Me he sentado en mi ventana
Y he visto a un niño pasar
Y me ha recordado a mi niño
Tan pequeño, tan hermoso y risueño
Que, a la vez, me recuerda a otro niño
Pequeño, apagado y solitario
Y en esa sintonía tríptica de niños dispares
Ese último se vuelve un joven de manos suaves
De pasos calmos y mirada profunda
Cámara en mano
Recorriendo los rincones de una ciudad maldita
Buscando en los rostros de mujeres ajenas a aquella que desconoce
 
Me he sentado en la ventana
He abierto un paquete de cigarrillos malos y con desprecio los he arrugado todos
He bebido de mi cerveza y releído los viejos cuentos
He mirado a mi niño durmiendo su siesta de niño
Y la ventana por donde pasan mujeres ajenas
Que traen de nuevo los recuerdos aciagos…