Dije las dos palabras más hermosas que el mundo podría haber inventado. Dije dos palabras que tenía guardadas en el fondo de mí ser. Dije dos palabras que jamás había pronunciado. Dije esas dos palabras que volaban distraídas por mi estómago… palabras que me pedían ser gritadas cada vez que se cruzaban nuestros ojos.
Dos palabras que viajaron muchos años para ver la luz del sol. Llegaron a mi garganta hace varios días… y esperaron pacientes la oportunidad para ser dichas.
Dije las dos palabras que nunca escuche, dije las dos palabras que más duelen y más gustan, dije las dos palabras más hermosas jamás dichas… y no supiste que hacer con ellas.
Largue esas palabras al mundo y el viento las arrastro lejos mío…
Una noche lluviosa de noviembre, dije dos palabras. Y me condene junto con ellas.