Anedoctorio sobre ruedas primera parte
Publicado en Nov 02, 2014
No llegaba la hora de ir hasta la playa . Ese lugar donde hasta la mirada flota . donde las gaviotas danzan y le sacan la lengua a la fuerza de gravedad y buen aire que con su roce, refresca los poros, veo ese movimiento marino que cesa. Preparo mis artilugios y proviciones las cosas para un camino largo y extenuante y me lanzo hacia los paisajes de cumbres verdes, el aire falta y el cansancio es natural. tomo un poco de agua, como algo para saciar y continuo el rodar. Hay una bella caravana de luces, es de noche, y hay de vez en cuando gente, predomina la noche, y la playa no se acerca, Algunos lanzan gritos de júbilo al estar esta situaciòn, sin dudas es una noche de maravillas. Decido nuevamnte parar y observo que hay màs gente, es una multitud grandiosa, parece una micro- cuidad, unos van y otros vienen, unos van por devociòn otros por cumplir nuevas metas. Ya es casi de Dìa y no quiero estar en el mar tan pronto. Reposo bajo un àrbol de espino, que regala su acogida que reconforta mi integridad. Amaneciò en la playa y està nublado y frio. Serà porque este año el encuentro fortuito y de costumbre, ya no iba ser como el de antes. - Hasta el pròximo año le digo al viento, que cala hasta los huesos. Ya es hora de ir a casa, el bus me espera y me encuentrè con otros ciclistas que recorrienron 120 kilometros al igual que yo en sus màquinas hechas para levitar a diez centìmetros del pavimento.
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