La vida nos guarda un sinnúmero de sorpresas. Cada transitar es como viajar a lo desconocido, donde podemos encontrar la felicidad, la tristeza, el triunfo o la derrota.Es como entrar a un nuevo mundo, donde no sabemos si nos van a recibir con los brazos abiertos o nos enviarán con una patada de regreso.¡Es que nuestro andar es tan incierto! Alguien se puede convertir en una medicina para nuestra alma. o en la enfermedad absoluta de la misma.Podemos caernos y sangrar, y aquellas heridas dejan cicatrices que nos marcan; nos dejan arrugado el corazón cual papel usado y volver a dejarlo liso, imposible será. Porque de experiencias estamos hechos. Somos como un disco duro que va receptando información y almacena virus peligrosos de desilusiones, de decepciones.¡La vida, la vida!... Es como una cajita mágica. Nadie sabe los hechizos que guarda ni tampoco las pócimas para revértirlos.Nos toca cruzar todos los puentes sin armadura alguna y cada piedra que encontramos se va convirtiendo en una parte del armazón que necesitamos para protegernos de todos los males que rodea a este mundo terrenal.Pero jamás debemos rendirnos, hacerlo es cobardía, es demostrar nuestra debilidad y en este planeta eso es lo menos que podemos hacer.Avanzar es nuestro objetivo... Enteros, rotos o frágiles, tenemos que avanzar; encontrar nuestra fortaleza y nuestro ángel guardián, en otras palabras Crecer y Amar, para eso luchamos todos, para dejar una huella que dure para toda la eternidad.Para decirnos al final del trayecto, ¡Mira todo lo que hice o mira lo poco que logré!... Pero mucho o poco, fue construído con la tinta pura de la sangre de mi corazón.
