregar el cuerpo a los elementos y reanimar la naturaleza bajo distinta forma, a lo que llamamos morir, cuando llega ese momento de metamorfosis, poco importa haber vivido una eternidad o un día". Ahora te desvaneces, pero tú vas a vivir mucho más tiempo del que crees, cuando te marches, vas a seguir existiendo mucho más en el pensamiento de quienes te amaron en vida. Tu espíritu, reducido a memoria, perdurará acompañando y guiando a aquellos que te conocieron y aún están por conocerte. Esta capacidad de la mente crea una fuerte corriente que trasciende la muerte y forma aquello que nos identifica como seres humanos, el recuerdo y la cultura. Dicho esto, me despido de ti, te marchas, y yo tengo compromisos que atender mientras me quede tiempo. te llevaré siempre conmigo, es todo cuanto necesitas saber. Adiós.