El Bicho
Publicado en Nov 03, 2014
-No, no sé que es. No creo que tenga huesos. Está reptando, pero no veo que tenga ojos en la parte superior. Y tampoco tiene patas.
-Témpano, tené cuidado, ¿por qué mejor no llamás a recepción y decís que hay un bicho debajo de la cama? -¿Pero cómo voy a llamar a la recepción? ¿y si entran aquí y hacen un escándalo? Es un telo esto, sólo pagué por una hora y, además… -Ya medio cogimos, ¿no? A eso te referís y no lo soltás. Me traés a lugares baratos como que claro, soy la chica del tinder. Mirá yo sé como es la cosa, témpano, eso lo sabés, no te pido nada, pero no sé por qué me tenés que traer a estos lugares que ni siquiera tienen nombre. -Uhh, estás loca, no progamo nada yo, no conocía este lugar y nunca me hubiera imaginado que esa cosa que ahora se ha detenido estaría ahí, debajo de la cama. De haberlo sabido, hubiera pedido una habitación sin bichos, ¿no te parece? -No me parece gracioso, y no te enojes, pero ya no sé si quiero seguir haciendo esto. -¿Haciendo esto? ¿Y qué hemos hecho? ¿A qué te referís con haciendo esto? -Mirá yo ya estoy podrida de tu forma de ser. -No me respondiste, ¿qué es lo que hacemos aquí?, ¿qué hemos hecho? -Ay, témpano, escogés los peores lugares para discutir. -Pero nadie está discutiendo, bonita, sos vos la que no quiere responder. No se puede discutir si la otra persona no quiere responder. -¿Y qué querés que te diga? -La verdad, quiero saber qué es lo que pensas que hacemos. -Lo que hacemos pues… -Sí, pero qué es… -Vos sabés… -Sí, yo sé, pero no sé si vos lo sabes… -Sabés qué, no me siento cómoda hablando de esto cuando sé que hay un bicho debajo de la cama. -Es inofensivo, si hubiera querido atacarnos lo hubiera hecho hace rato… -Quiero un pucho, tengo uno en mi cartera, pero me da miedo ir a traerla. -¿Dónde está? -Fue lo primero que boté al entrar a este cuarto… -Ahí ya la vi, está junto a la puerta…yo voy, no te preocupes. A ver si después de fumar, reconsideras decirme lo que no querés decirme. -Tené cuidado con el bicho. -Tranquila nena, estamos en una cama, no en un barco asediado por tiburones. -Ya que estás ahí, ¿me pasas mi ropa? No me gusta estar tapada con esta sábana que no sé si habrán tenido la delicadeza de lavar. -Acá tenes, pero lamentablemente no pude traer más que los cigarros, el encendedor y tu ropa interior, el resto ya no cabía en mi mano. -Eso es trampa. -Pero te gusta que sea un tramposo, no? -Me gustaría más si no hubieran testigos. -¡Y dale con lo del bicho! ¿Querés que lo mate? Lo puedo hacer. -No, por ahí es peligroso. -¿Pensás que no puedo matarlo? -No dije eso. -No he dicho que lo dijeras, sino que lo pensaste -¿Sabés leer pensamientos también? -Lo insinuaste, es una manera de leer tu pensamiento. -Lo que estaba insinuando es que tengo miedo de que te pueda pasar algo malo. -Mira, vamos a hacer una cosa. Voy a meterme debajo de la cama con un puto zapato en mi mano y voy a acabar con ese bicho de mierda de una vez. Luego, volveré a esta cama, te la meteré como enajenado y de tanto placer que te daré no te quedará otra opción que decirme que lo que «hacemos» es coger y nada más. Y si no estás de acuerdo que baje y mate al bicho, podes pedirme que no lo haga, podemos vestirnos, salir por esa puerta y seguir con nuestras vidas como si no hubiera pasado nada. Yo seguiré con mis chicas, vos seguirás con tus complejos de incogible. Ya no tendremos que vernos, y nunca más te pediré que regresemos a una cama pública, ¿ok?... gorda, pregunté, ¿de acuerdo?... -Hacé lo que tengás que hacer, pero tené cuidado. -¡Qué divina sos! ¡Con vos es imposible! -¡La puta madre, Témpano!, ¡me preocupo por vos! ¡Esa cosa de abajo puede ser venenosa! ¡Puede ser una víbora! ¡Puede picarte y te podés morir! -Si tanto te preocupás por mí, ¿por qué no podemos coger en paz? -¿Y qué tiene que ver eso con que querrás matar al bicho? -¿Pero por qué jodes tanto? -Sos un malo de mierda, no me servís como amante ni como nada, llama a otra de tus chicas y andáte bien a cagar. -Tenes razón, no sé por qué insisto, si igual no me interesa. Mejor me apuro a matar a ese bicho... -No con mi zapato…, me da… asco… -No te preocupés, no usaré el tuyo. Y, Témpano… -¿Qué? -Tené cuidado, por favor. -Ya vengo. -Pero…, oye… ¿Es necesario que bajés por completo? No creo que sea buena idea que te metas en bolas debajo de la cama. -No te preocupés, tengo mi zapato en la mano. -Oye, tene cuidado. No quiero que nada malo te pase... ¿Por qué no me decís nada? ¿Estás enojado? Yo soy una miedosa, que se asusta de burreras, no me dejes colgando. Si lo que buscás es asustarme no queriendo hablarme y no permitiéndome que te vea, sentíte satisfecho, lo lograste. ¿Témpano?... Escuchá, Témpano…, mi amor, por favor no jugués. Bien sabés que si no aparecés yo tendré que mirar qué hay abajo y esto ya no será gracioso. Te advierto que no me asustaré porque sé que estarás esperándome ahí abajo, así que contaré hasta tres para que salgas y hablemos de lo que había quedado pendiente. Uno… Dos… Tres… ¿Témpano? Creo que fue suficiente. Ahora mismo estoy colocándome al borde de la cama, en el sitio por donde bajaste, estoy a punto de meter la cabeza, sé que tu cara estará ahí mismo y será mejor que cuando te vea me recibás con un beso. Porque si me topo con el bicho y no te has desecho de él podés considerarte hombre muer… Me desperté. Qué puto sueño de mierda. ¿Desde cuándo uno se sueña semejante cagada? ¿semejantes diálogos? Qué raro soñar tan profundo, y qué raro que este tipo haya participado de él. Hasta el instante en que lo conocí, había descartado la revolcada casual por dos motivos. Uno, no creo en la casualidad…me cago y me limpio en lo casual. En esta vida pendeja, las cosas son o no son. Y dos, porque después de haber descubierto que tu hombre por siete años, no tiene las mismas inclinaciones sexuales que vos y por eso hace meses no te coge, no quedas como muy segura, como con mucha autoestima. Explicándolo mejor, ¡Quedás pues echa mierda!. No es lindo contar esto, es vergonzoso, tétrico. Pero como cualquier pelotudo del mundo, tuve un “tropiezo”. Un “tropiezo” tan grande, que me ha devuelto a esta patética costumbre de escribir pelotudeces. Yo ya había escrito acerca de la teoría del enchufe. Es mi teoría real. En esta vida de mierda, estamos rodeados de otros hijos de su puta madre que van a querer ladinamente acercarse a nosotros, y a los cuales, en algún momento, intentaremos cretinamente acercarnos. Esa idiotez es como meter los dedos a un enchufe, así a lo pelotudo, tarde o temprano estás con los dedos hasta el fondo y listo para la señora electrocutada de tu puta vida. La quimera vendría a ser “conectarse” al enchufe, y no recibir descarga eléctrica, sino más bien “encender” algo. Podés ser una tele, una radio de mierda, una lamparita, unas tinazas de pelo, un vibrador. No importa, elegí tu quimera, cualquiera, da lo mismo. Todo es fantasía pedorra. Siendo yo maestra en esto de tapar enchufes, vivía sin más preocupaciones. Y entonces, así de intempestivo, como cuando Aurora despertó del hechizo eterno siendo besada por la bruja, metí mis dedos al enchufe. Eso tiene un significado tan grande y profundo como el Gran Cañón. No es nomás ir al kiosko y comprar 1 kilo de confianza, 2 litros de lealtad y un fardo de afecto. Si así fuera metía los dedos a la torta del brasilero que me ama con encono y no al enchufe. Llamaré al enchufe en cuestión "Témpano". Apareciendo no sé de dónde mierda en la pantalla del celular. Hablándome dulce por tres largos días ¡JA!, preocupándose por mi hambre, por mi sueño, por mi trabajo, por mi hermana, por mi novio, por mí. Habiendo logrado que esta reina del domingo haya ido a verlo, sucumbiendo a sus encantos, excitada a mil con cada palabrita, ruido, gesto y fruncidita de boca, que manguereaban con agua fría mis entrañas. Después de un tremendo revuelque entre esas sábanas suavecitas, suavecitas, por esa noche se rompieron esos nexos calientes intercontinentales entre el Témpano y yo. LA NOCHE AC HABÍA TERMINADO. Puedo decir que la noche DC, no fue tan pornointensa como lo imaginaba, pero fue más que suficiente. Digamos que no son los efectos post noche DC, que no tengo peor autoestima que bailarina de Pedro García y que soy lo suficientemente linda e inteligente, como para hacer, que un hombre se mantenga a mi lado igual AC y DC. Digamos nomás entonces que Témpano era todo lo opuesto a mí: sentimentalmente, ideológicamente, socialmente, psicológicamente, o sea diferente de pensamiento, palabra, obra y omisión. ¡JA! pero yo, tercamente obnubilada con haber encontrado un chongo, un Sancho Panza, un Dr. Watson, un Robin que me mantendría tibia a distancia, (porque eso venía haciendo desde hace 1 semana y tres días, ¡JA! ¡JA!), como gorda que acaba de perder su virginidad, me negué a ver todo eso. Es más, este pequeño cubo de hielo, no debe tener idea del sitio privilegiado que tuvo en mi isla. Fue una mierda de esas que sólo pueden surgir cuando te baja la regla, se te muere el perro o tenés una tenia en el intestino. Navegué durante un tiempo en las aguas ñoñas y ridículamente cursis de “i miss u my tigre", "i dream about you" "fuck me, fuck me, yeah yeah". The sisterhood of the traveling pants, Friends y Dora la exploradora ¡JA!. Error. ERROR. Cuando acordé, estaba viviendo una película asiática en mi cabeza. Témpano era todo menos el complemento o la dupla, o amante pasajero de mi gigante anatomía. Claro, luego estuve en la penosa posición de "darme cuenta". Y ese es el tema con los afectos, o vos cagás a alguien o alguien te caga a vos. Los motivos de la chamuscada no importan, mala cogida, poco tiempo, mucha celulitis, decepciones, larga lista de tinder, que acumuladas me dejaron el cabello como el de Einstein y que un buen día me harán preguntarle a Dios, por qué puta no mejor me lo cogí al brasuco. En una de esas epifanías, me dí cuenta de que Témpano siempre fue como cuando lo vi por primera vez. No malo, ni bueno, simplemente un enchufe al que no hay que meter los dedos. Y OJO que no culpo a Témpano, el problema es MÍO, 100% hijoeputez mía, soy yo la que esperaba más. De hecho, el pobrecito Témpano no tiene ni la más puta idea de lo jodidamente lejos que ahora estamos. Me sacudí la pelotudez, el ataque de debilidad sufrido, la terquedad, la ilusión de que en este puto mundo existe alguien o algo que pueda ser una luz dentro de mi oscuridad, y que lo que a vos te parece pedir poco, no más que unas mentiritas y unas pocas lineas calientes al día, para otros puede ser pedir to much. Ajá, yo también tengo mi corazoncito, resabios de la ñoñez que me bañaba hace tiempo y que reaparece de vez en cuando de las más insospechadas maneras. Pero me cago! Yo pues me recontra cago! El acting de superada siempre fue mi favorito para enfrentar mis pérdidas. Las mínimas y las incalculablemente grandes. Este ángel ya se corrompió, y sus alas otrora blancas, ahora están manchadas con petróleo, mierda de caballo y vómito de borracho. Son tóxicas, apestan y si les acercás un fósforo seguro arden más que el infierno. This is the end, diría la Adele.
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keibel