DOA SANTOS, LA LAVANDERA
Publicado en Oct 31, 2014
DOÑA SANTOS LA LAVANDERA
Narrada por Pilar Briones La madre de “Domingo Zapallo” era doña Santos Villegas. Una mujer alta, imponente con su metro ochenta de estatura, pollerones negros hasta los mismos tobillos, zuecos para caminar y “la guata pará” debajo de los pollerones recogidos. La recuerdo sentada conversando relajadamente con mi mamá, en el corredor de la casa, y mientras la escuchaba atentamente repetía: “si pues, así pues” y seguidamente se golpeaba la guata con sus manotas grandes y viejas. Parece que la veo tomando su * “mate a la cachetá” conmigo…”y traígase su pedazo de queso Pilita” – me decía suavecito al oído- y un mate pa’lla y otro mate pa’cá. Después de un buen rato la divisaba debajo del níspero, haciéndose un cigarrito. Y así transcurrían las tardes con ella. Esto era entre lavados y escobillados, porque el trabajo daba para largo rato. Porque primero, la ropa se tenía que remojar en agua tibia para desmugrar, después había que escobillar y esto se hacía con “Radiolina”, el detergente de aquellos tiempos. Luego se enjuagaba la ropa en el canal que pasaba en la parte de atrás del patio. Luego se ponía a hervir con agua de pozo cristalina, de la casa. Se enjuagaba con agua de llave, se estrujaba y se ponía a secar en las tendederas. Al día siguiente se preparaba un “almidón” con “azul”. Almidonadas las prendas se tendían en el patio o en el corredor, y se recogían en las tardes. Se rociaban con agua, y se dejaban así, para finalmente al otro día, venir a planchar. Y así, entre lavados y mates, doña Santos pasaba la semana en nuestra casa, y era partícipe también de todo evento familiar llámense éstas fiestas, cumpleaños y otros, donde se lucía con sus dotes culinarios y simpatía.
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