Cambio de vida 4
Publicado en Aug 20, 2014
El día siguiente le trajó una sorpresa a Drew: una llamada de la empresa a la que había ido. Le pedían presentarse a la brevedad posible. Cuando le dijo a su hermano lo que iba a hacer, este dijo:
-Anda, ve. Yo llevaré tus cosas. Drew le tomó la palabra a Jonathan y salió disparado hacia la empresa. Se sentía emocionado. Lo condujeron con el hombre del día anterior, él lo miró y dijo: -Andrew, seré sincero contigo. Tu desempeño en la prueba de ayer fue excelente, ya que fuiste el mejor. El problema es que ya tengo a alguien trabajando en el área donde podría contratarte. Drew sintió una fuerte opresión en el estómago. -Entiendo- dijo."Adiós al empleo", pensó apesadumbrado. -Lo que puedo hacer es lo siguiente- dijo-. El chico que tengo tiene mucho trabajo y no puede ponerlo todo al día, así que te ofreceré un contrato como independiente. -¿Independiente?- repitió Drew, animandose. -Así es. Lo que significa que pondras tus propios horarios y tendrás una paga un poco más elevada que el resto. ¿Qué dices? ¿Aceptas? -Sí- dijo Drew-. Claro que acepto. ¿Cuando empiezo? -Mañana mismo. Hoy arreglaremos tu contrato y tus horarios, si te parece. Drew asintió con la cabeza. Estableció tener un horario corrido con una hora para comer de siete de la mañana a cuatro de la tarde. Luego le presentaron a su compañero. Era un muchacho de complexión menuda, piel pálida y cabello negro que se presentó como Daniel. Cuando salio de ahí, se dirigio a la casa. Se sorprendió de ver solo sus cosas dentro de la casa. Al instante recibió un mensaje de texto de su hermano que decía: "Instalate tú primero. Yo tardaré un poco". Le pareció raro pero tampoco le pareció extraordinario. Era típico de su hermano. Recorrió la casa, buscando el cuarto que sería el suyo y escogió el que tenía una ventana que daba a la calle. Ahí llevó sus cosas. "Lo único que faltan son los muebles", pensó mirando la estancia desprovista de mobiliario. Luego se imaginó vivendo ahí, permanentemente. Igual que el día anterior, comenzó a llover. Drew buscó su chaqueta entre su ropa, se la puso y salio a la calle. Uno de sus pasatiempos era caminar bajo la lluvia. Lo que comenzó como una llovizna pronto se volvió una tormenta, pero eso no le importó a Drew, que disfrutaba del agua y del paseo por las calles desiertas de la ciudad. Al pasar por una calle, oyó una voz, al parecer, alguien cantaba. Intrigado, Drew siguió el sonido de la voz hasta llegar a una casa con una fachada café, y al asomarse por la puerta de la cochera, vio a Lara. Ella cantaba mientras lavaba platos. Cada tanto daba alguna vuelta, un ligeto salto o bailaba, a veces se quedaba quieta o se balanceaba ligeramente sin interrumpir su labor y sin importarle la lluvia. Drew la observó fascinado durante un tiempo, luego siguió su camino. Después volvió a casa y se cambió de ropa.
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