SEGUNDA OPORTUNIDAD
Publicado en Oct 10, 2014
SEGUNDA OPORTUNIDAD
En un humilde barrio de Bogotá, viven Rafael Rivera, su esposa Rosita y sus tres hijos: Jaime, Oswaldo y Flor. Rafael tiene una pequeña carpintería, Rosita se encarga del hogar, Jaime trabaja vendiendo periódicos, -es el mayor- Oswaldo trabaja como plomero, Flor está en último grado de bachillerato, además, teje suéteres para ayudar a sus padres. Rafael tiene cincuenta y dos años, es de baja estatura, gordo, moreno, miope y pobre. Rosita tiene cuarenta y nueve años, ya tiene canas, es obediente y noble. Oswaldo se parece a la mamá, Jaime y Flor se parecen al papá. El carpintero está detrás del torno de trabajo, se coloca bien las gafas, pero se le han bajado. De repente llega el vendedor de loterías al taller de carpintería, llama a gritos a Rafael, -el carpintero pregunta- ¿qué pasa? El vendedor de loterías, apresuradamente abre el periódico en la sección de loterías y señala con su dedo índice el número de la lotería y dice: “Don Rafael, usted salió favorecido, se ganó el último billete de lotería que le vendí” Rafael sonríe nervioso, se quita la blusa de trabajo que tiene puesta, busca el billete en el bolsillo de su camisa, encuentra y confirma con el lotero que es el ganador de la lotería. Rafael grita: “Me la gané, me la ganeeee”; en ese momento llega Carmelo, ayudante del carpintero. Buenos días don Rafa, ¿cómo le va? Me va de película Y ¿eso? El carpintero, emocionado dice: Me gané la lotería No puede ser ¿cuánto gana? Mil millones de pesos, pero, Carmelo hablemos después, por favor, un ojito al negocio, mientras voy a contarle a mi familia lo de la lotería. Bueno don Rafa. Carmelo se llena de envidia. El vendedor de loterías felicita al comprador, le desea que disfrute, que no lo olvide, que le regale unos pesitos y se despide. Rafa abre la puerta de la carpintería, que comunica con el patio de su casa.Entra corriendo, se resbala, cae al piso, causándole fuerte lesión en una pierna. El periódico y el billete de lotería también caen al piso. Rosita ve el accidente, llama a sus hijos para que le ayuden a levantar al papá y llevarlo a la cama. Flor, nerviosa recoge el periódico lo deja sobre la mesa del comedor y el billete lo mete en el directorio telefónico. Luego atiende a su padre que mucho se queja. Flor se dirige a la carpintería, comenta a Carmelo que el papá sufrió un accidente. No puede ser y yo, pensando que ustedes estaban felices ¿felices? ¿Por qué? por lo de la lotería ¿cuál lotería? ¿No sabe? No ¿qué? pues, que su papá se ganó la lotería. Flor sale corriendo en busca de Rosita. Mamá, ¿es verdad que mi papá se ganó la lotería? No sé, sí mamá, eso dice Carmelo que mi papá ganó mil millones de pesos. Oswaldo dice: ¡Qué chimba! ¿Mil millones de pesos? Rosita abre sus ojos, mira al cielo y da bendiciones. Jaime se entera y dice: ¿nos volvimos ricos? brinca feliz, pero ¿cómo hacemos para que mi papá despierte y nos cuente? Rosita dice: esperemos un rato, ¡pobrecito! Oswaldo mira y mira al papá, tose una y otra vez, Rafa se despierta, se queja un poco y dice: ya me siento mejor. Queda un rato pensativo, se sienta, Rosita lo acomoda con cojines y Rafa dice: Pónganse felices, me gané la lotería de Cundinamarca. Rosita pide a su esposo que cuente cómo fue eso y Rafa relata detalladamente, luego pregunta ¿Quién recogió el periódico con la lotería?, se me debió caer cuando resbalé. Traigan el billete para que todos la puedan ver. Flor encuentra el periódico, pero no el billete ¿Dónde lo dejé? Yo recuerdo haber visto un pequeño papel, pero con el afán de ver a mi papá lesionado no recuerdo dónde lo guardé. Coloca sus manos en la cabeza. Esperen voy a buscarlo, -dice Flor- mira por toda la habitación, abre los cajones del armario, busca en las páginas del periódico. Rosita enojada dice: cuánto tiempo lleva buscando ese billete y nada que encuentra, eso le pasa por despistada. Rafa no se preocupa piensa que el billete no ha salido de la casa, cree que en cualquier momento aparece. Rafa llama a Rosita y a uno por uno de los hijos para decirles que se deben reunir con frecuencia para hacer planes de lo que harán con el dinero. Flor interrumpe: pero papá qué hacemos si el billete no aparece, ya llevo varios días buscándolo y no encuentro el bendito billete, pues búsquelo más, -dice Rafa. Rosita pide a los hijos que ayuden a buscar el billete. Oswaldo impaciente dice: deje de jugar a las escondidas hermana, y muestre rápido el billete, -Jaime dice lo mismo. Flor pide a Rosita que la acompañe mañana a misa de ocho, para dar gracias a Dios y pedir que aparezca el billete. Rafa, entusiasmado dice: bueno, hagamos planes: con ese dinero he pensado comprar mucha madera, remodelar el taller, tener varios empleados, hacer muebles finos, conseguir buenos vendedores y buena publicidad. Oswaldo: pero papá eso que usted dice vale mucha plata… usted ¿es bobo?. Hijo, acaso, ¿le parece poco mil millones de pesos? No me parece poco, pasa que no me gusta soñar por anticipado, sin encontrar el billete. Rosita pregunta a Rafa: ¿Cómo sigue? le han aliviado las curaciones que le hice en estos ocho días? -Sí ya no me duele la pierna, eso ya pasó, ahora lo importante es anotar en un cuaderno lo que vayamos haciendo cada día y que no se olvide nada. Rafa pregunta a cada uno lo que desean hacer con el dinero. Rosita dice: pues yo pondría un restaurante, buena comida, varios meseros y así lograré buenos clientes, y usted Flor ¿qué piensa? Por ahora pienso que dónde estará ese billete, si aparece tendré una fábrica de tejidos y varios empleados. Las dos tienen buenas ideas –dice Rafa- y usted Oswaldo, a mí me gustaría tener un taller de mecánica de carros. y ¿Jaime?, pues como estoy trabajando, seguir trabajando. Rafa dice: qué falta de aspiraciones, ¿no piensa estudiar más? uy no, qué locha… Tendrá que dejar la pereza y trabajar conmigo, renuncie mañana mismo a sus trabajo, y empecemos inmediatamente con los planes. Flor, ¡¡uy, papá!! ¿Qué es ese acelere?, espere que encontremos el billete, lo paguen y una vez recibido el dinero hacemos planes. Rafa se enoja: partida de perezosos, mañana mismo empezaremos, iré a donde mis amigos a que presten dinero para adelantar los planes. Los hijos y la esposa se miran, mueven la cabeza indicando desacuerdo. Rosita y Flor van a misa. Rafa visita a su amigo Roberto para contarle que siempre compra loterías, que nunca coge ni un solo número y, que por fin se ha ganado mil millones de pesos. Roberto lo felicita y pregunta; ¿cuál será el destino de ese dinero? Rafa cuenta a Roberto sus planes, comenta que el billete se ha extraviado, que su hija Flor no ha recordado dónde lo guardó, pero que piensa adelantar sus proyectos, y pide a Roberto que le preste cien millones de pesos, mientras aparece el billete. Roberto se sorprende, le parece mucho dinero. Creo Rafa que no se debe apresurar, espere que aparezca el billete. Rafa asegura que el billete aparece pronto, garantiza que con el dinero de la lotería pagará el préstamo con buenos intereses, y algún buen obsequio. Al obeso y alto Roberto se le acelera el tic que tiene en el ojo izquierdo y, dice: pero, Rafa que tal que no aparezca el billete, ¡ojo amigo!, ¿sabe usted que las loterías caducan a los noventa días a partir del sorteo?. Sí, tranquilo Roberto, el billete aparece en cualquier momento, tengo plena seguridad. Roberto dice: A usted lo conozco desde hace tiempo y sé que es honesto y buena persona, acepto prestarle el dinero, firma el cheque y lo entrega a su amigo. Los vecinos al enterarse de que Rafa se volverá rico, se exceden en atenciones con Rafa y su familia. Rafa compra mucha madera, tanta que no le cabe en la casa, entonces pide a Carmelo que le permita guardar madera en la casa de él. Carmelo se siente obligado a prestar su casa, aunque mucho le incomoda. Carmelo guarda la esperanza de encontrar el billete de lotería y se anima a buscar con disimulo el billete en la casa de los Rivera, sueña con encontrarlo, ganarse el dinero y aislarse de la familia Rivera Empieza el trabajo de Rafa con sus hijos. A cada hijo indica sus funciones: A Jaime cortar madera, a Oswaldo cepillar madera y pintar, Rafa consigue empleados para elaborar los muebles. Jaime no sabe manejar bien la cortadora de madera y se corta una pierna, sufre su dolor y pide a su papá que le cambie el trabajo, que sueña con diseñar muebles, Rafa acepta y… ¡vaya sorpresa! se descubre gran arte de Jaime diseñando muebles, lo que representa progreso y buenos clientes. El trabajo es arduo. lo difícil es vender los muebles, no obstante, parece que Oswaldo será buen vendedor. Flor desesperada llora y llora, desordena todo por buscar el billete, grita: mañana caduca el billete, y no lo encuentro. Rafa, por estar trabajando, ha perdido la noción del tiempo y cuando escucha el llanto de Flor diciendo que mañana caduca la lotería, se desespera, ordena que todos busquen el billete. Todos se preocupan, maldicen a Flor. Rafa se desespera, ¿cómo pago la deuda?, se desordena todo, parece un infierno, llantos, insultos, ruidos, lamentos, no encuentran el billete, ya caduca mañana, toda la familia está muy preocupada. Al día siguiente, Rafa llama a su amigo Roberto, le cuenta que el billete no apareció y ya caducó, Roberto enfurece, dice: pero me tiene que devolver el dinero o lo denuncio por estafa. Rafa suplica a su amigo, que le dé tiempo, que él responderá, pero Roberto lo insulta por irresponsable y mentiroso. No cree en la pérdida del billete y se dispone a denunciarlo penalmente por estafa. Dice Rafa a su familia: La única solución al problema es que todos nos dediquemos a trabajar más y más, día y noche, que Rosita y Flor trabajen en lo que saben para pagar la deuda. Así se cumple: Rosita cocina con buena sazón, descubre un lugar donde dictan clases de culinaria gratis, aprende cocina básica, criolla e internacional, invita a vecinos y amigos a degustar exquisitos platos. Poco a poco van aumentando los clientes, consigue empleada que le ayude. Toma en arriendo una casa. Rafa y los hijos hacen las mesas y asientos para instalar el restaurante. Compran loza, manteles, cubiertos y servilletas. Rosita invita a sus clientes a una comida gratis. Atiende a sus clientes con mucha amabilidad. Uno de los clientes aconseja a Rosita que prepare comidas especiales, para deportistas, artistas, niños y diabéticos, es decir: una harina en cada comida, una proteína y una verdura, sin azúcares, sólo endulzantes especiales, ricas tortas, frutas y postres para niños. Rosita se entusiasma, acepta la propuesta del cliente, que además le ayuda con publicidad. El restaurante se llena tanto, que tiene que abrir sucursal y conseguir más meseros, cocineras, decora bien los restaurantes. Con el buen sabor de las comidas, la buena decoración de los restaurantes y su amabilidad, progresa y poco a poco se va cumpliendo su sueño y puede ahorrar para ayudar a pagar la deuda a Roberto. Flor teje día y noche, ya tenía clientes, pero debe aumentar trabajo para poder ahorrar. Recorre los almacenes mostrando sus trabajos, propone venderlos, pero nadie le compra, ella llora de tristeza al sentirse humillada, sin poder aumentar su trabajo. Entonces piensa que lo mejor es ayudar a Rosita en el restaurante como mesera, poco le gusta ese trabajo, bien dice el refrán “La necesidad tiene cara de perro” Un mes después de prestar su servicio de mesera la llaman de un importante almacén de cadena y le hacen un pedido de docenas y docenas de chalecos del modelo que ella mostró. Flor se emociona, pero al tiempo se preocupa de que ella sola no puede cumplir con tanto pedido. Consigue personas que tejen. Una de las tejedoras tiene una casa amplia y propone sociedad a Flor, para crear una fábrica de tejidos. También la fábrica ha sido un éxito, igual que Rosita, Flor puede ahorrar para ayudar a pagar la deuda. Rafa, sus hijos y empleados trabajan día y noche, han logrado grandes contratos en el término de un año. Con el ahorro de utilidades recibidas de todos ya es posible pagar a Roberto la mitad de la deuda. Rafa busca el directorio telefónico para llamar a Roberto y decirle que puede pagarle parte del préstamo, mientras habla por teléfono juega con las hojas del directorio telefónico, de pronto ve un papelito ajustado entre hojas, mira y es el billete de lotería… “ya qué” –dice-, cómo así pregunta Roberto ¿ya qué? sí acabo de encontrar en el directorio telefónico el billete de lotería, a… pues sí “ya qué”, ¿y cuánto dinero me tiene? La mitad y en unos meses el resto, con intereses, ¿y cómo ha hecho? Rosita empezó con un pequeño restaurante, progresó y tiene el restaurante que ella soñaba, igual Flor, siguió tejiendo y ya tiene una fábrica de tejidos, le va bien y entre mis hijos y yo nos dedicamos a elaborar día y noche toda clase de muebles finos y pronto abriremos un almacén de venta de muebles. Tenemos muchos encargos de muebles y vea usted amigo, que no soy ladrón ni mentiroso, vea que con trabajo y mucho esfuerzo no sólo puedo devolver a usted el préstamo, sino que se nos ha dado UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD de realizar nuestros planes, sin necesidad del dinero de la lotería. Roberto lo felicita, pide perdón por la desconfianza, retira la denuncia penal y, espera cuatro meses más, recibe la otra mitad del préstamo más intereses y un bello juego de muebles de comedor, de obsequio. Roberto queda pensando en ese ejemplo de honestidad y trabajo del amigo Rafa y su familia. .
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Battaglia
A mi me parece que escribes bastante bien este tipo de narraciones, en lo personal me encantó pues nos muestra cómo es que una familia pasa por una serie de etapas y emociones que de no haber estado unidos hubieran destruido su núcleo fácilmente...
Genial, entretenida y sabia....
Cuando se quiere, se puede!!!!
Saludos
Lucy reyes
Un abrazo.
Mara Vallejo D.-
Un poco tarde he pasado por ésta historia, pero aquí estoy como siempre, ligada a tus letras que me fascinan porque tienen un realismo que invita a escudriñar cada párrafo escrito. Grato leerte, amiga mía. Disculpa mi tardanza. ¿Aceptas? OH! Gracias.
Abrazoss
María
Lucy reyes
Gracias amiga, por estar siempre ligada a mis letras.
Me place mucho que no me desampares.
Un abrazote,
Enrique Gonzlez Matas
TE FELICITO, LUCY, POR LA MORALEJA Y POR EL REALISMO LITERARIO QUE DESPLIEGAS.
UN GRAN ABRAZO.
Lucy reyes
Cordial abrazo.