He pensado, mil veces sorprenderte
con un ramo de rosas en el aire,
más tu estrella me anuncia
que tus ojos han visto,
nubarrones de fuego al horizonte
y me deja un vacío
en los cientos de espinas,
que perforan mis manos al instante.

He pensado, mil veces una vista
al balcón de mis sueños contemplarte,
con el arpa en mis manos,
invocar a la musa de las artes
y decirte en el canto,
¡ese fuego que me quema por amarte!

He llorado el silencio de la muerte
en la fría mañana de tu ausencia,
en que ibas tan quieta y tan distante.

Más ahora que ríes en la orilla
junto al coro de mis ángeles amados
¡yo te ofrezco las rosas de mi brazo!