Su consuelo soy
Publicado en Sep 06, 2014
Y sus lágrimas caían y carcomían mis manos y sentía el ardor de su alma, y no me importaba, quería ir más allá, escudriñar su interior, desgranar, profanar… y por eso secaba cada lágrima con mis labios para saber sus demonios, sus miedos… y degustarlos y lamerlos uno a uno, como un niño a su dulce hasta saciar su antojo, y después, arrancarle de un bocado sus tristezas para vaciar su corazón y saciar mi morbo y sonreírle y decirle que no pasa nada, que su consuelo soy.
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Guillermo Capece
saludos
Guillermo
roberto mendoza