En las tétricas noches de viento y tormentas, cuando todas las luces de la ciudad se apagan, y sólo las fes alumbran. Se juntan los hijos de la luz y los de las tinieblas, mejor dicho los de las velas blancas y los de velas negras, pues es sabido que en tinieblas no hay un atisbo de luz.
Una corrala tiene como emblema unas aves, a la izquierda; dos buhardillas indican a los incautos noctámbulos el peligro de posicionarse sobre alguna de las tribus que pululan por allí.
La buhardilla más próxima a la corrala es la más peligrosa, el vampiro no sale, deja entrar. En ella no verás la cruz, ni ladrillos, sólo lonas de oscuridad.
En la segunda, su rival, una gran imagen de la Virgen apunta directamente a la entrada de dicha morada, evitando que sus moradores sean contaminados por el Mal.
Es tal vez por ello que Abraham dio regalos, a los hijos de las Concubinas...
Entienda quien pueda entender este cuento.