UN DA DE PEREZA
Publicado en Oct 29, 2014
UN DÍA DE PEREZA
Un día domingo quise dar gusto a la pereza, levantarme tarde, bañarme tarde, desayunar chocolate tamal y pan. No recibir visitas, seguir durmiendo, apagar el celular, no ver televisión, sólo escuchar música de mi gusto. Advertí a mi esposo y a mi hijo menor que son los que viven conmigo, que no me insistieran ir a paseos, ni a visitas, ni a cine, que no me despertaran y que pidieran las comidas a domicilio. Mi propósito era descansar todo el día y el lunes levantarme muy temprano, ordenar todo y realizar mis compromisos de trabajo con cabeza despejada, libre de problemas y poder concentrarme lo necesario para lograr buen desempeño de mi trabajo. Todo se cumplía muy bien hasta las diez y media de la mañana. Cuando sonó el timbre de la casa, me asomé a la ventana a ver quien timbraba, era la novia de mi hijo, traía un arreglo floral. Yo estaba en camisa de dormir, en pantuflas, despeinada, sin maquillaje. Me preocupé llamé a mi hijo, le dije -llegó tu novia-, él también se asomó a la ventana y me dijo: qué pena, se me olvidó que mi novia quería visitarte y regalarte unas flores en agradecimiento a tu colaboración en la revista que ella dirige. Hazla seguir a la sala,-le dije- ofrécele un café, mientras me arreglo y luego, recibo la visita y las flores. Karen me entregó las flores y una tarjeta de agradecimiento, por haber comentado en su revista el maravilloso desfile de modas que ella organizó. Seguimos comentando sobre la revista. Llegó la hora de almuerzo, invité a los tres a almorzar a un buen restaurante. Después Karen dio las gracias y se fueron con mi hijo. Quedé sola con mi esposo, regresamos a la casa y ¡Oh sorpresa! Un sobrino de mi esposo, su esposa y sus tres hijos, estaba en la puerta de nuestra casa, esperándo que les recibiéramos la visita, que por cierto se prolongó hasta las doce y media de la noche. Pasamos el tiempo bebiendo vino y “arreglando el país”, -como de costumbre se dice- Así que me trasnoché y no pude descansar. El lunes amanecí con malestar por el vino, no me pude concentrar en mi complicado trabajo. Me estresé, me dolió la cabeza, quedé mal con el trabajo. Prometí dar cumplimiento en los tres días que se había fijado el término y que de no cumplir con mi trabajo, se quemaría una etapa del proceso y se perdería el buen resultado del caso. Entonces, en esos tres días trabajé día y noche, terminé agotada y aún no sé el estado del proceso, hasta cuando pasen tres días hábiles. Ojala mi trabajo no adolezca de error alguno. Lo malo es que viajo a México mañana y hasta el doce de noviembre que regreso sabré el resultado.
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Elvia Gonzalez
Lucy reyes
Me parece interesante tu actitud de dirigirte a la iglesia cuando no quieres ver a nadie, mi mamá hacía lo mismo cuando estaba enojada.
Gracias Elvia, un abrazo.
Silvana Pressacco
Cariños y espero que todo haya salido bien.
Lucy reyes
Un abrazo.
Enrique Gonzlez Matas
RELATO SENCILLO Y MUY BIEN ESCRITO.
TE FELICITO, LUCY, EN ESE RELATO DE LO COTIDIANO EXPRESAS UNA GRAN VERDAD: "YO SOY YO Y MIS CIRCUNSTANCIAS", COMO DIJO ORTEGA Y GASSET.
UN GRAN ABRAZO.
Lucy reyes
Un abrazo.
Mara Vallejo D.-
Me encantan esas historias que tanto rozan nuestras vidas. Una moraleja le saco yo , querida amiga. Grato leerte.
Te felicito doblemente.
Abrazos
María
Lucy reyes
Un abrazo