Era una intriga
Publicado en Sep 18, 2014
Según el gabinete psicopedagógico, Marcelo no tenía problemas de aprendizaje sino que era demasiado tímido y eso le impedía interactuar con otros, incluso con el conocimiento. Sus familiares lo traían desde el campo a las clases de apoyo escolar y en más de una oportunidad su madre me esperaba a la salida para transmitirme su preocupación. Según ella, los profesionales del gabinete le describían a un desconocido. Con el tiempo yo también llegué a pensar que Marcelo no era tímido porque se desenvolvía como uno más a pesar de que el grupo estaba conformado por alumnos de distintas edades. Me gustaba verlo concentrado con el ceño fruncido y sus ojitos fijos en los números que comenzaban a dejar de ser sus enemigos. Cuando completaba una de las tareas me preguntaba entusiasmado con qué página del cuadernillo de actividades podía continuar. Sin embargo, las notas escolares y la participación en clase, no mejoraban. Cuando tuve la oportunidad de ser ayudante de cátedra elegí hacerlo en el curso de Marcelo porque mi intuición me decía que había una realidad que no dilucidaba nadie, ni siquiera él. Algo lo obligaba, en las horas normales de clase, a regresar al caparazón del que todos me hablaban. El recreo transcurría sin que él lo advirtiera porque permanecía en el aula completando las tareas o con la mirada fija en un sector del pizarrón y al terminar la jornada, se sentaba en un banco del patio esperando que sus padres vinieran por él. Nunca miraba hacia la puerta de entrada porque su atención estaba en la punta de sus zapatos y permanecía ajeno al movimiento del alumnado hasta que alguien lo obligaba a salir de esa abstracción tocando su hombro. En una oportunidad la profesora me permitió analizar las evaluaciones de Marcelo. La sorpresa fue comprobar que todas estaban incompletas y que en lo poco que hacía no evidenciaba problemas de comprensión. El tiempo no le era suficiente. Algo le impedía demostrar la capacidad que yo le conocía. Como mi desconcierto crecía a medida que Marcelo mejoraba en mis clases y no mostraba cambios en el colegio, decidí conversar con docentes de otras áreas. Todo se aclaró cuando comprendí que las dificultades se le presentaban en las asignaturas donde el pizarrón era de uso corriente. Nunca olvidaré la mañana en que me crucé con su madre a la salida del colegio. Creo que la señora descargó todas sus tensiones al abrazarme porque me hice pequeña contra su pecho. En un principio sentí desconcierto prolongando ese momento en el que sólo se escuchaba su sollozo y al separarnos ya no fueron necesarias las palabras. En sus manos llevaba la libreta de calificaciones de Marcelo como si se tratara de un trofeo. Su hijo ,apoyado en la camioneta, limpiaba los cristales de sus gafas gruesas mientras protestaba por su demora
Página 1 / 1
|
oscar
Lucy reyes
La virtud del profesor es la preocupación, la investigación, la psicología, el amor, el querer solucionar problemas, el apoyo y los buenos sentimientos, cualidades que a tí te sobran. Lo digo con mi experiencia de también haber sido profesora de un Liceo, cuya directora y dueña fue mi madre.
Te felicito Silvana.
DEMOCLES (Mago de Oz)
Besos mi profe….te extraño pero ya logro recuperar de a poco mi inspiración…..
Se le quiere mucho…
Battaglia
Tuve la oportunidad de ser docente durante 13 años y además en todos los niveles escolares hasta licenciatura… Te puedo decir que fue justamente con los alumnos del nivel primaria que tuve este tipo de acontecimientos… uno como profesor tiene un arma de doble filo, por un lado la responsabilidad de transmitir el conocimiento pero por otro aun mayor, la responsabilidad de la vida de un ser humano…. Hay muchos profesores que no tienen esa vocación y solo lo hacen por necesidad, y es ahí donde las cosas para el alumno pueden tomar un rumbo equivocado…. Amé la docencia más que a nada en el mundo, pues aprendí la importancia y el valor de servir a los demás…
Abrazos!!!
Silvana Pressacco
Cariños amiga
Enrique Gonzlez Matas
TE FELICITO CON MI ABRAZO AMIGO.
Silvana Pressacco
cariñotes!
Romina H
Silvana Pressacco
maria del rosario.
Soy hija de docentes, yo me abstuve de seguir con la trayectoria familiar, porque mi familia estimaró que yo no tenía paciencia...
Silvana, docente se nace, y veo que has dedicado gran parte de tu vida a las aulas, estoy segura que tienes muchas mas historias que contar...
Fue un gusto pasar, me ha gustado leerte.
Un abrazo.
María
Silvana Pressacco
Gracias por pasar, un besote
Silvana Pressacco
Cariños a ambas!!
Mara Vallejo D.-
Tus historias son de gran calidad. amiga mía. Me gusta.
Abrazos
Sara Luz
Esta de Marcelo debe haber sido hace muchísimo tiempo ¿no?
Me encantó como llevaste la historia y cómo la resolviste en la vida real. Un abrazo !